10 de abril de 2011

Japón - Takayama - Museo Kusakabe - Casa Yoshijimake

De casa en casa

Desde el Santuario Sakurayama Hachimangu  vamos hacia el barrio Shimonimachi-ojimanchi, donde hay edificios históricos protegidos. Visitamos el Museo Kusakabe (Kusakabe Mingelkan), en la orilla oriental del Miya-gawa. Por supuesto hay tatami en el suelo, con lo que hay que descalzarse para entrar.


Era la casa y almacén de un comerciante y presamista, y se ha mantenido su interior con los objetos utilizados en su vida cotidiana, con muebles en madera, altares, elementos de decoración.


Destaca la zona destinada a cocina, que se encuentra nada más entrar en la casa, con el fogón y la tetera colgando.


Un lugar del que comienzo a prendarme y a entender algo de la tranquilidad del carácter japonés son sus patios-jardines interiores, verdaderos reductos de paz y belleza, con preciosas linternas de piedra. Ya me gustaría poder tener uno de estos en casa, aunque la condición fuera poner alguna chicharra.


En el jardín no falta el lugar de donde recoger el agua para preparar el té. 


Lo más destacable de estas casas antiguas son sus entramados de madera, tal y como también vimos en la Mansión Phung Hung en Hoi An, en Vietnam.


Terminada la visita nos invitan a un té frío y a una galleta de arroz; el té frío es de agradecer con aplausos por mi parte por las altas temperaturas que tenemos. Las visitas de la mano de nuestra guía se han terminado por esta mañana, y el grupo emprende el camino de vuelta hacia el hotel, que es donde comeremos, pero nosotros aprovechamos que al lado de este museo se encuentra otro lugar visitable, la casa Yoshijimake


La bola encima de la puerta de entrada avisa que es la casa de un comerciante de sake, y con ella se invoca la protección de la cosecha y la producción. 

Su estructura es similar a la anterior, con suelos de tatami, paneles de arroz, aunque en este caso más sencillos y no tan decorados. Quizás es algo más sobria.


No falta el fogón con su olla. 


Ni su patio interior, que es de dimensiones más reducidas, menos frondoso y menos espectacular que el de Kusakabe. 


Lo que nos gusta más de esta casa es su entramado de madera de vigas transversales y pilares. La forma es la misma, casi todo es igual en las dos casas, posiblemente fuera el color de la madera o la soledad en la que la visitamos que nos facilitó el disfrutarla más tranquilos a pesar de las prisas con la que íbamos.


Corriendo nos vamos al hotel para la comida y llegamos justo cuando todos se están sentando, hoy nos toca comer con Sumitsu de compañía, con lo que aprovechamos a preguntarle cosas sobre ella y su español, no todo es saber sobre Japón.

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