13 de abril de 2011

Japón - Shirakawa-go -

Manos en oración


Por la mañana temprano salimos en autobús de Takayama, y los empleados del hotel se despiden de nosotros, nuestra guía nos señala que debemos responder a sus gestos de despedida. Vamos recorriendo paisajes montañosos, y descubriendo que Japón tiene mucho campo y montaña para descubrir, y llegamos al valle de Shokawa, a la zona de Shirakawago, designada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.  

Nuestra primera visita es la casa de la Familia Toyama, construida alrededor de 1827, y en la que vivieron más de 40 miembros de la familia a la vez, ya que el hijo mayor es el que hereda la propiedad, pero también hereda toda la familia. Fue convertida en museo en 1967.


En su interior, instrumentos y ropa de trabajo. Las familias de este valle generalmente se dedicaban a la cría de gusanos de seda, labor que se realizaba en las plantas altas porque allí podían ir variando la luz, el calor y el aire en las diferentes etapas de crecimiento.


Las casas constan por regla general de tres o cuatro plantas. Nos volvemos a encontrar con un entramado de vigas y travesaños enlazadas sin clavos,en este caso se utilizan cuerdas de esparto.


Enfrente de la casa y cruzando la carretera se ve un torii y unas escaleras, que aparte de llevar a un santuario deben llevar a unas buenas vistas sobre la zona, pero nosotros no nos podemos escapar del rebaño, digo del grupo. 


Pasear entre las casas y edificios del pueblo nos ofrece las estampas más bucólicas de todo el viaje. 


De las 1.800 casas originales sólo quedan 150, a las que van restaurando los tejados y el interior, algunas de ellas se convierten como la casa Toyama en museos. Todas las casas tienen la misma orientación para provocar las corrientes, ya que en Shirakawa-go los vientos soplan siempre de norte a sur.


Subimos hasta un mirador para contemplar el conjunto de las casas, que se llaman gassho-zukuri, nombre debido a sus pronunciados tejados de paja con forma de gassho (manos en oración). El clima requiere tejados robustos y en pendiente que soporten las pesadas nevadas y desagüen rápidamente la lluvia para que la paja no se pudra. Los tejados tienen una inclinación de 60º, más que en el resto del país, donde como mucho tienen 45º.


Bajamos de nuevo al pueblo y en las tiendas (el turismo siempre atrae el comercio) algunas se dedican a hacer un poco el payaso...o mucho. 


No faltan los campos de arroz, de un verde intenso, donde de cuando en cuando algunas flores rompen la monotonía. 


Nuestra guía nos lleva a conocer un templo, pero nuestra sorpresa es total al entrar y comprobar que entramos en otra vivienda, vamos recorriendo sus estancias y los almacenes, vamos todos con cara de interrogación.


Al final resultó que después de todo se entra en el templo de Myozenji.


La zona es realmente bonita y supera las expectativas que tenía al haber leído sobre ella. Poder ver el valle cubierto de nieve tiene que ser una bonita experiencia, aunque seguro que muy fría.

Hoy nos toca comer en un restaurante de carretera, parece que realizado para soportar las hordas de turistas que visitan la zona, y además nos toca comer en el suelo como corresponde, y aquí no hay manera de escaquearse. La comida se compone de algo parecido al shabu-shabu, pero la carne no se hace sobre un caldo de verduras sino sobre una pequeña plancha individual y sobre una salsa espesa que no está mala pero de la que desconozco su composición; cada uno con su infiernillo para guisar al gusto. El acompañamiento es más de lo mismo.


Como véis es muy parecido al del restaurante Cha Ca La Vong en el Barrio Antiguo de Hanoi en Vietnam. 

2 comentarios:

  1. Shirakawa-go es una preciosidad de pueblo ^^ ojala yo tuviera la suerte de ir algún día! Que envidia!
    Geniales las fotos y la explicación de cada una :D!

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  2. Hola Kasumi. Shirakawa-go como dices es una preciosidad, y espero que puedas ir algún día a conocerle; aunque por tu nick y por tu blog creo que en Tokio te encontrarías en tu ciudad. Arigato.

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