14 de abril de 2011

Japón - Kanazawa - Higashiyama

Memorias de una geisha


Dejamos Shirakawa-go en autobús para ir a Kanazawa, una antigua ciudad castillo que conserva muestras de su ilustre pasado, aunque lo que nos llama la atención al salir a la calle después de haber dejado las maletas en el hotel es una escultura de una enorme tetera  a modo de pequeña plazoleta al lado de la estación de trenes, a la que fuímos en busca de información de autobuses por la ciudad. 


Kanazawa fue la capital del antiguo feudo de Kaga, gobernado por la escuela budista Jodo Shinshu como una república autónoma a partir de 1488, que fue conquistada por el shogun Nobunaga en 1583. Al no disponer de industria no fue objetivo militar durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que conserva numerosos monumentos históricos. 

Nuestra guía nos da información de lo que podemos conocer esa tarde que tenemos libre y nos vamos a tomar un autobús, que nos sorprende por tamaño, en el que subimos parte del grupo porque no podemos todos a la vez, y donde el conductor no nos cobra  pero nos da el billete y se limita a sonreírnos y a decirnos (como puede) que ya le pagaremos, con lo que le hacemos caso, para eso es el jefe. 


Con este divertido medio de transporte, en el que los más altos tienen que encogerse un poco, nos dirigimos hacia el barrio de las geishas, Higashiyama, que resulta ser una preciosidad. Nos bajamos del autobús sin pagar la mayor parte de nosotros y el conductor nos deja así como los demás ocupantes del mismo.


Este es uno de los tres antiguos distritos de geishas que quedan en la ciudad, el mejor conservado, que se encuentra al nordeste de la ciudad. Los otros dos son Kazue-machi, junto al río Asanogawa y Nishi-Chaya-gai, al sudoeste. 



Higashiyama fue establecido en 1820 y fue el barrio de ocio más elegante fuera de Kioto y Edo. Las liternas de las calles y los edificios con sus celosías de madera ahora albergan restaurantes lujosos (cerrados la mayoría cuando paseamos) permanecen igual que en el siglo XIX. Sólo quedan 20 geishas. 

Son dos calles principalmente, la anterior en las dos fotos y otra paralela. 


Visitamos una casa de geishas u ochaya o casa de té, Shima (1-13-21 Higashiyama), construida hace casi doscientos años, que se ha convertido en un museo. En la planta de abajo estaba la cocina, las habitaciones de dibujo o para vestirse. En la planta de arriba los cuartos donde dormían, y para descansar esos altivos y delicados moños un instrumento casi de tortura para que no se deshiciera. 


Hay cuartos con una pequeña exposición de instrumentos con los que deleitaban a sus clientes.


 Las ventanas dan hacia el plácido jardín y los tejados. Nos hemos trasladado a otra época.


Al lado de Shima hay otra casa de té, Kaikaro, pero estaba cerrada y no pudimos visitarla.

Casi cuando estamos a punto de marcharnos del barrio, la suerte nos acompaña y nos encontramos con una geisha, que parece que estaba realizando una entrevista, porque llevaba a varias personas con grandes cámaras que intentaban evitar el acoso de los turistas. 


Su porte era majestuoso, suave y dulce al caminar y en sus movimientos.

Yo no confiaba mucho en encontrarnos con alguna, pero afortunadamente lo hicimos.


Aunque la película de Memorias de una geisha está ambientada en el barrio de Gion en Kioto, ahora es el momento del tráiler. 

Y una canción para el recuerdo, sobre todo para los de mi generación:




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