Salimos del Recinto Real y pasamos por dos estanques o piscinas, que serían para las abluciones y que ahora suelen utilizar los niños para bañarse, pero por aquí tampoco había ninguno, parece que se van por los templos más transitados y este palacio ruinoso y sus aledaños no está en su ruta o es demasiado tarde para estar ellos en busca de los últimas turistas.
Llegamos hasta la Terraza del Rey Leproso, de solo 25 m en su base, construida en el siglo XII y donde posiblemente antes existía un pabellón con habitaciones reales.
La terraza es una pequeña plataforma a 7 m de altura a la que se puede subir afortunadamente por unas escaleras.
El nombre de la terraza se debe a una escultura desnuda, sin sexo y sin cabeza (la cabeza que lleva es postiza), cuya estatua original está en el Museo Nacional de Phnom Penh, sobre la que se han elaborado diversas teorías: que dos reyes tenían la lepra, uno de ellos Jayavarman VII, el del templo del Bayon, el de las caras, y que la estatua correspondería a cualquiera de ellos, pero no tiene gran fundamento esta suposición; la otra teoría, a la que le dan más probabilidades es que en la terraza se instaló el crematorio real y la estatua representa a Yama, diosa hinduista de la muerte. Aunque la más lógica de todas es que la estatua no tiene sexo porque se dañó (uy que daño).
Los muros de la terraza por su parte externa están decorados con tallas, bloques de piedras labrados y encajados.
La terraza esconde un secreto, en el lado sur hay un muro interno con más tallas, te sientes desvelando parte del misterio aunque seamos unos turistas más de los que entran aquí, pero son sensaciones especiales. Muchas de las tallas se han perdido e incluso no se llegó a terminar la obra con lo que hay paredes lisas. Hay figuras de apsaras, reyes con diademas, soldados, princesas, nagas, criaturas marinas...de todo un poco.
Desde la terraza se contemplan enfrente las 12 torres del Prasat Suor Prat o Templo de los Bailarines en la Cuerda Floja, construidos a finales del siglo XII durante el reinado de Jayavarman VII. Reciben este nombre porque unos artistas actuaron para el rey sobre cuerdas extendidas entre las torres.
Se cree que podían formar una guardia de honor flanqueando la avenida de la Victoria, y también que se usaron para juicios públicos, durante los cuales las dos partes eran encerradas en dos torres hasta que una de las partes sucumbía a las enfermedades demostrando su culpabilidad (y nos quejamos de nuestra justicia).
Parece que los árboles fueran a jugar a esconder las torres con su follaje.
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