Desde Gawdawpalin Pahto vamos en coche junto al río Irrawaddy, donde se sitúa
Bupaya, una estupa custodiada por dos chinthes y una pareja de “huevos”
(si es que estos birmanos budistas no dejan de sorprendernos con algunas
de sus imágenes, seguimos en un mundo de fantasía y de parque de atracciones).
Las columnas de la sala
del santuario están decoradas con mosaicos de cristal, y nos parece más bien
anodina (muchas son así, pero supongo que a estas horas del día, el
cansancio ya hace estragos, sobre todo el cansancio visual).
La
leyenda cuenta que la estupa fue construida por el rey Pysusawthi a
finales del siglo XIII, por lo que sus orígenes son anteriores a todos
los templos de Bagan, y esta leyenda se ha confirmado al aparecer unas
tablas enterradas con la figura de Avalokitesvara, encontradas tras el
terremoto de 1975. Pyusawathi liberó a Bagan de cinco plagas (cuatro de animales: pájaro,
tigre, cerdo, ardilla), y una de procreación masiva de plantas bu
(una planta muy similar a la calabaza) en la ribera del río. El terremoto destruyó la
pagoda original, cuya construcción los técnicos dataron alrededor del año 850,
y la actual es una reconstrucción, en la que utilizaron
hormigón en lugar de ladrillo (tiempos modernos...).
Claramente Bupaya significa “estupa calabaza”.
Claramente Bupaya significa “estupa calabaza”.
No
es especialmente bonita en sí misma, pero sí resulta curiosa, está casi
perfectamente dorada, y con el sol brilla mucho más. Tiene la ventaja de
estar junto al río, por lo que la visión en conjunto resulta hermosa.
Junto a la pagoda está el embarcadero de los botes que realizan paseos por el río Irrawaddy, sobre todo para el atardecer (cuando se tiene la inmensa suerte de disfrutarlos).
Lo mejor de Bupaya, su situación junto al río, que la hace especial y diferente, sacando su mejor dorado fulgurante.
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