El
pecho de la reina
Hoy salimos definitivamente
de Mandalay, a las 8.30 nos reunimos con Myo, desayunados, check-out realizado
y maletas preparadas. Myo vio en la guía de viaje que preparo (lo que mi pareja llama guía diabólica)
apuntada una pagoda que no estaba incluida en el tour, y como chico listo ha
decidido que hoy podemos pasar a visitarla en ruta, detalle que le agradecemos
enormemente, y así me ha evitado el tener que pedírselo (pero esto es así de viaje, preguntar a los guías me
apetecería ir a este sitio, ¿tú me llevas?, y ellos cuadran las visitas y actividades en la medida en la que se puede; eso sí, sin exprimir).
Por tercer día
consecutivo cruzamos el río Irrawaddy por el puente Yadanabon, y llegamos a
Sagaing; en el camino pagodas, monasterios… imposible parar a ver todos
aquellos que de primera impresión te llaman la atención, sería un viaje
interminable (y cómo nos pierden unas ruinas a primera vista a nosotros).
Paramos en Kaunghmudaw Paya, la estupa
más famosa de Sagaing (exceptuando las situadas en la colina), pero como siempre
entramos en coche y no podemos hacer fotografías de su puerta de entrada ni de
sus chinthes, cuya posición nos resulta extraña, ya que no están en el exterior de la puerta, sino en el interior.
Desde la entrada a la
pagoda se ve mejor esta situación, y por supuesto el camino que conduce a
ella está flanqueado por puestos de cerámica principalmente y algunos de souvenirs y artículos religiosos.
Ya en el interior, la pasarela cubierta de acceso, con puestos de venta, que no pueden faltar nunca, las columnas
están decoradas con mosaicos de cristal.
La pasarela lleva a
uno de los santuarios, con su imagen de Buda. Sobre la puerta de entrada reloj marca la hora, y
luego la temperatura, con lo que Buda nos informa que nos vamos a deshidratar y nos convertiremos en un charco
si a estas horas ya tenemos estos grados; solo falta que marque el porcentaje
de humedad para terminar de impresionarnos.
Desde el santuario se
accede a la terraza exterior que rodea la estupa principal, en la que se van sucediendo los santuarios como
por el que hemos pasado y desde ellos entradas y salidas al complejo por otras pasarelas (como en la mayoría de las estupas, cuatro entradas en los puntos cardinales y un santuario en cada una de ellas). En la
terraza hay más puestos de venta (ya no se conforman con las pasarelas de acceso), con un gran surtido de palos para elaborar
thanaka, la pasta-crema birmana para protegerse del sol.
La estupa -también
conocida por su nombre en pali, Rajamanicula-, se construyó en 1636 por orden
del rey Thalun para conmemorar el establecimiento de la capital en Inwa. Tiene
una altura de 46 m y una circunferencia de 171 m, inspirándose su forma en la
pagoda Mahaceti de Sri Lanka, y esta forma redonda es la que la hace singular,
forma que dice la leyenda que representa el pecho de una reina birmana. Ahora
la estupa luce dorada pero originalmente era blanca.
Alrededor de la
estupa hay 812 pilares de piedra –a modo de pequeña muralla-, que parecen bolos,
de casi 1,5 m de altura, con un orificio donde colocar una
lámpara de aceite, acto que se suele realizar durante los festivales, y que
tiene que ser una auténtica belleza si la visita coincide con esta iluminación.
En la base de la
estupa hay 120 nichos que albergan estatuas (en teoría son espíritus de nat, pero no son tan coloridos y diversos, deben representar otros espíritus o similar).
También están los
puestos planetarios.
La campana, cuya
estructura en comparación con los porteadores que decorativamente la cargan en otros complejos es
más simple, ya que se trata de una estructura.
Según vas rodeando la
estupa por la terraza vas entrando en los santuarios de los puntos cardinales.
Nosotros no hacemos una visita tan exhaustiva como en otras ocasiones, tenemos que continuar viaje, y con esta pequeña visión nos conformamos, de modo que al menos hemos visto otra forma de estupa, en esta ocasión del pecho de toda una reina.
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