Territorio cisterciense
He tenido un lapsus y me he saltado la visita a la iglesia de Santa María la Real, situada en el mismo recinto de la iglesia de San Salvador de Valdediós. La iglesia es del siglo XIII y pertenece al
monasterio cisterciense; para construir ambos tuvieron que desviar el cauce del río. El monasterio además era propietario de
un coto de unos 7 km2, en el que había 50 molinos y granjas.
En el lado de la cabecera presenta tres ábsides.
Entramos
por la que llaman puerta de los Muertos, ya que por aquí salían los
ataúdes de los monjes para ser enterrados en el cementerio; sobre ella
que hay una inscripción del siglo XIII.
La
iglesia fue la más grande de Asturias hasta la construcción de la
catedral de Oviedo; su interior presenta tres naves y cinco tramos.
Aunque su decoración en principio parece bastante sencilla, presenta elementos interesantes, como el altar de la capilla situada a la izquierda del altar principal.
La silla del abad data del siglo XVI.
En el altar de piedra, en la parte interna, hay un hueco para colocar la reliquia (creo que es la primera vez que encontramos este detalle, o por lo menos que somos conscientes de su existencia).
El
retablo data de mediados del siglo XVII en sustitución de otro
anterior. Está realizado en madera de castaño, y es obra del taller de
Manjoya.
En el retablo, aparte de las típicas imágenes de
santos, hay otras figuras que resultan curiosas, como la de este diablo
convertido en parte de una rueda con el maligno propósito de que no se fundara el monasterio.
En otra representación se ve a Bernardo de
Claraval, el gran desarrollador de la orden cisterciense; está en la cama,
acompañado por San Lorenzo, la Virgen y San Benito de Nursia, fundador
de la orden benedictina.
También resulta curiosa esta figura, que se asemeja a las precolombinas.
En las naves hay un altar con la figura central de la Virgen y el Niño, escoltada en los lados por San Roque y San Sebastián.
En otro altar destaca la figura de Santiago Matamoros montado en un caballo blanco.
Y en el último altar creo que se encuentran las figuras de algunos mártires, de los que no recuerdo sus nombres.
El
coro está situado en el piso superior, y su sillería de madera es la
segunda más antigua de Asturias. El órgano es de gran
consideración en la comunidad.
En una de las bóvedas destaca la estrella de David.
Otra de las curiosidades es una columna con ménsula y rostro humano, desafiando a las reglas arquitectónicas del Cister, que prohibía estas representaciones.
Desde
la iglesia accedemos al claustro del monasterio, construido entre los
siglos XVI-XVIII, ya que ha sufrido dos incendios y una inundación, por lo que ha sido remodelado en varias ocasiones.
En el claustro, como en la mayoría de ellos, hay tumbas tanto en el suelo como encastradas en las paredes.
Salimos
de la iglesia por la fachada principal -con tres puertas, una por cada nave-, junto a esta puerta se encuentra la de la entrada al monasterio, todavía en activo.
La portada central está más ornamentada, con piedra policromada, y conserva detalles labrados de los capiteles de las columnas.
Ahora sí podemos visitar la iglesia de San Juan de Amandi.
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