De playa en playa 2
Desde el cementerio de Niembro continuamos ruta hasta la localidad del mismo, Niembro, para acceder a
la playa de Toranda, escenario donde se rodó la película El
orfanato.
No muy lejos se encuentra la playa
de Torimbia, aunque su acceso no es tan fácil, ya que hay que bajar
andando, que eso no es lo malo, sino la subida después. En esta playa hay que tener cuidado con la marea, porque si te
descuidas allí te quedas, pero para siempre. Nos conformamos con disfrutar su belleza desde
el mirador, donde hay una silla de director de cine, ya que aquí se
grabaron escenas de la película El abuelo.
No
solo la playa es bonita, es todo el paisaje que tenemos a nuestro
alrededor. Caminamos un poco por un sendero que parte del mirador tanto
para estirar un poco las piernas como para disfrutar del momento.
Desde el mirador también se puede ver la playa de Toranda.
Las montañas, los prados, las aldeas…
Volvemos
a pasar por la playa de San Antolín de Bedón y ahora nos paramos junto a
la desembocadura del río Bedón o de las Cabras.
En
otras ocasiones que hemos viajado por Asturias y esta zona no hemos
sido capaces de encontrar la entrada a la coqueta playa de Gulpiyuri, no
encontramos su señalización y en aquellos entonces el GPS no existía, y
si existía lo desconocíamos o no teníamos acceso a él. Me imagino que en temporada alta el parking de la playa y la propia playa deben colapsarse, a no ser que se imponga un cupo para no masificarla, así que a pesar de no darnos un chapuzón es una bendición contemplarla en mínima compañía.
Es una playa
interior, a 100 m aproximadamente del litoral costero, por lo que está semioculta, lo
que la convertía en casi secreta, pero ya es un secreto a voces. El agua
del mar entra hasta ella a través de un túnel entre las rocas y en 2001
fue declarada Monumento Natural. Impresionante, tanto que es difícil
resistirse a meter los pies, a pesar de la temperatura del agua, que no es precisamente caliente ni templada.
Caminamos
un poco por los alrededores y encontramos una visión de la playa desde
una posición más elevada. Se puede llegar hasta las rocas por las que
pasa el agua, rocas que cuando el agua las golpea con fuerza se produce el
sonido de los llamados bufones, pero esto lo dejamos para otra ocasión
que el tiempo nos apremia y no hemos venido preparados para hacer al menos un
picnic ligero (mala previsión).
Con la hora pegada en nuestros estómagos hacemos la última parada en la playa de Cuevas del Mar.
La fuerza del mar es la que ha creado pequeñas cuevas en las rocas, de las que recibe la playa su nombre.
Paramos
en la localidad de Nueva, ¡tenemos hambre!, pero hemos llegado muy
tarde, la sidrería acaba de cerrar sus fogones -por un pelo fino no hemos tenido suerte-, con lo que en el primer
bar en el que nos dejan pedir cualquier montado, ya preparado y frío por
supuesto, nos conformamos, hoy cenaremos antes.
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