Buscando
el agua
Desde la plaza de los Golfines se accede a la plaza de San
Jorge, considerada como el corazón de la ciudad monumental, creada en la
restauración realizada en los años 1964-1965, cuando eliminaron una fuente que había en ella.
La plaza está
presidida por la iglesia de San
Francisco Javier, construida en estilo barroco en el siglo XVIII con la
fortuna de un jesuita de la familia Figueroa. El hecho de estar en altura sobre
la plaza le da un aspecto más monumental, presentando dos torres cuadradas y blancas, rematadas por chapiteles piramidales. En la hornacina de la puerta de entrada hay una imagen de San
Francisco Javier, sobre ella, el escudo de Castilla y León. Desde 1899 la iglesia es
custodiada por los padres misioneros de la Preciosa Sangre por lo que también
es conocida como iglesia de la Preciosa Sangre y no se profesa el culto
religioso en su interior.
A la izquierda de la
iglesia, el Convento-Colegio de la
Compañía de Jesús.
En las escaleras de
acceso a la iglesia hay una hornacina en la que se encuentra la figura de San
Jorge, patrón de la ciudad, por supuesto matando un dragón; es una obra de José
Rodríguez.
Subiendo por la
escalera lateral de la derecha, que es la calle, se encuentra la casa
de los Becerra, mandada construir por el noble Luis de Becerra, a finales
del siglo XV, aunque no la disfrutó mucho ya que pasó casi toda su vida en
batallas, y curiosamente parece ser que murió en la cama. Aloja la fundación
Mercedes Calle y Carlos Ballesteros.
Desde la terraza de
la iglesia se ve la fachada del palacio de los Golfines de Abajo.
Caminamos (o subimos) por la calle Cuesta de la Compañía.
En esta calle, si no
recuerdo mal, es donde se encuentra el acceso al aljibe, ya que forma parte del convento de los jesuitas,
correspondiendo su techo al claustro del convento. El aljibe data de 1750, tiene
una altura de 9 m, puede albergar 1.800 m3 y el agua tiene una
profundidad de 1,5 a 2 m, siendo el más grande de su estilo en España. Recoge
agua tanto del tejado del convento como por filtración del terreno.
Junto al aljibe se ha
instalado el Centro de Interpretación de la Semana Santa, exhibiendo maquetas y
trajes usados en las cofradías y procesiones.
Un detalle a tener en
cuenta es que en este espacio hay un agujero en la cripta desde el que se ve el retablo de la
iglesia.
A la izquierda de la
calle surge el callejón de Don Álvaro... cualquier noche los gatos de tu callejón maullarán a gritos esta canción... y hasta se pueden escuchar los pasos de un hidalgo corriendo espada en mano para evitar una emboscada.
La entrada al aljibe fue la única licencia que nos permitimos, ya que la familia conocía de su reciente apertura y como es normal quería presumir de los tesoros cacereños.
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