Plazas
encadenadas
La calle Cuesta de la Compañía llega hasta la plaza de San
Pablo, donde se encuentra el convento
de San Pablo, que en 1499 no era más que un recogimiento de beatas que
organizó la hermana Juana González. En 1519 Paulo II autorizó a la fundadora
para erigir un convento bajo la Regla y Orden Tercera de San Francisco, y hoy
lo habitan religiosas de clausura de la Orden de Santa Clara.
En la plaza destaca
el palacio de los Cáceres-Ovando y
la Torre de las Cigüeñas, que recibe
el nombre por el gran número de cigüeñas que anidaban. Fue construido entre 1466 y
1480 sobre las ruinas del palacio árabe por Diego de Cáceres Ovando y su mujer
Isabel Flores.
La torre es más alta
que las torres del resto de palacios de la ciudad, porque cuando Isabel la Católica
mandó desmochar las torres cacereñas como un símbolo de cercenamiento del poder
de los nobles, por su apoyo a Juana la Beltraneja en su lucha por el trono
de Castilla, hizo una excepción con esta torre, ya que el capitán Diego de
Cáceres Ovando era miembro de su Real Consejo. En la década de 1940 fue
reformada para alojar la sede del Gobierno Militar.
Desde la plaza de San
Pablo a la izquierda surge la plaza de
las Veletas, donde se encuentra el palacio
de las Veletas, construido en el siglo XV y reformado a principios del XVII,
que alberga el Museo de Cáceres. Es
un edificio singular ya que no posee elementos defensivos, y debe su nombre a
las veletas que se encontraban en la balaustrada que remata el edificio.
La plaza de San Pablo
está unida a la plaza de San Mateo,
donde está la iglesia de San Mateo, en
la parte más alta de la ciudad, levantada sobre un solar ocupado por una
mezquita. Presenta elementos góticos, renacentistas, platerescos y barrocos.
Con exactitud no se sabe su año de construcción, siendo citada por primera vez
en 1345, siendo reformada y ampliada en siglos posteriores.
La plaza está cerrada
hacia el otro lado por la construcción moderna del Hotel Restaurante Atrio, que
al menos presenta piedra en su fachada, aunque su factura se nota demasiado
moderna, y eso que este no es el diseño original planteado por los arquitectos
Mansilla y Tuñón, mucho menos respetuoso con el entorno medieval en el que se
sitúa, pero la ciudad se puso en pie, se manifestó en contra y tuvieron que
cambiarlo, aunque en la parte izquierda de la fotografía se ve asomar un cubo
blanco que desentona con todo. El espacio consta de dos palacios, uno propiedad original y
otro cedido por la Junta de Extremadura.
Siempre he estado a
favor del contraste arquitectónico, no tiene porque desmerecer en absoluto y
pueden ganar todos, pero en esta ocasión creo que estamos en un caso especial, un
casco antiguo bien conservado y comenzar a abrir el melón de la modernidad
arquitectónica sería perder la esencia de este corazón medieval, y de ahí a
perder el corazón completo sería paso tras paso. ¿Las estrellas Michelin pesaron en la
decisión del Ayuntamiento?
A la izquierda del
hotel restaurante, la casa de Diego
García de Ulloa “el Rico”, fundador del Monasterio de San Francisco, que
fue el encargado de entregar las llaves de la ciudad a Isabel la Católica en
1477. ¿De día o de noche?, ¡pues ambas claro!
Termina de cerrar la
plaza la bonita Torre de los Sande,
una de las torres más antiguas de la ciudad, construida en el siglo XIV. Tapizada con hierba es un lugar con mucho encanto.
En la actualidad la
torre alberga un restaurante, donde es típico celebrar banquetes, y junto a la
torre, una tapería de altos vuelos -no sé si condicionada por la cercanía de Atrio- pero que le falta algo de chispa gastronómica, por lo
menos cuando tuvimos la ocasión de cenar en él.
Desde la plaza de San
Mateo una calle conduce hasta la casa
del Águila, que perteneció a los Sande. A la derecha está la casa de los Solís o casa del Sol, una casa fortaleza
construida en el siglo XV, reformándose en el XVI. Sobre la fachada destaca un
sol con rostro humano con rayos solares mordidos por ocho cabezas de serpiente.
Parece ser que los Solís consiguieron el título nobiliario por un servicio
realizada a la Reina, llevando un mensaje desde Cáceres a Valladolid cabalgando
durante una sola jornada. La casa está habitada por la orden de los Padres de la
Preciosa Sangre.
Desde la plaza de San
Mateo sale la calle de San Pablo.
Más adelante, a la
izquierda, la calle de los Perero.
¿No os apetece daros un paseo por la Ciudad Antigua de Cáceres? Yo ya estoy deseando volver, me ha entrado mucha nostalgia preparando estas entradas.
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