Pasajes
y cités
Tras salir del Parque Quinta Normal y dar una pequeña vuelta por el exterior, tomamos la calle Catedral y giramos por la
calle Maipú, comenzamos a caminar por el barrio
Yungay y al igual que nos ocurrió durante nuestros paseos por los barrios
de Bellavista y Patronato nos volvemos
a encontrar con pintadas y grafitis, de los segundos algunos con mejor estilo y
definición que otros, que las primeras no son nunca buenas, aunque algunas
puedan ser mensajes para remover conciencias.
Los edificios, al
igual que en los anteriores barrios mencionados, se alternan entre casas
bien conservadas y restauradas con algunas en total proceso de abandono y
destrucción; así como casas más de tipo popular con otras de más poderío económico,
ambas salpicadas con edificios de nueva construcción... una mezcla que no sé definir si
interesante, curiosa, efectiva, ciertamente no sé el adjetivo que aplicar.
Giramos por la calle
Compañía de Jesús para alcanzar el pasaje
o cité Adriana Cousiño, que nos parece realmente encantadora, un lugar en
el que a simple vista apetece vivir (otra cosa es el barrio en sí, que está
sufriendo una regeneración, porque por la noche no tiene buena fama).
Alrededor de 1840 el
espacio entre el centro de la ciudad y el área de Quinta Normal estaba ocupado por tierras
de cultivo que se fueron urbanizando con viviendas para las clases obrera y
media. Los primeros edificios eran las llamadas “villas”, casas grandes que
disponían de amplios terrenos, pero a medida que la demanda de vivienda
aumentaba, se comenzaron a construir las cités y los conventillos.
Las cités eran
conjuntos de viviendas con una sola entrada desde la calle, y su nombre se debe
a que recordaban a las ciudades medievales. Los conventillos eran cuartos
agrupados alrededor de un patio con una entrada a la calle. Ambas fueron
construcciones de urgencia para intentar acabar con los insalubres “cuartos
redondos” o viviendas de una habitación cuya única ventilación era la puerta de
entrada. Dado que Adriana Cousiño tiene doble entrada, es un pasaje y no una
cité, y además sus casas parecen más grandes que las que a simple vista parecen encontrarse en las cités.
Atravesamos el pasaje
Adriana Cousiño para salir al paseo Huérfanos, donde a continuación, en
dirección a la calle Maipú, se encuentra la cité Huérfanos, que nos recuerda en el colorido, no así en el estado de uno de sus laterales, al que vimos en el barrio Bellavista.
Continuamos caminado
por la el paseo Huérfanos y tras pasar la calle Maipú y antes de llegar a la
calle Esperanza surge a nuestra izquierda el amplio pasaje Lucrecia Valdés.
En el pasaje hay casas que han sido reformadas recientemente, con lo que lucen sus fachadas con esplendor y alegría. Viéndolas parece que quieren hacer un barrio "in" de esta zona, por lo que supongo que sus precios no serán precisamente económico.
Atravesamos el pasaje
para salir de nuevo a la calle Compañía de Jesús, por la que caminamos y en la
que antes de llegar a la calle Libertad, a mano derecha se encuentra el pasaje Hurtado Rodríguez, donde algunas
de las casas están siendo rehabilitadas.
Atravesamos este
nuevo pasaje (los vamos cruzando todos para poder abarcarlos) y salimos nuevamente al paseo Huérfanos (esto es girar y girar,
volver y volver), donde en la esquina surge una construcción de aspecto
descuidado pero con una llamativa figura decorativa en la
fachada. Esto es solo una muestra de la cantidad de detalles en fachadas,
ventanas, puertas, que se pueden encontrar en estas viviendas, motivo suficiente para darse un paseo con calma, y no de todas
hay fotografías, que daría para un álbum muy completo.
A continuación surge
otra cité, ahora sin nombre conocido por mí.
Continuamos por el
paseo Huérfanos hasta la calle Libertad, donde giramos a la izquierda para
caminar por esta calle, contemplando sus graffitis.
Un mapa del pequeño pero interesante paseo:
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