Rumbo
a la Patagonia
Nuevo madrugón, nos
recogen a las 6.30 de la mañana, y como habíamos tenido la desorganización del
horario del traslado y las excursiones, sinceramente estamos en recepción con
las maletas con algo de intriga y preocupación. Pero no, a la hora señalada aparece
Gonzalo a buscarnos, es el mismo joven conductor que realizó nuestro traslado desde el aeropuerto de Calama a San Pedro de Atacama.
En el camino de San Pedro de Atacama a Calama disfrutamos de nuevo del bonito paisaje de
montañas que nos rodean, y del amanecer, aunque hacemos pocas fotografías, el
cansancio se nota en nuestros cuerpos, y en nuestras bocas, que permanecemos
gran parte del viaje en completo silencio, con lo que para contemplar este paisaje hay que mirar el viaje de ida.
Nuestro vuelo sale a
las 9.15, y antes de las 8 estamos en el aeropuerto, en el que ya hay bastante
tráfico, tanto aéreo, no paran de salir aviones, como humano. Facturamos las
maletas y afortunadamente (o no, eso ya lo veríamos) se puede hacer
directamente a destino, ya que haremos una parada y cambio de avión en Santiago, que era una de nuestras preocupaciones, porque la
conexión era muy justa para recoger maletas y volver a facturar.
En la espera para que
abran la puerta de embarque hacemos algunas compras en la tienda, y como no hay
una sala para espera, sólo el pasillo donde se encuentran los mostradores de
embarque y la tienda, donde todos los asientos están ocupados, subimos a la
cafetería, y aprovechamos para desayunar, compartiendo un sándwich Barrros Jarpa, un sándwich de jamón y queso.
En la carta figura
una nota muy curiosa.
El embarque, como lo
fue el desembarque es directamente desde la pista.
Comenzamos el vuelo
sobre el desierto de Atacama.
LAN nos ofrece un
tentempié o aperitivo, el único que ofrecen en todos sus vuelos, pero no hay
que quejarse, en otras compañías no ofrecen ni agua, y además hoy variamos un
poco, tenemos una cookie de chocolate y almendras.
El desierto nos
ofrece sus últimas imágenes de las explotaciones e industrias instaladas en él.
Comenzamos a
sobrevolar las montañas, pero ahora no tengo la bonita visión de los Andes
nevados, como en el viaje de ida, estamos sentados para poder contemplar el paisaje del otro lado, por aquello de tener las dos visiones.
Comienza a aparecer
el agua en la costa.
Y el verde en el
paisaje.
Llegamos a Santiago
con unos pocos minutos de retraso sobre el horario previsto.
Son las 11.30 y el
siguiente vuelo es a las 12.45, con lo que tenemos una hora para deambular por
el aeropuerto, y encima damos gracias por ser solo una hora, porque la
alternativa de más tiempo hubiera consumido nuestra energía y nuestras fuerzas, después de tres días de madrugones.
Tras pasear algo
por el aeropuerto, confirmar la puerta de embarque y localizarla, nos sentamos
a esperar la llamada de embarque, que se produce al final con algo más de media
hora de retraso.
Volamos sobre
Santiago.
Si bien la aridez del
desierto de Atacama nos ha cautivado, el verde y el agua
siempre producen paz, y sus alturas montañosas no parecen tan ariscas que
cuando están tan peladas de vegetación.
Nos toca de nuevo
tomar un aperitivo por gentileza de LAN, y en estos momentos ya le empiezo
a coger manía a la cajita con el brownie, los frutos secos y la galleta (gracias por el detalle repetitivo).
El verde comienza a apoderarse
plenamente del paisaje, y afortunadamente el azul le acompaña limpio de nubes
amenazantes de lluvia, ya que esta zona central se caracteriza por tener sino
todos los días, casi todos los días una lluvia generosa y abundante; el verde tiene una
razón de su existencia.
Aterrizamos en el
aeropuerto El Tepual de Puerto Montt,
a 2.592 km de Santiago, con solo quince minutos de retraso respecto al horario
previsto, a pesar del retraso en la salida.
Vamos a recoger las
maletas y afortunadamente en la cinta transportadora aparecen las nuestras, con
lo que salimos del bonito aeropuerto de Puerto Montt, donde nos espera Apolo,
un corresponsal de la agencia de viajes que se hará cargo de nosotros durante
nuestra estadía en la zona. Al contarle el problema con las excursiones que hemos tenido en San Pedro de Atacama enseguida nos pasa su número de teléfono móvil para posibles
incidentes, comprobando además que podemos llamarle y que no nos quedaremos en
el limbo telefónico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario