Buscando la salida
Tras el estanque Hyangwonji, en la zona más al norte del recinto del
palacio se encuentra el área de Geoncheonggung (mirar mapa del palacio),
una residencia real privada construida por el rey Gojong en 1873, siendo una de
sus zonas preferidas, por lo que permanecía con frecuencia en ella, llegando a
vivir aquí durante diez años. Está construido en estilo yangban, es decir, con la madera sin decorar, como en las
residencias de los nobles. Fue el primer lugar en Corea de disponer de luz
eléctrica, proporcionada en 1887 por Edison Electric Light Company.
Geoncheonggung fue demolido por los japoneses en 1909 para construir en
esta zona del norte un museo, que tras la salida de los japoneses del país se
utilizó como Museo Nacional de Arte Contemporáneo, hasta que fue derribado en
1998.
De nuevo son varios patios y pasillos comunicados con puertas abiertas
en los muros que los rodean y por los propios pabellones de los que se compone.
Como en el palacio Changdeokgung, en donde existe un área similar a esta,
llamada Yeongyeongdang, en el recinto del Jardín Secreto o Biwon, con una zona para mujeres y otra para hombres.
Entramos primero en la zona de las mujeres, con el pabellón Gonnyeonghap destinado a la reina,
donde en la madrugada del 8 de octubre de 1895 la emperatriz Myeongseong,
esposa del rey Gojong, fue asesinada (apuñalada) por agentes japoneses, siendo
su cuerpo cortado, quemado y enterrado (la barbarie no suele tener límites) en
una pequeña colina al este. El ataque fue ideado por el embajador japonés en
Seúl, ya que la emperatriz tenía fuertes sentimientos antijaponeses y una gran
influencia sobre su marido. Atormentado por estos hechos el rey Gojong dejó
esta residencia en enero de 1896 y nunca volvió.
Paseando y girando por los pasillos, donde los tejados están a punto
de tocarse.
Se sale a una amplia explanada donde se encontraba Gwanmungak, edificio estilo occidental construido en 1891 por el
arquitecto ruso Sabatin que constaba de tres pisos. Desde él, Sabatini fue
testigo del asesinato de la emperatriz Myeonsgseong.
En el cartel con explicaciones de este edificio hay una foto en la que
se puede ver cómo era este edificio, que contaba incluso con una torre.
Entramos en la zona destinada a los hombres en Geoncheonggung, donde destaca el bonito
pabellón Jangandang, al que le cruza
una sala con un gran alero en el tejado; son realmente vistosos e impresionantes
estos tejados tan salientes, producen la sensación de que podrían salir volando.
Al ser destinado este pabellón al rey, en su interior hay un trono y el
estandarte de la dinastía Joseon.
Personalmente me han gustado mucho en los palacios estas áreas en madera
pura, sin decorar con los colores dancheong, creo que el contraste con los
tejados es muy favorecedor, y se muestra más el trabajo de la madera.
A la izquierda de Geoncheonggung, cruzando el canal de agua se sitúa una
nueva zona de recreo para la familia real, con tres edificios en línea con
diferente forma arquitectónica, lo que ya es una gran diferencia con todos los
palacios y todas las zonas vistas, aunque presenta el punto común de estar
unidos por un corredor elevado, uno de los cuales está en proceso de
restauración, por lo que al estar tapado desmerece el conjunto.
El edificio principal es el central, Jibokjae, que significa sala de recoger jade, utilizado como
biblioteca privada del rey Gojong y como un salón para recibir enviados
extranjeros. El pabellón muestra una fuerte influencia de la arquitectura china
en lugar de la palaciega coreana, como que sus paredes fueron construidas en
ladrillo, método empleado en la China contemporánea.
Las escaleras de acceso presentan los clásicos tres tramos, el central
reservado al rey, y entre estos tramos figuras de animales protectores contra
el mal, que hoy parecen más de dibujos animados que en otras ocasiones (será cuestión de los ojos y las miradas, pero que son simpáticos estos animales no creo que haya duda).
A la derecha de Jibokjae, el pabellón Hyeopgildang, que funcionaba como un anexo del anterior.
En 1876 un gran incendio en este palacio hizo que el rey
Gojong se tuviera que trasladar durante un breve periodo de tiempo al palacio Changdeokgung, regresando en 1888, y con él se llevó los edificios
de Jibokjae e Hyeopgildang.
A la izquierda el pabellón octogonal de dos pisos Parujeong, utilizado como almacén de libros… me
gustaría leer más aquí, seguro que lo haría más y mejor. Estos
pabellones hexagonales u octogonales están llenos de encanto, independientemente de que se encuentren en una montaña, en una explanada o en un estanque.
El rey Gojong también utilizó estos pabellones como salones para la
consagración de retratos de la familia real y como sala de audiencias para los
representantes extranjeros, encontrando en los registros que en 1893 concedió
cinco audiencias a diplomáticos de Gran Bretaña, Japón y Austria.
En la esquina noroeste de Gyeongbokgung se localiza Taewonjeon, un Santuario Ancestral construido en 1868 para albergar
el retrato del rey Taejo, el fundador de la dinastía Joseon y a los reyes que
le sucedieron. Esta zona es similar a su función al Santuario Jongmyo, también localizado en Seúl, y al Gyeonggijeon de Jeonju.
Se entra por la puerta Geonsukmun,
que da a un ya esperado y clásico patio.
Tras el patio una nueva puerta, Gyeonanmun,
que da directamente a un corredor cubierto, y es que cuando se trata de veneraciones y presentación de respetos, estos corredores se suelen utilizar a menudo, comi vimos en el mencionado Gyeonggijeon en Jeonju.
El corredor conduce al santuario Taewonjeon,
pero sus puertas están cerradas y no se puede ver el interior ni el retrato del
rey Taejo.
Desde el corredor y el patio al que se abre a ambos lados, a la
izquierda se puede ver, sobre un terreno más elevado, el pabellón Sukmudang.
A la derecha del corredor la bonita puerta Geongilmun, que conduce hasta el pabellón Yeongsajae, nuevamente todo cerrado.
Como el santuario principal no está abierto y nos vamos encontrando
puertas cerradas en algunos muros y por supuesto en los edificios, damos por finalizada la visita a este área y salimos al
exterior de Taewonjeon, con una amplia explanada ajardinada en la que apetece hacer un picnic y una parada de descanso, con la visión al fondo de la pagoda del Museo Folclórico Nacional.
Buscamos una salida del complejo del palacio que no sea por la puerta
principal Gwanghwamun, para evitar tener que recorrer todo el terreno del palacio, y para ello pasamos junto al Museo Folclórico Nacional, en
cuyo exterior hay una pequeña plaza o plazoleta donde encontrar nuestro
horóscopo chino.
El Museo fue creado en 1945, centrado en investigar el folclore coreano. Ya la habíamos visto desde diferentes
lugares del recinto del palacio, pero ahora tenemos frente a nosotros la
impresionante pagoda sobre el edificio, que es una imitación de la pagoda del
templo de Beopjusa, del que por lo menos vemos algo, aunque sea una imitación, porque la visita a este templo fue una de las piezas sacrificadas en este viaje, al elegir visitar la fortaleza Hwaseong de Suwon, y la roca Nakhwaam y el templo Goransa en Buyeo.
Entramos en el museo para tomar algo más que para saber sobre el folclore coreano, son las dos de la tarde, hoy
notamos el hambre y además no queremos tan mal comer como ayer, tras la visita a la prisión Seodaemun; así que compartimos un
sándwich porque yo espero poder comer en una mesa, ya sea al estilo occidental
u oriental.
El museo parece muy interesante, una toma de
contacto con Corea, con sus costumbres y sus tradiciones, que aunque muchas las hemos
ido conociendo en el viaje, con total seguridad nos hemos dejado muchas
pendientes; por ejemplo, hay una sección dedicada al ciclo de la vida, donde se
explican las ceremonias del nacimiento, matrimonio, los funerales y la
veneración de los antepasados.
En el exterior del museo hay varias exposiciones al alcance de todos.
Hay casas de estilo yangban o de la clase noble (las del pueblo hemos aprendido
que son de techos de paja, como las vistas en el Jardín de Gwanghalluwon, en Seongeup (isla de Jeju-do) y en Hahoe), que hemos visto en Jeonju y en Hahoe.
Se pueden ver los postes en las puertas de la isla de Jeju-do, en el pueblo folclórico de Seongeup, que indican si están sus habitantes o lo que tardarán en volver.
También vemos las figuras que se encuentran protegiendo las tumbas o
túmulos, como los que vimos en Gyeongju, en la tumba Gwaerung (las dos más grandes), o
tótems que se colocan a la entrada de las villas, como los Dolharabaung de la
isla de Jeju-do por ejemplo, de los que vimos una amplia colección en Hallim Park.
Y finalmente hay tótems, como los que vimos durante nuestro paseo por el Metasequoia Road) o en
Hahoe, que servían para protección de
las aldeas.
Con esta visita descubrimos que durante el viaje hemos aprendido (memorizado y recordado) mucho más de lo que nos
sospechábamos, afortunadamente para nosotros, aunque tenerlo escrito y fotografiado a través de este blog vendrá bien para cuando la memoria falle, las palabras no nos vengan a nuestras bocas, y nuestros recuerdos se vayan diluyendo muy a nuestro pesar.
La
visita al palacio nos ha llevado cuatro horas, contando la primera del cambio
de guardia, con sus dudas de si se realizaba o no por la lluvia; por lo que
para una visita exhaustiva y con tranquilidad por todos los complejos que lo
componen creo que podría llevar las cuatro horas, disfrutando de la magnífica
arquitectura, y en este tiempo no incluyo la visita a los museos, el Museo Real
a la entrada, y el Museo Nacional Folclórico, con lo que si se quiere visitar todo, la visita llevaría
casi todo el día.
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