Annyeong haseyo!
Es decir, ¡hola!, aunque su traducción literal se asemeja más a ¿estás
en paz?. Esta ha sido una de las frases más escuchadas durante todo el viaje, y
también de las que más hemos dicho,
aunque claro, la pronunciación no ha sido ni medianamente correcta a pesar de
la práctica casi continua.
En 1392 Seúl como nueva capital de Corea tenía una población de 100.000
habitantes, hoy supera los diez millones de personas, o los veinticinco si se
tiene en cuenta todo el área metropolitana, siendo sólo superada en Asia por
Tokio. Uno de cuatro surcoreanos vive en la ciudad.
Después de sufrir a comienzos del siglo XX el dominio colonial
japonés y posteriormente la Guerra de Corea, Seúl era una ciudad totalmente
destruida, que a partir de 1960 comienza a ser reconstruida y levantada como el
ave fénix (estos reyes parecen que no terminan de abandonar la ciudad y su espíritu pulula por el país en las buenas vibraciones).
Seúl fue nombrada con el nombre de Hanyang como capital por el rey Taejo, fundador de la dinastía
Joseon, a las faldas del monte Bugaksan (san
significa montaña), siendo renombrada con el nombre actual en
1945, tras la liberación de los japoneses, significando Seúl en coreano
“capital”.
Seúl se divide en 25 distritos administrativos (gu), que a su vez se dividen en barrios (dong) y es fácil recorrerlos utilizando el buen sistema de metro
que tienen, y que es aconsejable usarlo porque la ciudad es grande.
Para esta primera estancia en Seúl, ya que terminado el tour pasaremos
tres días más en la ciudad, el hotel elegido está en una zona más empresarial y
comercial que turística, en el distrito de Gangnam o Gangnam-gu, más
concretamente en el área de Samseong-dong. La elección puede parecer curiosa,
pero como estaremos tres días ahora, de los cuales dos estarán ocupados por el
tour, y solo nos quedará uno libre, ya que el hotel nos gustaba y a esta zona
no llegaríamos si no tuviéramos el hotel en ella porque la zona céntrica y más
turística, situada al norte del río Han, nos atraparía, tras un debate conmigo
misma fue el elegido, y realmente ha sido uno de los mejores en cuanto a
servicios, excepto en gastronomía, el Park Hyatt.
El tráfico en Seúl puede resultar un auténtico caos, son miles de coches
circulando por ambas orillas del río, además estamos entrando en la ciudad a la
hora punta del trabajo y es día laborable, viernes 3 de agosto, así que cerca
de las ocho de la mañana nuestro conductor nos deja en el hotel, pero la
habitación no estará disponible hasta las tres de la tarde. Podríamos haber
pagado un check-in para hacer uso de ella, pero el precio era como pagar una
noche más y si el avión se retrasaba no tenía sentido este alto coste.
Afortunadamente como el hotel dispone de una zona de spa, nos permiten hacer uso
de ella para darnos un baño caliente con impresionantes vistas de la ciudad y sobre todo de una buena y
refrescante ducha, que era necesaria y conveniente.
Desde el hotel, no desde la ventana de nuestra habitación, que no hemos
sido afortunados con las vistas, se contempla parte de esta nueva zona, amplia,
verde, moderna, y sin caos circulatorio. Podemos ver dos de sus edificios
importantes: la Trade Tower y la Asem Tower.
Desde aquí para llegar a la orilla norte donde se encuentra el casco histórico, el metro, como ya nos sucedió en Tokio, tendrá que ser nuestro
gran aliado.
El edificio de la japonesa Canon creo que dice mucho del
restablecimiento de relaciones entre estos dos países, pero no significa un
perdón coreano a las tropelías japonesas durante la colonización, más bien es una
cuestión práctica de comercio y beneficios para ambos.
Por cierto, he comenzado a leer el libro Las orquídeas rojas de Shanghái y muestra muy bien el sentimiento anticolonial o partidista que se produjo en Corea con la llegada de los japoneses.
Esta zona es la del World Trade Center Seoul, en el que a su vez se
encuentra el llamado COEX (estación Samseong), con edificios
de oficinas, centros comerciales, centro de exposiciones y congresos, grandes
hoteles, un acuario.
Ahora nuestra vista se concentra en una de las grandes
empresas surcoreanas, con una gran diversificación de productos, no solo de
automóviles que es por la que principalmente se la suele conocer, Hyundai, que también tiene centros comerciales.
En la foto destacan dos carteles anunciadores en dos lados del edificio,
que realmente no sé a que corresponden, pero que me llevan a escribir sobre la
llamada Hallyu, la ola coreana, que
yo desconocía de su existencia hasta la preparación de este viaje. La ola coreana se refiere al fenómeno de
la cultura pop coreana que tiene gran popularidad en el extranjero (me estoy
quedando atrasada en noticias y en música moderna), incluyendo tanto películas
(que de estas si conozco más pero aún me queda un largo camino porque solo me he visto una con conocimiento de causa), dramas
coreanos y sobre todo música (al estilo de lo que fueron las Spice Girls o los Backstreet Boys). Esta expansión no sólo se refiere al sudeste
asiático, donde hace auténtico furor, y creo que de esto viene el cd de una pareja musical que nos regaló nuestro guía en la parte central de Vietnam, en Hué, sino que también ha llegado a Europa y USA con fuerza.
En películas se pueden mencionar: Old
Boy (premio en el Festival de Cannes en 2004), Spring, Summer, Fall, Winter and Spring (premio en el Festival de
Locarno en 2003), Chwihwaseon, Secret Sunshine, y muchas más. Yo sólo
me he visto una protagonizada por el actor de Old Boy y el guaperas llamado Lee Byeong-heon, Encontré al diablo, que
es de una violencia tremenda, y me parece que todas andan por el tema de la
violencia a diestro y siniestro, de ajustes de cuentas, de locos malos, de
malos sin estar locos, o de amor, mucho amor.
En música aunque he intentado ponerme las pilas, no me ha captado
demasiado y es que parece que los años no pasan en balde, y siendo una hortera declarada, el pop coreano o K-pop no está hecho para mí ni para
mis oídos. Una selección de algunos y algunas: Super Junior, Wonder Girls, Hyuna, G.Na & Wheesung, Missa, IU, Big Band, Girls Generation...Esta canción de los Big Band, Blue, si me gustó aunque un álbum completo creo que me parecerá demasiado.
Después de este paréntesis, una vista más amplia de la zona norte del río, de la que sólo destacan
los nuevos edificios, pero no se intuyen sus grandes construcciones del pasado,
la mayor parte de ellas reconstruidas tras su destrucción por los japonese o durante la Guerra de Corea. Ahora sí se puede ver uno de los
innumerables puentes que cruzan el río Han.
Decidimos salir a dar una vuelta por la zona, pero en lugar de caminar
por el exterior lo hacemos por el interior. Frente a la puerta del hotel se encuentra una
de las salidas de la estación de metro Samseong (el metro tendrá su propia
explicación en la siguiente entrada) decidimos entrar en ella para cruzar la
amplia calle, en principio sólo queríamos evitar rodeos bajo el sol dado el
desconocimiento de la zona y la falta visual de semáforos cercanos. Al hacerlo
descubrimos bajo tierra un nuevo mundo, el de los centros comerciales
subterráneos, en esta ocasión pertenecen al COEX, que también tiene su centro
comercial normal hacia arriba de pisos.
Este mundo subterráneo nos sorprendió tal y como nos ocurrió en Tokio, es increíble los largos pasillos que hay debajo de estas dos ciudades.
Unos bancos para sentarse anuncian una de las cadenas de centros
comerciales más famosos del país, que también posee hoteles y no sé cuántas
empresas más (la diversificación empresarial en este país es un hecho
constatable), Lotte. Un homenaje y una incitación al consumismo.
Caminamos por los extensos y bifurcados corredores llenos de
establecimientos del COEX subterráneo, donde los comercios comienzan a abrir
sus puertas, entramos demasiado temprano y ahora están despertando, encontrando
un centro de ocio de videojuegos.
Donde me quedo parada, y casi atrapada es en el escaparate de una pastelería, tremendamente atractivo, no solo por sus
dulces que ya apetecen sino por las formas en los que éstos se han elaborado.
¿No os comeríais este osito panda a bocaditos?
De nuevo la ola coreana nos inunda los ojos, ahora sobre una serie de
televisión histórica, que son muy aficionados a realizar como comprobaremos por
las mañanas antes de salir a ejercer de turistas.
También nos reencontramos con uno de los clásicos de los restaurantes
japoneses,
la presentación de los platos de comida en figuras de plástico para saber con seguridad
lo que se pide, el restaurante es de fusión coreano-japonesa y además basado en
las tortillas, la verdad es que no tenía mala pinta pero no llegamos a
probarlo.
Salimos al exterior al lado del ya mencionado edificio de la Trade Tower, construido en 1998, de 54
pisos y 228 m de altura, que aloja principalmente organizaciones y empresas
relacionadas con el comercio y la exportación. Nos gusta arquitectónicamente la torre, desde las alturas o desde abajo.
Junto a esta torre se encuentra la Asem
Tower, que no nos parece tan llamativo su diseño como la anterior, de 42
pisos y de 176 m de altura. La foto no es representativa del edificio en sí
mismo, pero me gusta porque ante ella aparece una escultura, y es uno de estos
detalles, como ocurre en New York, que nos gusta de las ciudades, el arte
integrado en la urbanidad y la arquitectura.
Frente a ambas torres un edificio sumamente original, que en su exterior
pareciera asemejarse a un gran reloj, pero cuyo simbolismo real desconocemos si
es que lo tiene y no sólo es un capricho estético de su arquitecto. Creo que es edificio de oficinas perteneciente al grupo Hyundai.
Como ya he comentado, un detalle que nos gusta de la zona son las
esculturas al aire libre con las que nos vamos encontrando, algunas de ellas
incitan a los clásicos juegos de fotografía.
Otra, ahora tras el viaje nos recuerda a las cientos de setas pequeñas y riquísimas
que nos hemos comido en los platos de verduras, sopas, carnes…que en escultura
han crecido como las judías mágicas de Jack.
En este caso sería como un anillo de compromiso gigante, o quizás que alguien
se quedó un aro olímpico en 1988.
La que más me gustó por ser estática pero parecer en movimiento fue la
de este señor encerrado en un círculo, daba la sensación de ser un participante
del Cirque du Soleil a punto de realizar un número acrobático.
En esta zona del COEX se encuentra uno de los museos al que nos hubiera
gustado ir pero hubiera sido mejor al final del viaje y no al comienzo, una vez
que sabíamos de su existencia y sabor, pero al final fue imposible como
a muchos lugares que nos han quedado pendientes, el Museo del Kimchi.
Un vídeo musical de un rapero surcoreano que habla sobre la zona de Gangnam, una zona elitista de compras, principalmente moda. Fijáros en la decoración del autobús, que no es que esté decorado así para el videoclip sino que es así como los decoran...This is Gangnam Style.
Un vídeo musical de un rapero surcoreano que habla sobre la zona de Gangnam, una zona elitista de compras, principalmente moda. Fijáros en la decoración del autobús, que no es que esté decorado así para el videoclip sino que es así como los decoran...This is Gangnam Style.
No sabes como me reí con el coreano y su bailecito...ajjajaja... (Psy Gangnam style)lo llaman el LMFAO coreano...¿Ya vas practicando? Un beso
ResponderEliminarArielle, cuando nos veamos bailamos el style juntas jajaja. Mira no conocía a LMFAO y son de la misma quinta, ¡ozú!.
ResponderEliminarEste Psy se ha hecho tan famoso que acada de llegar a EEUU al programa de Ellen DeGeneres, enseñando a la mismísima Britney Spears los pasos de baile; por ahí he llegado a él justo a tiempo para la entrada al blog, que de antes no le conocía de nada.
He tenido que cambiar el vídeo porque lo han eliminado de youtube, aunque los subtítulos en español tampoco es que ayuden mucho...
Vaya con el osito panda, ese si que es dulce del todo. Voy a ver si le saco la radiografía a Seul, que de momento parece una ciudad muy planificada y poco caótica
ResponderEliminarJajaja Nacho, me parece que por el osito nos hubiéramos pegado.
ResponderEliminarLo que ves en este distrito de Gangnam, tan famoso ahora por la canción y el baile, es lo más moderno en arquitectura ya que todo es bastante nuevo, y sobre todo una parte de él es la zona más "in" para las compras, por lo que aquí no hay cabida para el caos, eso se siente más en el centro de la ciudad, aunque es más caos urbanístico por el crecimiento tan brutal que ha tenido al desarrollarse a pasos agigantados que caos para pasear. Este caos lo verás bastante bien desde la Torre N.