Volando
hacia el fin del mundo
Realizadas las compras y
comidos (ni bien ni mal, solo comidos) volvemos al hotel, así aprovechamos para
descansar un poco en los sofás del vestíbulo, y de nuevo problemas, nuestro
transporte hacia el aeropuerto se retrasa, y esto nos preocupa un poco, más que
la espera en Kuranda; ya hemos visto que el aeropuerto no se encuentra lejos,
pero no sabemos si habrá multitud en facturación que nos hiciera ir demasiado
apurados. Esperamos más de veinte minutos y decidimos llamar a un taxi para
irnos por nuestra cuenta. Al tiempo que llega el taxi llega la simpática María
con nuestro transporte que nos mira extrañada al ver que nos íbamos. Le
explicamos y nos explica: ella tenía la hora de recogida quince minutos más
tarde que nosotros, con lo que solo llegaba algo más de cinco minutos tarde, y
no estaba preocupada porque ella sí sabe que en facturación no habrá problemas.
Anulamos el taxista que parece ser que se pilla un buen enfado y nos vamos con
María, una catalana muy agradable, que nos cuenta muchas cosas, y que como guía
me parece muy completa, si a nosotros nos cuenta y nos ayuda tanto ¿qué no hará
con sus clientes?, aunque ella solo se dedica a Cairns y alrededores y no es
guía para toda Australia como Alda. María incluso entra al aeropuerto con
nosotros, los guías tienen pase especial aunque también tienen que pasar el
control de seguridad y nos acompaña algo en el tiempo de espera para embarcar, se sentía algo culpable, sin tener ninguna culpa, del rato de espera y desespera en el hotel.
Un buen recuerdo, corto pero bueno, es el que nos ha dejado María.
Hoy nos toca volar a Darwin,
la capital del Territorio del Norte, a 1.682 km de Cairns.
Fuente: mapas.owje.com
El vuelo, en un Boeing 717,
sale a su hora y nos dan de cenar, pero no hay ni una foto, creo que estamos
agotados de las comidas de avión. El vuelo dura dos horas y media y de nuevo
toca retrasar media hora, esto parece el baile de la yenka: delante, detrás, un
dos, tres…
Aterrizamos en Darwin de
noche y nuestro transfer ya está esperándonos, a partir de ahora nos toca todo
en inglés, si queríamos venir a esta zona era la única manera y como queríamos
aquí estamos en estas condiciones. El chófer es un australiano divertido, cuando salimos del
aeropuerto para buscar el coche con el que nos llevará al hotel pasamos al lado
de un coche de policía y nos dice que es ese…nos esforzamos todos en intentar tener una conversación mientras dura el viaje, aunque fue una de esas intermitentes: ahora hablamos, ahora callamos.
Llegamos al hotel reventados
de cansancio, y eso que el día no ha sido especialmente duro, pero las esperas
y los aviones siempre provocan un cansancio añadido, además mañana tenemos la
hora de recogida para la excursión a las ¡¡6.25 h!!, con lo que toca un buen
madrugón.
Al principio pedimos una
caja de desayuno para llevarnos de viaje y tomarlo en el autobús pero luego nos
damos cuenta que lo podemos hacer en el buffet del hotel, algo apurados pero se
puede hacer, ya que comienzan a dar desayunos a partir de las 6 h, y preferimos
hacerlo en una mesa que sobre una butaca de viaje. Con las chicas de recepción unas
risas, su inglés no es compatible con nuestro inglés (eufemismo que me permito), pero simpáticas y
amables, los australianos han sido todo un descubrimiento hasta que llegó “él”.
Hoy la entrega es corta porque no quería mezclar el vuelo con las visitas, es el modo de tener un poco de orden.
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