Mundo
animal australiano
Volvemos a donde casi
empezamos el día, al Circular Quay, donde están los muelles de los ferries que
comunican los diferentes barrios que conforman la bahía de Sydney y que están
muy bien identificados para llegar a donde se quiere llegar (¿para turistas
tontos despistados y preguntones?.
No nos corresponde el muelle
4 sino el 2, que es desde donde parten los ferries que van a Taronga Park Zoo;
hoy es el día de concesión marital, y el que se ve los documentales de la 2 y
no se duerme se ha quedado con ganas de animales y es que si el Sydney Wildlife World no
hubiera estado cerrado por rehabilitación posiblemente se le habría quitado la morriña, pero
estando en Australia hay que conocer su fauna, como hemos hecho con su flora en
los Royal Botanic Gardens.
Es un ticket combinado, de
modo que se incluye el transporte y la entrada al zoo, con un viaje marino de
apenas 15 minutos. Taronga en aborigen significa “con vistas al agua”, y es que
el zoo se sitúa en una zona boscosa de Mosmann, en la North Shore, con vistas a
la bahía, saben bien cómo sacarle el mejor partido.
Por supuesto están todos los
animales clásicos, pero hagamos un repaso por los más extraños o más propios
del país. Hay diferentes aviarios repartidos por el zoo, muy bien montados, ya
que tienen doble puerta de acceso, de modo que hasta que no se cierre la
anterior no se abra la siguiente (solo hace falta tener educación) para que no
se escapen los pájaros. El muestrario es de todo tipo pero obviaré sus nombres,
no tomé notas, tendría que buscarlos por internet y seguramente no siempre los
encontraría, pero eso sí, colorido no les falta.
Creo que son loros Crimson Rosella.
La genial y cansina Laughing
Kookaburra. Ellas con su risa en los bosques son lo mismo que las cigarras en
los jardines japoneses, además se las oye pero no se las ve tan fácilmente,
igual que las cigarras.
En un recinto nos
encontramos nuestro primer canguro, pequeño y bien guapo él, pero está solito, en
realidad se trata de un wallaby, que marsupiales son todos pero tienen
distintos apellidos.
Los canguros rojos medianos,
más pequeños que los que vimos en el Sydney Wildlife World, estaban agotados por el calor, y es que
este final de invierno caluroso no incita a moverse, además ellos suelen ser
animales nocturnos, por el día se resguardan del calor en el desierto y salen
por las noches.
Una especie de la que no
tenía conocimiento era la de los canguros de árbol, que pertenecen a los
marsupiales pero se suben a los árboles como ardillas, ayudados en el
equilibrio de su gran cola.
Los koalas fueron difíciles
de ver, porque estaban en una zona demasiado protegida y había que subirse a
una especie de muro o pasarela, y como más cerca que los habíamos tenido en el
Sydney Wildlife World no los íbamos a tener tampoco le pusimos mucho empeño.
Otro animal autóctono es el
emú, parecido a un avestruz, pero al contrario que éste que parece agresivo a
este le das un grito y se asusta él.
Tampoco se dejaron ver ni el
casuario ni el ornitorrinco en aves así como el wombat en marsupiales.
Menos mal que el famoso
demonio de Tasmania si se quedó fuera del recinto para conocerle en persona, a
él y a sus "atributos".
Está en un decorado de película,
una carretera, en la que por las noches se suelen atropellar animales, muchos
de ellos canguros, y lo que entendemos,
no por el cartel, es que este diablo está a la que salta para sacar partido de
la carne fresca conseguida sin trabajar, aunque también puede resultar
atropellado en esta caza furtiva.
En la zona de animales
nocturnos es complicado ver algo pero es muy divertido estar a la búsqueda de
ratoncillos varios y musarañas, que tan pronto están quietos como se ponen a
correr y parece que les han dado cuerda. Este pequeño estaba al exterior, más familia
directa de la ardilla.
Entramos en la zona de reptiles, donde nuevamente hay una gran variedad, entre ellos el inquietante dragón de
Komodo.
No faltan ellos, los
Dundees, alias Cocodrilo, ¡¡pedazo bichos!! El primero es un freswater,
cocodrilo de agua dulce, por su morro estrecho y los segundos son saltwater,
cocodrilos de agua salada, que también se van a la dulce.
También hay una gran variedad de ranas, lagartos y serpientes, muchos de ellos solo habitan
en Australia y muchos de ellos son de los más peligrosos del mundo. Siento no poder llamarles por su nombre pero me pasa como con las aves, tenía que haber ido tomando nota que yo nunca he sido muy de ciencias naturales.
De tortugas dos raras, por lo menos a mis ojos, la
primera espinosa en su carne y con una boca en forma de pico parece y la segunda con un caparazón en forma de estrella.
El mundo de las arañas y los
insectos, como el palo, también tiene su apartado y sus variedades, pero una de
las arañas más importantes, la araña de espalda roja, no asomó su cabeza o sencillamente no estaba en su
vitrina.
Nos ha llevado toda la
mañana la visita y eso que hemos ido rápidos, sin dedicar mucho tiempo en los
lugares, en algunos más por curiosidad pero en general hemos ido a paso de
marcha y nos hemos saltado algunos animales de los más conocidos o los hemos
visto de pasada, como los gorilas, los elefantes o los felinos. Decidimos comer
aquí mismo y así una vez en el centro de la ciudad podemos continuar la visita,
como era de suponer el fast food bastante malo pero por lo menos se recuperan
fuerzas.
Con la sensación de haber
sido una visita a medias, tanto por los animales adormilados que no se han
dignado salir a recibirnos como por nuestra rapidez, pero al tiempo
interesante, volvemos al embarcadero del ferry y nos despedimos de Taronga.
Nos despedimos con música,
¡¡Yo quiero marchaaaa!!
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