14 de mayo de 2011

Japón - Osaka - Umeda Sky - Dotomburi - Castillo de Osaka-jo

Pasado, presente y futuro (no por este orden)


Temprano nos vamos andando hasta el ferry, desde donde nos despedimos de la bonita isla de Miyajima, de su torii, de su pagoda y del mar, de allí en un tren regional hasta la estación de Hiroshima, para tomar un tren bala dirección a Osaka (por transportes no nos quedamos cortos en este tour).

 
Nuestra primera parada es en el distrito financiero, el edificio Umeda Sky, construido en 1993, que impresiona, positivamente su arquitectura; son dos torres gemelas de 40 plantas unidas por dos escaleras mecánicas y una pasarela. 



Detalle de las escaleras, que en una película de los 70 hubieran sido totalmente futuristas. 

Arriba hay un mirador, a 173 m de altura, al que llaman Jardín Flotante pero no hay nada de verde ni de flores. 

 
Las vistas no son nada del otro mundo, se pueden contemplar edificios curiosos, y sobre todo dos detalle. El primero es cómo entra la autopista en uno de los edificios, el Bee Hive, cosa totalmente sorprendente. En la foto, en la parte derecha, la autopista acaba en un túnel blanco.


El segundo, la noria que está instalada en el séptimo piso del Hep Five.


En las vistas hacia el río es la multitud de puentes que lo cruzan, a izquierda y derecha de esta toma hay muchos más. 


En una de las plantas hay un cine, y no falta su cartel típicamente japonés.

En la planta del sótano del Umeda hay una recreación de calles japonesas ambientadas en el periodo Edo,  y en sus locales instalados restaurantes.

 
Fuera del edificio por supuesto no falta el jardín, con una cascada artificial y un sugerente conjunto de fuentes.

Acabada la visita en autobús pasamos por la calle de las grandes firmas, Dior, Tiffany´s, Cartier....para llegar a Dotomburi, el distrito que llaman "la cocina de Japón". Y esta es una de las cosas raras del tour, nos dejan en esta zona a nuestro aire, tenemos que comer por nuestra cuenta y luego volvemos a quedar juntos para la última visita del tour; cuando lo más lógico hubiera sido hacer la visita, aunque fuera de horario apretado y dejarnos en el hotel para darnos la llave de la habitación y el resto del día libre.

 
En Dotomburi nos encontramos con un espectáculo total, anuncios gigantes y raros, restaurantes divertidos, gente....si Tokio parecía insuperable, esta calle lo hace en un suspiro. 


Este es el pez globo, que parece ser que es exquisito, y parte de su exquisitez reside en el riesgo de comerlo, ya que es venenoso, aunque en teoría sólo se encuentra la toxina en sus vísceras.

Siguiendo la recomendación de Nara San pedimos en un puesto callejero unas famosas bolitas de pulpo, y ¡que cosa más mala!, ninguno nos las pudimos comer, menos uno que se lo zampaba todo, aunque luego reconoció que estaban malísimas.

 
Nos encontramos con una gigantesca imagen de Tanuki, pero claro, dado el tamaño, lo mejor era taparle sus "partes voladoras" (Tanuki es el tejón de grandes testículos).

 
Paramos a comer y elegimos un sitio de carne, después de la experiencia del pulpo mejor algo bueno, el sitio es del mismo mecánismo de Takayama, carne cortada y verduritas que te haces en la plancha, y nos ponemos como el kiko.

En una de las calles que salen de la principal un puesto de helados, con un divertido vendedor, tanto él como el producto eran de Turquía, y aunque en un principio todos queríamos helado, como tardaba en servirlo con tanto espectáculo (te quitaba el cucurucho, te dejaba sin la crema, te daba dos cucuruchos...) desistimos y solo se lo toman dos afortunados.

 
Hasta la hora de encuentro entramos en un centro de juegos, de los muchos que hay, máquinas desde lo más sencillo hasta lo más complicado, incluida la del baile, que en su momento era una novedad. Tampoco faltan los establecimientos de pachinko, del que "robamos" una foto.


En este callejeo llegamos a una degustación de sake, a la que por supuesto nos apuntamos alegremente, ¡kampai!. 

Esta zona de Dotomburi por la noche, con la iluminación, debe ganar mucho, pero no podrá ser en esta ocasión.

 
Una vez reunidos todos en el autobús nos vamos para la última de las visitas del tour, el Castillo de Osaka-jo, otra reproducción de hormigón, que es más pequeña que el original., construido en 1585. Fue reconstruido sobre las murallas originales y está rodeado por un extenso parque. Es bonito, con esos detalles dorados que se destacan, pero cuando sabes que no es lo que es parece que pierde encanto. Arriba hay un mirador, con lo que subimos y miramos. 


Arriba hay un mirador, con lo que subimos y miramos la ciudad, el parque que nos rodea, así como el foso que rodea al castillo.

 

Para bajar, se hace andando, ya que en las diferentes plantas se ha instalado un museo, que puede resultar interesante, pero a estas alturas el cansancio puede más que el conocimiento, y no apetece mucho conocerlo. Aún así disfrutamos de los grandes y elaborados dioramas sobre batallas. 


A la salida para acercarnos al autobús que nos llevará al hotel nos montan en un trenecito turístico, donde nos dejan un buen rato asfixiaditos de calor y estrechos, ¡un agobio!! 

 
Llegamos al hotel, nos hacen firmar un papelito a los rebeldes del hotel de Kioto, que todavía no entiendo muy bien su finalidad, porque no era un documento, era una tarjeta de presentación de la empresa, supongo que sería algo así como a presentar ante los responsables y a lo mejor ante nuestras agencias. Al subir a la habitación, ¡tno tenemos las maletas!. Dentro de la malo te queda el consuelo que es casi al final del viaje, bajamos a reclamarlas y tardan un buen rato en subirlas.

Todos aprovechamos el resto de la tarde para montar las maletas, para algunos no va a ser tarea fácil, sus compras han sido voluminosas y tendrán que jugar a hacer puzzles.

Para cenar hemos decidido que nos daremos un homenaje, vamos a subir al restaurante de teppanyaki (la plancha con cocinero) del hotel, New Otani, y aparte de las bonitas vistas con las que nos deleitamos, el cocinero resulta ser un espectáculo y la comida un auténtico placer para el paladar. La carne no sé si sería de Kobe o no, pero ha sido de las mejores que yo he probado, las setas de chuparse los dedos, la calabaza a la plancha por primera vez no me sabe a patata, y el último arroz, mezclado con los trozos retirados de la carne y que eran más grasos, increíblemente sabroso. Lástima que tuvieron que fastidiarlo con la maldita sopa de miso.  


Hemos quedado para tomar unas copas con los amigos a los que dejamos en Kioto, ellos vinieron para Osaka para hacer sus propias extensiones, entre ellas la del Castillo de Himeji y una que pintaba muy bien, los Universal Studios, con escenarios de Jurassic Park, E.T., Tiburón....esto queda apuntado. Disfrutamos de esta última noche, yo lo celebro en esta ocasión con el whiky Yoichi, de 12 años, y a lo mejor no es la añada la que le hace el mejor whisky de malta del mundo, porque a mí me sabe demasiado a madera y no me convence, me quedo con el Suntory de la misma edad que me tomé en Tokio.

Brindis, besos, abrazos, risas.....hasta aquí hemos compartido autobuses, trenes, caminatas, calor, templos, santuarios, parques, comidas... con gente desconocida que ha llegado a ser nuestra familia en estos días. 

Desde la habitación tenemos bonitas vistas del castillo. 


Para nosotros mañana será como "Volver a empezar", hay lugares que nos hemos dejado por el camino y que quiero conocer, y sobre todo todavía me queda por hacer algunas compras que he dejado pendiente para los últimos días.

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