La
familia de Jumbo
Después de la preciosa e instructiva visita a Monde Village al lodge, porque tenemos que seguir con nuestra
apretada agenda, ya que estamos apuntados a otra de las actividades que nos ofrecen.
Nuestro encuentro es
con una familia de elefantes, ya que la empresa Wild Horizons que gestiona el lodge y los terrenos, también se
encarga del bienestar de la fauna del país, de animales heridos o huérfanos (no
hay que olvidar que estamos dentro de una reserva, y que fuera de ella,
la vida salvaje sigue su curso, para alimentarse hay que matar o ser matado, y en ocasiones esto termina en graves heridas). Una de estas instituciones es Wild Horizons Elephant Sanctuary, donde su nombre indica que se trata de elefantes.
La idea de la organización es que estos
elefantes sigan viviendo de forma natural dentro del santuario o
reserva, donde no les faltará el sustento ni el terreno para poder caminar y
ejercitarse.
Por supuesto que a
todo el grupo se nos van los ojos con los más pequeños.
Uno de los
encargados nos acerca al patriarca, el gran elefante Jumbo.
Entendemos que los
guías-cuidadores deben estar protegidos, así como protegernos si algo se
descontrola, pero sinceramente no nos gusta verles portando esos palos, y
esto no nos hace desmerecer la labor de protección que realizan, pero quizás
sería mejor dejarles en plena libertad, en la medida de lo posible, y así nos
evitamos estos aparatos, aunque esto nos prive de una visita, o que esta sea en la lejanía.
Como esta actividad
se llama encuentro con los elefantes, allá vamos a conocer más de cerca al
impresionante Jumbo, acariciándole con cuidado, ¡cómo si yo pudiera hacerle
daño!
Es realmente grande, precioso y tranquilo Jumbo, que se deja tocar y fotografiar por todos los componentes del grupo.
Después de conocer a
Jumbo, nos juntamos con el resto de su familia, ahora nos toca disfrutar a
todos con la hora de la comida. Dejan montones de pienso de forma rectangular para que los cojamos y se los vayamos "tirando" de forma delicada a la boca, o se los coloquemos en las trompas y ellos ya se los colocan en la boca.
Se nota que están
acostumbrados a este acto, e incluso intentan llamar tu atención para que les
des comer a ellos y no a los demás.
A pesar de los peros
hacia los instrumentos de control, el rato que pasamos junto a los elefantes
fue muy agradable, y creo que además han dejado de realizar cierto tipo de
actividades con ellos en su beneficio, tales como paseos sobre ellos, que aunque resulten muy pintorescos para los turistas, no tiene mucho sentido realizar. Es como una visita al zoo en las horas de comida, con posibilidad de interactuar con los animales, y con la diferencia del gran terreno a su disposición.
De vuelta al lodge
nos encontramos con nuestro primer grupo de impalas, que a partir de ahora
serán una rutina diaria.
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