Desde Mingalazedi salimos de la zona de Myinkaba para volver a entrar en
la zona de la llanura central, y visitar Sulamani Pahto, frente al que
hay una alta concentración de puestas de venta, lo que denota su importancia visitable.
El templo está rodeado de un muro con cuatro puertas en cada uno de los puntos cardinales; la puerta por la que entramos ofrece un marco perfecto para la fotografía, más si tienes la suerte de no encontrarlo invadido de turistas.
El templo está rodeado de un muro con cuatro puertas en cada uno de los puntos cardinales; la puerta por la que entramos ofrece un marco perfecto para la fotografía, más si tienes la suerte de no encontrarlo invadido de turistas.
Fue ordenado construir en 1181 por
el rey Naraparisithu, en un estilo similar al bonito Thatbyinnyu, y es uno de
los principales ejemplos de un estilo arquitectónico más sofisticado. El
sikhara ha resultado dañado en el terremoto de 2016, y ya era una
reconstrucción del original, que resulto destruido en el terremoto de
1975.
La leyenda cuenta que el rey encontró un
pequeño rubí en el lugar donde se levantó el templo, y de aquí viene su
nombre, “pequeño rubí”.
En el exterior del templo
destacan los trabajos de decoración en estuco, y todavía se conservan
algunas placas vidriadas con escenas del Jataka, principalmente en las
terrazas superiores. Una amplia terraza, con un suelo ardiente, lo
rodea.
Entramos al primer santuario por el pórtico del este, con su estatua de Buda.
La
estructura del templo es la del santuario central cuadrado rodeado por un pasillo, por en el
que entra mucha luz natural debido a las ventanas. En cada uno de los puntos cardinales como ya es
costumbre, un santuario con una imagen de Buda.
En
las paredes se conservan pinturas del periodo Konbaung, del siglo XIX, y algunas
más antiguas, aunque en mal estado. No entiendo la razón de que no se
protejan (supongo que por su coste, si la UNESCO no aporta fondos o también porque son copias de las originales ya que estas por unas razones u otras se han perdido pero creo que algunas de ellas, las más hermosas, sí son completamente originales), es posible que su valor artístico no sea tan importante, pero
al fin y al cabo forman parte del templo, y por lo tanto de su valor en
general.
En las bóvedas de los pasillos también hay pinturas decorándolas.
Sobre todo destacan las pinturas de Buda de gran tamaño, ya sean reclinados o sentados.
Llegamos hasta el siguiente santuario, con su consiguiente estatua de Buda, cuya cara es lo único dorado, lo que puede
significar que la original (o la que hubiera antes del terremoto) se
dañó y está en proceso de decoración.
Sin saber a ciencia cierta la edad de las pinturas y su valor, estas nos parecen más atractivas, de una factura más elaborada y fina y con unos hermosos colores.
Hay
inscripciones en la pared, pero no sabemos qué es lo que cuentan,
suponemos que la construcción del templo, y al hallazgo del rubí, ya que en otros templos cuentan la historia de su construcción y Sulamani debe seguir la misma pauta.
Nuevo santuario y nueva imagen de Buda, con restos de pinturas tras ella.
El pasillo inundado de luz.
El cuarto y último santuario.
El
acceso al segundo piso –con pinturas más hermosas y detalladas al
parecer- y a las terrazas está cerrado, y de nuevo las vistas sobre los
templos cercanos y el paisaje tiene que ser buena, pero la seguridad es importante.
Volvemos por el pasillo hasta el inicio de esta visita, y vemos más pinturas en las paredes.
Incluso
en la parte exterior del templo, en los arcos de entrad o los que rodean las
ventanas, ahora cerradas con verjas metálicas, hay dibujos.
Desde el templo sale un camino flanqueado
por árboles, que me aventuro valiente a recorrer, con las piedras
clavándose en las plantas de mis pies (en Myanmar la fe duele, y la
cultura también), que lleva hasta la muralla que rodea el templo y una de sus puertas.
El camino lleva hasta un
estanque, parece ser que el único depósito original de Bagan que se
conserva. Es agua que usan los locales y en el cercano monasterio, se puede ver una bomba de agua en el estanque, pero no me parece muy buena ni para el baño -este cuerpo acostumbrado al grifo no entiende de penurias y escaseces-.
Su localización:
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