Desde Payathonzu nos acercamos a la cercana y pequeña villa de Minnanthu, donde en principio parece no vivir nadie, no hay gente en sus "calles" de tierra y no hay más sonido que el de los animales en sus establos o el motor del coche en el que circulamos.
Entramos
en una casa-taller donde elaboran tejidos de algodón, que por supuesto despliegan
ante nosotros por si queremos comprar, al tiempo que comienzan a hilar
para mostrarnos su labor. Sobre una mesa dejan una tetera y unas tazas para que nos sirvamos, pero nos parece un detalle feo que si no hemos comprado beberlo (aunque estoy segura que si lo hiciéramos nos
sonreirían con amabilidad).
Como ya he comentado en
las calles hay poca vida, pocos ciudadanos comenzamos a ver caminando y por supuesto no hay rastro de viajeros o turistas, solo estamos nosotros caminando con Myo. Los animales parecen los dueños del pueblo.
En la localidad trabajan con las ciruelas, que a primera vista más parecían pasas por su tamaño y porque las dejan secar al aire, de las que aprovechan todo, ya que con la pulpa realizan mermeladas y con los huesos, combustible para las hogueras.
Las casas
por regla general están fabricadas con bambú y paja, y suelen tener dos
pisos; además, la puerta de entrada no mira hacia el oeste porque esto
da mala suerte, así que en esta dirección se suelen colocar los baños, porque es lo que es sucio. No hay puertas y si las hay están abiertas, por lo
que asomando un poco la nariz podemos ver su interior, aunque no lo
hacemos, solo vemos desde fuera, que no nos gusta ser entrometidos. Eso
sí, no faltan las antenas satélites para la televisión.
Ha sido un paseo tranquilo por una villa aún más tranquila, que ha puesto el contrapunto a los magníficos e infinitos templos de Bagan.
Su localización:
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