Primer
alojamiento en la capital
A la salida del
aeropuerto tal y como ya nos habían dicho hay un trabajador con un papel con nuestros nombres
para recibirnos y entregarnos un sobre con documentación: itinerario, hoteles,
excursiones y hora de recogida, además de un gran mapa del país; y aunque
intento preguntarle algunos flecos, él nos indica que lo hagamos con la agencia
directamente. Otra pareja estaba esperándonos para el traslado a nuestros
hoteles, que realizamos en un autocar de tamaño medio, que dispone de una
ventanilla en la parte trasera para pasar las maletas, por la que nos dan un
ticket (solo somos cuatro personas, pero el orden parece ser que es el orden),
y por esta ventanilla las volveremos a recoger.
Junto al aeropuerto
hay un parque que siempre está muy concurrido, el Parque del Agricultor, muy
familiar, donde vuelan cometas, dan pequeños paseos a caballo o en carreta,
sobre todos los más pequeños.
El aeropuerto está a
unos 18 km de la ciudad, en Alajuela, afortunadamente hoy es domingo y el
tráfico es benévolo, que en condiciones laborables este trayecto puede resultar
una tortura por el atasco que suele haber.
La primera impresión
de la ciudad es la que yo me suponía, y la que intentaba transmitir a mi
pareja, que no esperase gran cosa, que San José no sería monumental ni
impactante, por lo menos a primera vista, que habría que buscar sus encantos, que ya veremos que los tiene.
Primero se queda la otra pareja en su hotel, no muy lejano al nuestro, pero por
aquello del sentido de circulación de las calles, parecía que estaba mucho más
lejos.
Para esta primera
noche de estancia en la capital el tour contratado incluía un hotel en el
centro de la ciudad, elección que me pareció acertada para tener la posibilidad
de caminar al menos algo por ella, ya que es normal que el hotel esté situado a
las afueras de la ciudad, en cadenas hoteleras como Barceló o Intercontinental,
que tienen ventajas como la existencia de una piscina o la facilidad de
emprender excursiones a los alrededores, pero como no queríamos ninguna de
estas acciones nos pareció adecuado el Hotel Presidente, con una entrada y
fachada algo curiosa, en la que hay un pequeño aparcamiento.
Junto al parking y
zona de entrada siempre hay personal del hotel para ayudarte tanto al entrar
como al salir del mismo, por si se necesita información o un taxi. Para llegar a
la zona de recepción se puede hacer por unas escaleras o por un ascensor, ya
que está en el primer piso, y como vamos con las maletas, no hay otra opción
que el ascensor. En el primer piso esta escalera continúa con una bonita escalera de
caracol metálica de color rojo intenso, que conduce a la azotea, que en el
momento de nuestro paso estaba muy desangelada, con trastos y no sé si con
alguna reforma futura en los planes.
Junto a la recepción
hay una amplia sala, con sofás cómodos para estar, una mesa con ordenadores con
conexión a internet, con una decoración que sorprende después de haber visto la
fachada, resulta muy acogedora, con algunas piezas antiguas, como máquinas de
escribir, cafeteras…
Al fondo de esta sala
está la cafetería-restaurante, Las Américas, con una pequeña zona de sillones
para esperar si fuera necesario.
La decoración del
restaurante es funcional, no se trata de un restaurante gourmet, y donde más
aglomeración se da de personas es durante el desayuno.
Hay un bonito mural
pintado en la parte superior de una de las paredes que podría representar la madre
naturaleza, y en la parte inferior un gran mural de cobre que representa el
descubrimiento de América.
Subamos a la habitación,
que para nuestra sorpresa nos han hecho un upgrade sin pedirlo, de habitación
clásica a suite. Consta de dos zonas, la de dormitorio, una cama grande muy
cómoda, junto a un gran baño.
Esta zona está separada por una
pared con arcos de la zona de estar, tremendamente grande y desangelada, donde
hay una mesa con sillas, un sofá y dos sillones. Para tener intimidad lo mejor
es cerrar las cortinas, porque las ventanas del edificio de al lado están muy
cerca.
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