De
viaje hacia un sueño
Estamos en Las Vegas,
pero pasar una semana en esta ciudad me parece un exceso, aunque es cierto que
se pueden realizar escapadas a lugares cercanos para evadirse del cartón
piedra, de la iluminación, de los sonidos, que por las noches siempre habrá un espectáculo o un restaurante…pero nos sigue pareciendo un exceso, así que la escapada que planeamos será más lejana, para lo que por internet alquilamos un coche y temprano en la mañana
emprendimos la ruta, que la haremos directa, nada de paradas para descubrir
pueblos o paisajes, solo las necesarias para el cuerpo, que no sabemos bien qué
nos deparará el soleado día y por supuesto tampoco sabemos el estado de las
carreteras con seguridad.
Activamos el GPS para
ir con más seguridad en la ruta y no depender de esta copiloto y su mapa.
Salimos de Las Vegas por la Highway 515 para luego tomar la Interestatal 93,
desde la que vemos la inmensidad del Lago Mead, surgido tras la construcción de
la presa Hoover, situada a caballo entre los estados de Arizona y Nevada, de
modo que pasamos del segundo al primero.
No paramos, aunque lo
suyo hubiera sido hacerlo, en el puente sobre la presa para tener una buena
vista de ella, pero esto está totalmente prohibido y no es cuestión de que la policía
venga a conocernos, no es el momento de este tipo de presentaciones.
Continuamos nuestro viaje, lento pero seguro, y es que respetamos la velocidad
a rajatabla por ese miedo escénico a que como en las películas salga el coche
del sheriff para darnos el alto. Por la carretera 93 llegamos a la población de
Kingman.
En Kingman tomamos la
Highway 40.
El paisaje va
cambiando, las montañas se tiñen con algo de blanco por la nieve que ha caído
recientemente, y en la carretera todavía se ven señales de la escarcha y el hielo de la
mañana; y a estos elementos meteorológicos era a los que teníamos respeto, ya
que el coche no lo dominamos y por muy bueno que seas conduciendo siempre hay
que actuar con sentido común.
Llegamos hasta la
población de Williams, que nos atrapa desde el coche, pero decidimos que no
vamos a cambiar de plan, no paramos, ya lo intentaremos a la vuelta, para la que que
tenemos grandes planes de carretera y ruta, la mítica ruta 66, que recorreremos desde esta población de Williams hasta Oatman.
En Williams tomamos
la carretera 64 en dirección a nuestro destino soñado, el Gran Cañón del Colorado (que suene la música de película de vaqueros), Grand Canyon, teniendo nuestra base de operaciones para conocerle en Grand Canyon Village
La carretera es
buena, no tanto como las anteriores, y al principio hay bastante hielo en los
arcenes, lo que además quiere decir que hace frío a pesar del esplendoroso sol
que nos ilumina y acompaña.
Cuanto más al norte
estamos el hielo da paso a la nieve, con un paisaje precioso (ya lo sé, la nieve me pierde).
Llegamos a Tusayan,
el pueblo más cercano al parque nacional del Gran Cañón, desde esta localidad comenzamos a
sufrir un considerable atasco de coches para entrar, con lo que todo lo bien
que habíamos hecho el viaje de repente se pierde, así que finalmente hicimos
bien en no parar durante el camino (aunque cuanto más tarde entres menos coches lo harán, ya que los visitantes desaparecen según termina el día).
Hay varias taquillas
para pagar la entrada de 30$ por vehículo y válida para una semana.
Entramos en Grand Canyon Village, pueblo cuyo origen se remonta a finales del siglo XIX, con la
construcción de alojamientos para visitantes tras la inauguración en 1901 de
una línea férrea desde Williams del Santa Fe Railway, aunque ya se habían
levantado algunos hoteles a finales de 1890. Fred Harvey Company construyó un
grupo de atractivos edificios que iremos conociendo en nuestros paseos.
En la actualidad el viaje en tren desde Williams se sigue realizando y puede ser una
interesante manera de llegar.
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