Arte por fuera, arte por dentro
Desde Confederation Square caminamos por Sussex Drive y luego por York Street, para llegar al Byward Market, mercado establecido en 1826 por el Coronel By, el constructor del Rideau Canal, que es uno de los mercados más antiguo y grande de Canadá.
La realidad es que su exterior es mejor que su interior, al que nos parece que le falta alma en sus locales para ser un lugar de ambiente y compras; puede que la hora, ya tardía, no acompañara para la visita, pero nos pareció que carecía de gran atractivo. Aun así hicimos una parada para tomar algo, que nos retrasa en el horario de visitas, pero no todo va a ser caminar y ver (estamos completamente desconocidos con nuestros hábitos).
La animación y los restaurantes se encuentran alrededor del mercado, por las calles George, York, Clarence, Byward y William St entre otras. Caminamos por Dalhousie St, donde parece haber un pequeño Chinatown gastronómico, y luego giramos por Murray St, el paseo lo estamos aprovechando para encontrar un restaurante para cenar esta noche, pero el que buscábamos ya no existía –a una familia compañera de viaje también le ocurrió, teníamos el dato de la misma guía de viajes pero ninguno lo habíamos contrastado, había cerrado en mayo, pero el local era un desastre para solo tres meses de inactividad, daba la sensación de llevar más tiempo cerrado-.
Finalmente por St Patrick St llegamos a la Cathédrale Notre Dame, construida en 1839, que dicen que es uno de las iglesias más bonitas de Canadá, pero para nuestra desgracia hemos llegado diez minutos tarde (si no hubiéramos hecho la parada en Byward Market…, pero no es momento para la autocompasión sino para sacar partido momento a momento).
En el exterior hay una estatua de Joseph Eugene Guigues, primer obispo de Ottawa, que supervisó las obras de la catedral.
Frente a la catedral, y la razón primordial por haber llegado hasta aquí es la National Gallery of Canada, un precioso edificio acristalado que vimos desde Parliament Hill y desde la terraza mirador del Musée Canadien de l'Historie. El edificio está construido en hormigón, granito rosa y por supuesto, cristal; un diseño del arquitecto Moshe Sadfie, el autor de Habitat'67 de Montreal y del Musée de la Civilisation de Québec.
En el exterior destaca Maman, la famosa y gran escultura de Louise Bourgeois, una gigantesca araña que nos hemos encontrado en Londres en la Tate Modern y en Tokyo, a los pies de la Torre Mori, pero que nos saltamos, desgraciadamente, en Seúl en el distrito de Gangnam (sí, el de la famosa canción Gangnam Style); a la araña la tenemos más cerca en el Museo Guggenheim de Bilbao y todavía no conocemos ninguno de los dos.
Decidimos entrar al museo aunque tenemos muy poco tiempo para visitarlo con calma (12 $; aunque creo que por la hora nosotros no llegamos a pagar), lo tendremos que hacer a la carrera y seleccionando las paradas, que no podrán ser largas; en fin, en principio estamos aquí por una cuestión arquitectónica y no artística, aunque la arquitectura es un arte.
Por un pasillo inclinado inspirado en la Scala Regia del Vaticano se accede al Great Hall, con los prismas de cristal que en sus formas y composición rinden homenaje al edificio de la Library of Parliament, que se encuentra enfrente.
Vista del edificio desde Parliament Hill.
Vista desde el Musée Canadien de l'Historie.
Las obras que se exponen son diversas, y en algunos casos muchos dudaríamos entre llamarlas arte; por ejemplo, esta no sé si entraría en la categoría de instalación porque no la termino de ver como una escultura; es como una extraña casa de muñecas, que tiene un aire a crítica social. Además no he conseguido encontrar su título y autor (allí no estuve pendiente de este detalle).
Wagon I de David Smith; unas ruedas inspiradas en las que se tallan en los templos hindúes (como sobre esta arquitectura todavía tengo una laguna cultural y no lo asocio).
Este avión aplastado por una roca nos recuerda al coche aplastado por una ídem en Sydney, en Dawes Point, y una vez comprobado efectivamente se trata de una obra del mismo autor, Jimmie Durham, en este caso se trata de Encore Tranquillité, que muestra cómo una simple piedra (lo de simple tiene varias interpretaciones) es superior a la tecnología del avión. Este artista parece tener una obsesión con aplastar vehículos en general.
Asustados, mareados y con bastante desagrado vemos una de las obras de Evan Penny, Jim Revisited, que tiene el efecto de la distorsión según uno se mueve mirando la escultura; no es nada fácil contemplarla aunque admiramos su complejidad, elaboración y efectividad.
A paso acelerado buscamos las salas dedicadas a la pintura del famoso Group of Seven, grupo pictórico cuyo origen se encuentra en una exposición del pintor A.Y. Jackson realizada en Toronto en 1911, con cuadros en los que utilizaba una técnica pictórica de vivo colorida y textura para capturar los ricos y variados paisajes canadienses, rompiendo de esta manera con los cánones europeos que hasta el momento se seguían en Canadá. En Toronto, Jackson comenzó a acompañar a Tom Thomson en sus excursiones al Algonquin Park para plasmar los paisajes.
Thomson murió en 1917 y sus amigos y seguidores pintores fundaron oficialmente en 1920 el Group of Seven, que incluía además de a Jackson, a Lawren Harris, Frederick Varley, Frank Johnston, Arthur Lismer, Franklin Carmichael y J.E.H. MacDonald.
En la fotografía, al fondo The Jack Pine y en primer plano West Wind, ambas obras de Tom Thompson. Nos ha faltado tiempo para disfrutar más tranquilamente de las obras de este importante grupo pictórico, aunque en principio nos ha gustado (posiblemente no sea el verbo que a un artista le gusta que le apliquen a su obra, pero no somos críticos ni grandes aficionados ni grandes entendidos, vamos paso a paso con el arte).
Thomson murió en 1917 y sus amigos y seguidores pintores fundaron oficialmente en 1920 el Group of Seven, que incluía además de a Jackson, a Lawren Harris, Frederick Varley, Frank Johnston, Arthur Lismer, Franklin Carmichael y J.E.H. MacDonald.
En la fotografía, al fondo The Jack Pine y en primer plano West Wind, ambas obras de Tom Thompson. Nos ha faltado tiempo para disfrutar más tranquilamente de las obras de este importante grupo pictórico, aunque en principio nos ha gustado (posiblemente no sea el verbo que a un artista le gusta que le apliquen a su obra, pero no somos críticos ni grandes aficionados ni grandes entendidos, vamos paso a paso con el arte).
Con algo de lío acabamos encontrando el camino para llegar a la Rideau St Chapel, iglesia de 1888 que se salvó de la destrucción al ser trasladada en 1972 desde su emplazamiento original. La iglesia pertenecía al convento Our Lady of the Sacred Heart y fue lo único que se salvo de la demolición por su belleza neogótica y por el movimiento ciudadano para su conservación; creo que la demolición se realizó para la construcción de la Universidad.
La iglesia tiene muy buena acústica, además de tener instalado un buen equipo de sonido, con lo que es un lugar donde escuchar música en paz con el mundo y con uno mismo; ya que suena Spem in alium o Motete de cuarenta partes (para ocho coros a cinco voces), de Thomas Tallis, y por cada uno de los cuarenta altavoces suena una voz de los componentes de un coro, de modo que se consigue una mejor apreciación de la composición musical. Curioso es que esta obra se menciona en el polémico best seller Cincuenta sombras de Grey, de asombrosa actualidad cinéfila, y es que todo parece enlazarse sin saber cuando o dónde va a ocurrir.
La iglesia tiene muy buena acústica, además de tener instalado un buen equipo de sonido, con lo que es un lugar donde escuchar música en paz con el mundo y con uno mismo; ya que suena Spem in alium o Motete de cuarenta partes (para ocho coros a cinco voces), de Thomas Tallis, y por cada uno de los cuarenta altavoces suena una voz de los componentes de un coro, de modo que se consigue una mejor apreciación de la composición musical. Curioso es que esta obra se menciona en el polémico best seller Cincuenta sombras de Grey, de asombrosa actualidad cinéfila, y es que todo parece enlazarse sin saber cuando o dónde va a ocurrir.
Así suena la preciosa música, que en el marco de la iglesia era una auténtica maravilla y con la que te quedabas completamente embelesado y transportado.
Desde la National Gallery podríamos llegar al cercano Nepean Point, pero si lo hacemos llegaríamos tarde a nuestra cita para la cena, ya que durante el paseo hemos reservado en un restaurante que nos convenció y al que era mejor acudir con mesa reservada que sin ella para evitar la gran cola que se formaría, así que emprendemos el camino de vuelta hacia el hotel.
En una pequeña plaza frente a la National Gallery of Canada, entre Murray St y St Patrick St, se sitúa el National Peacekeeping Monument, una obra de Jack Harman de nombre original Reconciliation, que honra a los canadienses que han servido en las Fuerzas de Paz de las Naciones Unidos, los famosos cascos azules.
Las misiones de paz en las que han trabajado los soldados canadienses están escritas en un muro, además de las palabras de Lester B. Pearson, canadiense principal impulsador de la creación de la fuerza de paz en 1956, por lo que ganaría el Premio Nobel de la Paz den 1957: “Necesitamos la acción no sólo para acabar con la lucha, también para construir la paz…”.
El monumento está rodeado por unos muros en ruinas, los efectos de la guerra, y supongo que la línea negra en el suelo simboliza la división entre las dos facciones en guerra o en conflicto (no hay mención directa a los muertos).
Tras adecentarnos un poco, salikmos a cenar, el lugar elegido, Keg’s, que tiene sucursales por todo el país. Para beber, un fantástico vino tinto de la península del Niágara, Inniskillin Riesling, que además de poder pedirlo por copas, se puede hacer por tamaño, copa mediana o copa grande, ¿adivináis cual elegimos?. Para comer, un fabuloso surf’n’turf, steak and half lobster, un solomillo, que también se puede elegir entre tamaño pequeño o grande, con media langosta del Atlántico servida con mantequilla derretida y jugo de limón; la carne mejor que la langosta, y es que nuestras gallegas son de las mejores; pero comer, comimos mucho y bien.
Un detalle de amabilidad de los canadienses, o de los turistas nacionales o internacionales porque no sé su procedencia, me lo encontré en el baño, ya que mis lentillas comenzaron a molestarme muchísimo, y tuve que ir a ver qué pasaba; allí varias personas se interesaron por mí, en especial una que me ofreció líquido para intentar aliviarme, cosa que no conseguía de ninguna manera, hasta que conseguí sacarla tras muchos esfuerzos, obteniendo una lentilla partida y un ojo enrojecido.
Tras la cena acudimos al bonito, colorido y bien ejecutado espectáculo de luz y sonido Mosaika sobre el Centre Block de los Parliament Buildings.
Tras la cena acudimos al bonito, colorido y bien ejecutado espectáculo de luz y sonido Mosaika sobre el Centre Block de los Parliament Buildings.
Mapa del recorrido:
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