Lo pequeño es grande
Hoy tenemos el día completo en Québec por nuestra cuenta e intentaremos aprovecharlo lo mejor que podamos y/o entendamos, así que para variar la ruta y saltarnos la porte de Saint Louis, desde el hotel tomamos la Rue Dauphine para entrar en la Ciudad Alta por la porte Kent, la última de las puertas construidas en la muralla, más de uso ornamental que defensivo, a propuesta de Lord Dufferin. El nombre lo recibe del duque de Kent, el padre de la reina Victoria.
Tras la puerta se encuentra la Chapelle des Jésuites, diseñada por el arquitecto François Baillairgé en 1817, que alberga en su interior piezas valiosas de arte religioso, pero sus puertas están cerradas y no vemos ningún horario de visita. La Compañía de Jesús fue fundada en París en 1540 por San Ignacio de Loyola, y en 1625 varios jesuitas llegaron a Nouvelle France para educar a la población tanto amerindia como nacional. El año 1800 marcó el final de la orden en Québec, con la muerte del último jesuita, el padre Casot, pero en 1842 Monseñor Bourget les invitó a volver a la ciudad.
Desde Rue Dauphine giramos por la Rue Sainte Ursule.
La calle es coqueta, con construcciones sencillas, algunas algo más ornamentadas con bonitos balcones de hierro forjado y miradores en sus fachadas; algunas de estas casas, así como de las calles transversales están ocupadas por pequeños hoteles (estás alojado en el centro pero en una zona bastante tranquila).
Al final de la calle, a la derecha se alza la Chalmers Wesley United Church, construida en 1853, que lleva el nombre del reverendo Thomas Chalmers, un pastor escocés que fue jefe del movimiento de la Iglesia Libre de Escocia. Presenta una arquitectura neogótica, típica de la religión protestante. En la actualidad alberga a la vez a la comunidad anglófona y a la francófona. Sus puertas están cerradas, hay horario de misas pero no de visita.
Frente a esta iglesia, semiescondido en un pequeño jardín se encuentra el Sanctuaire Notre Dame du Sacré Coeur, capilla católica construida en 1910 por el arquitecto quebequés Berlinguer en honor a la Virgen María, siendo una réplica de la capilla de Notre Dame du Sacré Coeur de Issoudum (Francia), localidad en la que fue fundada la Congregación de Misioneros del Sacré Coeur en 1854.
Afortunadamente sus puertas están abiertas, así que aprovechamos la ocasión y descubrimos una preciosa capilla, luminosa y tranquila.
Sus paredes están cubiertas con placas de mármol en señal de agradecimiento a la Virgen María por las súplicas y favores concedidos.
Pero el elemento más llamativo son sus coloridas vidrieras, de estilo neogótico, realizadas por Henri Perdriaux.
Al salir de la iglesia nos encontramos con tres españoles de visita en la ciudad, que tenían la duda de entrar o no entrar, y les animamos a hacerlo, que no siempre lo bonito o lo que te llena los ojos se encuentra en las iglesias grandes o en las catedrales.
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