Nouvelle France
Desde la Rue Port Dauphin, donde se sitúa la Archidiócesis Católica, ahora sí que bajamos por la empinada Côte de la Montagne, y tenemos la visión de la reconstruida porte Prescott.
No terminamos de recorrer la calle, ya que desde la Côte de la Montagne se accede a la Escalier Casse Cou, la escalera rompecuellos, que con este nombre asusta y son unas simples escaleras, pero retrocedamos en el tiempo, con escaleras de piedra cubiertas de nieve, tremendamente resbaladizas…rompecuellos por decir alguna parte del cuerpo y no mencionar todas.
Por esta escalera entramos en la Basse Ville, la Ciudad Baja, que fue afortunadamente restaurada en la década de 1970, y que es el núcleo a partir del cual creció Québec Ville. Entramos en Nouvelle France, al llamado Quartier Petit Champlain por la Rue du Petit Champlain.
La calle es una de las más antiguas y más estrechas de Norteamérica; esta estrechez no es tanta como podría ser y desde luego no es ningún obstáculo para estar siempre con plena circulación.
Es coqueta la calle, favorecida además por la iluminación nocturna; el tránsito de gente se debe a esta coquetería, así como a las tiendas y restaurantes en sus locales.
A mitad de la calle unas escaleras, Escalier Cul de Sac, conducen al Boulevard Champlain.
Pero de momento continuamos por la Rue du Petit Champlain, y al final de ella, una escultura/instalación que forma parte de una exposición artística en la calle que se estaba celebrando en la ciudad, Les Passages Insolites. El nombre de esta obra es L’Odyseée, realizada por Jean François Cooke y Pierre Sasseville, tres palomas gigantes a punto de atacar una lata de sopa, de sopa Campbell por supuesto. Simpática obra, que refleja la cotidianidad en nuestras ciudades, donde las palomas se están apropiando de cientos de lugares (lo malo no son ellas en sí, sino sus excrementos dañinos).
Pero nuestros ojos se fijan más en el mural trampantojo sobre la fachada de una de las casas, que representa la historia del distrito Petit Champlain, mostrando diferentes acontecimientos: los bombardeos de 1759, los deslizamientos de tierra y los incendios que se han padecido en él, imágenes de la vida cotidiana en las casas de los vecinos...casi como nuestra 13 Rue del Percebe, pero sin humor ácido.
Volvamos al comienzo de la Rue Petit de Champlain, al pie de la Escalier Casse Cou; a nuestra izquierda surge la pequeña Rue Sous le Fort.
Rue Sous le Fort termina en el Boulevard Champlain, paralelo al río Saint Laurent.
Casi al final de la calle, a nuestra derecha, hay un pequeño pasadizo, el Passage de la Baterie.
No dudamos en entrar por él y encontrarnos quizás con uno de los rincones más encantadores a nuestros ojos, con piedra y madera, todo ello produce más la sensación de un salto hacia atrás en el tiempo, y es que aparte de las construcciones, la ausencia de público también condiciona y ayuda a la valoración.
Desde aquí tenemos vistas del río Saint Laurent y de las terrazas que pueblan el Boulevard Champlain.
Finalmente accedemos al Boulevard Champlain y al Parc de la Batterie.
Desde la fundación de Québec Ville en 1608, los ingleses tenían puestos sus ojos en ella, y los franceses instalaron cañones para protegerse de un posible ataque. Batterie Royale fue la cuarta que se instaló en la cercana Place Royale, en 1691, tras el ataque del británico Mayor William Phips en 1690, con treinta naves y 2.000 milicianos, durante el que sitió la ciudad, que finalmente tuvo que levantar, pero a partir de este momento, el defensor de la ciudad y gobernador de Nouvelle France, Louis Buade de Frontenac, estaba convencido de que los ingleses volverían a intentarlo. Desde el bastión se podía seguir el paso de los barcos por el río Saint Laurent. La batería recibió el nombre de Royale porque el rey francés Luis XIV había cubierto los gastos de su construcción.
Su forma y la colocación a nivel del agua lo diferencian de cualquier otro bastión en la provincia.
De 1691 a 1759 la batería no se enfrentó a enemigos militares sino a los elementos, azotada por las mareas, corrientes y el hielo, que le causaron grandes daños. En 1759 entró en acción por el ataque del general británico James Wolfe, que desde la orilla del río frente a la ciudad, Lévis (que se divisa perfectamente desde la Terrasse Dufferin), entre el 12 de julio y el 13 de septiembre bombardeó la ciudad con más de 40.000 balas de cañón y 10.000 proyectiles. La derrota francesa tuvo lugar el 13 de septiembre en la Batalla de las Llanuras de Abraham, y cinco días después se rindió la ciudad; tal como temía Frontenac y muy a pesar de la batería.
Con las funciones militares obsoletas, la localización de la batería comenzó a utilizarse como muelle, y durante el siglo XIX fue enterrada por la construcción de diversos edificios. Fue restaurada en 1977 tras descubrirse sus ruinas.
De 1691 a 1759 la batería no se enfrentó a enemigos militares sino a los elementos, azotada por las mareas, corrientes y el hielo, que le causaron grandes daños. En 1759 entró en acción por el ataque del general británico James Wolfe, que desde la orilla del río frente a la ciudad, Lévis (que se divisa perfectamente desde la Terrasse Dufferin), entre el 12 de julio y el 13 de septiembre bombardeó la ciudad con más de 40.000 balas de cañón y 10.000 proyectiles. La derrota francesa tuvo lugar el 13 de septiembre en la Batalla de las Llanuras de Abraham, y cinco días después se rindió la ciudad; tal como temía Frontenac y muy a pesar de la batería.
Con las funciones militares obsoletas, la localización de la batería comenzó a utilizarse como muelle, y durante el siglo XIX fue enterrada por la construcción de diversos edificios. Fue restaurada en 1977 tras descubrirse sus ruinas.
Recomiendo un paseo por la Rue Petit de Champlain de día, para ver las construcciones con luz, y por la noche, porque la iluminación le favorece mucho, le da un toque más romántico (a pesar de la multitud y el bullicio).
Mapa del recorrido:
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