Las ideas y los planes son para cambiarlos, y eso es lo que tuvimos que hacer nosotros, aunque no fue un cambio realmente sino una alteración en el orden de acciones: pensábamos visitar una exposición de arte y luego comer, pero el tráfico madrileño (caótico) nos hizo comer primero en el restaurante Palacio de Cibeles y luego acudir a la llamada del arte.
El antiguo Palacio de Comunicaciones, hoy Palacio de Cibeles, alberga en su interior exposiciones bajo el nombre general Centro Centro en sus plantas, pero del palacio teníamos una asignatura pendiente que en nuestra visita anterior no pudimos realizar, nos conformamos con el mirador, pero no fue decisión nuestra sino de los horarios, así que hoy que tenemos oportunidad vamos a entrar en la Galería de Cristal, que es donde se ha celebrado la 9ª Feria de Arte Contemporáneo.
La entrada a la feria (no sé si a la Galería de Cristal en horarios de visita) se realiza por la calle Montalbán, y frente a este lateral del Palacio de Cibeles se encuentra el imponente edificio del Cuartel General de la Armada, un edificio neogótico construido en 1928 sobre terrenos del Jardín del Buen Retiro. La parte moderna anexada al edificio aloja el Museo Naval. Nunca es tarde para conocer más de Madrid, aunque sea a cuentagotas como nosotros.
Entremos a la feria de arte, donde nos recibe nuestra hija, hermana, prima, cuñada... la artista de la familia, Mar Solís, el motivo (¡gran motivo!) de este encuentro familiar y gastronómico.
Primero aprovechamos un poco para ver la cúpula de la Galería de Cristal, aunque al estar ocupado por los stands de las galerías de arte, el espacio no se valora en su justa medida, es de otra forma, sobre todo por la conjunción de arte y cristal.
Lo primero es ver la nueva obra de Mar Solís, que ya ha sido presentada en otras exposiciones pero algunos de nosotros no hemos tenido la oportunidad (y eso que lo intentamos con ganas estas pasadas Navidades) de conocerla.
Mi relación con el arte es sencillamente dejarme llevar por las sensaciones visuales, y ellas me producen lo típico de me gusta/no me gusta, pero no solo por su composición, sino también condicionado por las sensaciones emocionales que trasmiten, porque a lo mejor no son obras estéticamente bellas (perdón cuñada) pero te transmiten un pensamiento, una emoción.
El hecho de conocer la obra de Mar Solís desde sus inicios hace que vayamos viendo su evolución, tanto en los materiales empleados como en sus composiciones y creo que de alguna manera en su obra plasma su alma, sus inquietudes, su actitud ante la vida (opinión totalmente personal y que seguramente la artista me rebatirá). Personalmente esta "mujer abierta" me cuenta muchas cosas, pero son demasiado personales para escribirlas aquí. La modelo de la fotografía pertenece a una secuencia, y aunque aquí su cara aparenta ser de más edad, por la capa de ¿arcilla? sobre ella, solo tiene 25 años (me gustará ver esa secuencia de imágenes para ir viendo el paso del tiempo en una mujer con la utilización de este material).
Como escultora Mar Solís es versátil con el uso de los materiales que utiliza (ya sé, como cualquier artista, esto forma parte de sus evoluciones y de su arte), aunque suele ser bastante constante en sus formas sinuosas. Por sus manos pasa el frío acero, que gracias a estas manos y su forma de tratarlo a mis ojos se torna en caliente acero, sensitivo acero con puntas afiladas (se me desborda la imaginación para describirlo y me contengo para no ser más insufrible, esto para la familia).
Y la cálida madera, material con el que me tiene ganada por completo, con el que es capaz de causarme una multitud de sensaciones, tanto con sus obras más pequeñas, como con las más grandes (y esta no es de las más grandes, sería un tamaño medio).
Preciosa la forma curvada de la escultura (y no creo que me pierda la pasión y el amor), sus giros, más parece la línea de una cinta de gimnasia rítmica capturada en pleno vuelo.
Recorramos la feria con otros artistas, aunque no tomé nota de sus nombres, así que "por sus obras les conoceréis" aquellos que os guste el arte y lo sigáis.
Aparte de Mar Solís el único artista que mis ojos reconocen es a Lorenzo Quinn, y es que el apellido le ha ayudado a darse a conocer en el plano no puramente artístico, aunque sus obras me gustan, como este equilibrio de figuras humanas, que transmite fuerza, equilibrio, y sientes la sujeción de la mujer.
Como también sientes la sensación de giro y de fuerza centrífuga en esta escultura del mismo escultor.
Otras obras (o instalaciones) son difíciles de definir, de valorar, aunque lo que sí es valorable es el tiempo empleado para conocer este sinfín de piezas de plástico de colores, que resulta llamativo, sobre todo a los ojos de un niñ@, que lo podría descomponer en un visto y no visto.
Desazón me producen las caras rojas como enfundadas en mallas, algunas muy expresivas, como expresivas son las manos realizadas con el mismo material.
Unas obras realizadas con cristal y pintadas con colores muy vivos resultan muy llamativas a mis ojos, que me conducen al mundo del graffiti.
Una de las obras expuestas es simpática, ¿en qué estaría pensado el autor?
De las que más me desconcertaron, por algún motivo allí me produjeron angustia, fueron las de unos niños escalando por las paredes (no era por la sensación asociada de niño que se cae, era algo que no sé definir).
O este cubo de caras (me quedo sin palabras), que bajo ningún concepto me gustaría tener en mi casa.
Dos visitantes empapándose de arte, mirando intentando entender, o sencillamente no entender y solo ver.
Una de las obras parece un homenaje a la película Scream, aunque por supuesto no tiene nada que ver, es solo mi asociación de ideas.
Si el artista me leyera me caería un buen chaparrón por lo que escribo, pero colocando un cristal encima de su escultura queda una divertida mesa de centro.
Divertida y simpática es esta versión escultórica del cuadro de Goya, La familia de Carlos IV.
Un espacio estaba ocupado por obra latinoamericana, que no podía dejar indiferente por el que pasaba por allí; una de ellas eran cuchillos colgados de unas ramas.
Tremenda inquietud produce en esta sección unas macetas con movimiento, que hablan del corrimiento de tierras, del corrimiento de personas por los efectos devastadores de la naturaleza y de la economía.
Así terminamos nuestro paso por la feria de arte, en la que "para gustos, los colores".
Gracias Mar Solís por acercarnos al arte, gracias a tí no nos parece tan lejano, tan extraño (no siempre, en no pocas ocasiones es realmente extraño), y gracias a tí lo buscamos allá por donde viajamos.
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