Azul
flotante
Terminado el picnic a la orilla del lago Pehoé (mirar mapa de situación) volvemos a la minivan para rodear el lago en dirección sur.
Seguimos teniendo la visión de los cuernos del Paine, a los
que les vamos viendo desde otro ángulo.
Cruzamos el río Paine, y desde él vemos el Paine Grande y su glaciar colgante.
Tras unos aproximadamente cuarenta y
cinco minutos de viaje hacemos la última parada del día, para caminar primero
por bosque, creo que con árboles coigüe (nuestros amigos de la tirolina en Peulla), para luego cruzar por un puente ligero
sobre el río Pingo, que sólo admite seis viandantes a la vez, lo que me provoca
las dudas de que pasará en un día de tráfico turístico a pleno, ya que hoy
somos pocos y lo respetamos sin querer, por ir llegando en pequeños
grupos y subgrupos dentro de los grupos, pero en días de afluencia masiva, las prisas y que siempre hay un gracioso que juega a moverlo...
Tras otra corta
caminata comenzamos a divisar en la lejanía, emocionados como niños, nuestro
destino.
Al fondo tenemos otra visión
de los cuernos del Paine, que ahora parecen menos cuernos, y del Paine Grande. Nosotros
tenemos que caminar por una capa de piedras por la que no es fácil ni rápido
hacerlo, atraídos por el color azul que nos ha atrapado desde el primer momento.
A medio camino ya
asoma la masa azul, estamos en el lago
Grey (mirar mapa de situación), en el que termina el glaciar
Grey. ¡Maravilloso momento!
El lago Grey es de
color gris como su nombre en inglés indica, y en ocasiones en él se levantan olas que le
dan un aspecto marino. En el lago hay icebergs de un color inmensamente
azul flotando que se han ido desprendiendo del glaciar, glaciar que forma parte de la
zona más austral del Campo de Hielo Sur.
No puedo escribir ni describir la
emoción que sentíamos contemplando esta belleza natural. El glaciar parece
cercano pero no lo está, puede haber algo más de 11 km de camino hasta llegar a
él por un sendero señalizado y luego poder caminar sobre el glaciar (sí, caminar sobre el). Nosotros
tenemos en nuestra mente la magnífica, excepcional e impresionante experiencia
de caminar sobre el glaciar Fox en Nueva Zelanda, y nos hubiera gustado poder
haberlo hecho sobre este Grey, pero tendrá que ser en otra ocasión en la que el
tiempo, tanto horario como metereológico, sea más favorable.
Una muestra de esta inolvidable experiencia ya que el viaje a Nueva Zelanda está en la cartera de pendientes, para hacerse una ligera idea de lo que puede representar pasear sobre un glaciar.
Una forma más cómoda
de acercarse al glaciar es navegando por el lago Grey, pero no había tiempo
material para hacerlo (miré las posibilidades y tenía que haber sido en otro día,
día del que no disponíamos si queríamos abarcar otros lugares, otras visitas).
Nos conformamos, que
no es poco, con esta visión lejana, cargada de azul. El glaciar tiene 4 km de
ancho aunque con el paso de los años y el cambio climático ha ido reduciendo su
anchura y su longitud.
En la orilla todos
jugamos con los bloques de hielo, ¡que me traigan un whisky! ¡o dos!
La razón de este intenso color azul se debe que al incidir un rayo de luz sobre un bloque de hielo, solo el componente azul de la radiación tiene la suficiente energía para penetrar en su interior, ya que el resto de colores son absorbidos.
La razón de este intenso color azul se debe que al incidir un rayo de luz sobre un bloque de hielo, solo el componente azul de la radiación tiene la suficiente energía para penetrar en su interior, ya que el resto de colores son absorbidos.
Demasiado tarde
descubrimos que hay un camino que lleva a un mirador del glaciar sobre una
península en el lago, aunque sinceramente no creo que con el tiempo del que disponíamos
nos hubiese dado tiempo a ir y volver, sobre todo porque no había ninguna
indicación ni de los kms a recorrer ni del tiempo estimado en recorrerlo, pero
aún así comenzamos a andar por él.
Si bien no creíamos que pudiéramos llegar hasta el mirador, si teníamos la esperanza de acercarnos un poco más
al glaciar para “sentirle” más, pero no fue mucho más cercano y tras un trecho
de camino nos dimos la vuelta, había que controlar el tiempo, Julián nos había
dado hora para estar en la minivan y todavía nos faltaba volver a atravesar el
terreno de piedras y luego la caminata por el bosque, con lo que ya llegábamos
tarde con total seguridad; y eso que parte del grupo todavía seguía en el
camino al mirador, pero no tardaron mucho en bajar sin haber logrado el
objetivo. Creo que desde el mirador se tendrá una visión más amplia del glaciar
pero creo que no sería mucho más cercana en realidad.
Se ha terminado la
increíble y maravillosa excursión del día de hoy por el Parque Nacional Torres del Paine, y emprendemos la vuelta hacia Puerto Natales, creo que salimos por
la Portería Serrano, con una carretera más directa hacia la ciudad, mientras
los cielos se van cubriendo de nubes, que no presagian buen tiempo
precisamente, y de oscuridad con el anochecer.
Supongo que debido al
tiempo, no inclemente pero no especialmente apetecible, nos hemos quedado sin
ver alguna de su fauna más importante, los majestuosos cóndores y el cisne de
cuello negro entre otros.
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