23 de julio de 2013

Corea del Sur - Seúl - Dongdaemun - Seoul Folk Flea Market - Mercado Gyeong-dong



De mercadillos y otras hierbas

Tras nuestro paso y paseo por la torre Jongno cogemos el metro, hoy será el día en que será nuestro transporte aliado, y la primera parada que hacemos es en una de las puertas de la ciudad, Dongdaemun, la puerta del Este o Heunginjimun (estación Dongdaemun), en el distrito de Dongdaemun-gu (mirar mapa de distritos). 


La puerta fue construida en 1398, durante el reinado del rey Taejo, siendo una de las cuatro puertas mayores de la muralla que rodeaba la ciudad hacia los cuatro puntos cardinales. Fue reconstruida en 1869. 


Las calles transversales de la gran avenida en la que se sitúa la puerta nos recuerdan a las de Tokio, por ejemplo en la zona de Kagurazaka, no solo por las tiendas y los infinitos carteles, principalmente por los cables eléctricos, aunque nada de comparación con el caos vietnamita


Como ya hemos visitado palacios y templos, realeza y religión, hoy nos toca un paseo mundano, por el mundo de las compras, pero no con afán de comprar sino de ver donde compran los coreanos, y para ello nos acercamos en metro hasta el Seoul Folk Flea Market (estación Sinseol-dong o estación Jegi-dong, también en el distrito de Dongdaemun-gu), que ya en la estación de metro de salida se encuentra publicitado y señalizado, así como en baldosas por la calle -mejor orientación imposible, aunque hubo algún momento de confusión-, con lo que se ha convertido en una atracción más, como cualquier mercadillo de cualquier ciudad, ¿no tenemos El Rastro en Madrid? ¿y el Mercado de las Pulgas en París?, y en New York ¿no se celebran unos cuantos los fines de semana en diferentes barrios?, y en Londres y... 


El mercado original comenzó en una pequeña calle de la zona de Dongdaemun durante el periodo colonial japonés y se comenzó a ampliar en la década de 1950, cuando los basureros de todo el país rescataban ropa y comida de los productos desechados en las bases militares norteamericanas o bienes industriales de las fábricas locales en no perfecto uso de funcionamiento pero que se podían vender y así ganarse la vida en tiempos difíciles. 


El mercado ha tenido muchos nombres, pero tras la restauración del arroyo Cheonggyecheon, los vendedores se vieron desplazados al estadio Dongdaemun, que llegó a convertirse en un nuevo mercado, y después de derribarse este estadio, tuvieron que volver a moverse al edificio que actualmente ocupan, aunque dicen que no demasiado contentos. 

La verdad es que es un auténtico mercadillo y batiburrillo de artículos varios: mucha ropa, electrodomésticos pequeños y no tan pequeños -como ventiladores, máquinas de coser, aparatos de música y sonido, aparatos de aire acondicionado (algunos con serias dudas sobre su funcionamiento)-, palos de golf, esculturas variopintas, cuadros, artículos de ferretería, artículos para el hogar…un caos si no se tiene un objetivo definido, y estoy segura que para los nacionales tiene que resultar bastante útil. 




 
Si durante el viaje hemos ido llamando la atención por nuestro aspecto occidental, en esta zona ya se salen del asombro, cierto es que no somos los primeros ni seremos los últimos turistas ocasionales en pasar por aquí, pero no es de los lugares que todo el mundo recomendaría como "visitable", aunque yo tengo mis propias "querencias" y afortunadamente la persona que viaja comigo las tolera y poco a poco hasta las va compartiendo. 
Ahora tengo el recorrido confuso porque yo creo que volvimos andando hacia la puerta Dongdaemun, pero casando las fotos y la hora registrada en ellas con los lugares, más parece que nos dirigimos en dirección contraria, la verdad es que este día estábamos más por la labor de pasear y ver lo que saliera que concentrados en buscar lugares definidos con el mapa en la mano, con lo que nos dejamos llevar por las tiendas y sobre todo por los puestos callejeros que nos encontramos en la calle, lo que sí recuerdo con nitidez es que fue un largo (pero que muy largo) paseo y además bajo la lluvia. 

Los productos de los puestos eran principalmente verduras, setas, frutas y hierbas, pero también había algunos de pescado e incluso vimos alguna carnicería, con algunas piezas dispuestas para ponerlas en la barbacoa.





Durante nuestra visita a Busan paseamos por su mercado de pescado Jalgachi y alrededores, pero este mercado-mercadillo es más improvisado, menos organizado, más al "estilo español". Y como ya habíamos visto un mercado de peces, en la lista de visitas se cayó la del mercado de pescado de Junbu, situado en esta zona de Dongdaemun. 

La duda del camino recorrido viene primeramente por el sitio donde comimos, que con total seguridad era un centro comercial Lotte, y buscando información sobre sus ubicaciones en la capital, el más cercano (y decir cercano es una fantasía kilométrica) se encuentra al lado de la estación de metro Cheongnyangni, y el nombre de estación me suena mucho,ya que además recuerdo un letrero grande y vertical anunciándola. 

Como estabámos mojados, para escurrirnos yo voté por unos calderos de algo que parecía sopa que vimos a través de los cristales de un local a pie de calle, pero a mi marido no le apeteció hacer la prueba gastronómica, prefería algo más seguro, así que entramos en el centro comercial, y en el piso de abajo había un Food Market, del estilo al que vimos en el centro comercial Shinsegae de Busan pero más pequeño, donde un amable señor al vernos algo perdidos nos ayudó a pedir la comida, y eso que él atendía el puesto de tés y cafés del centro; las rutas se pueden olvidar pero la gente amable es lo que no se olvida. 

Para comer nada especial, un arroz con pollo y un arroz con ternera, eso sí, los dos bastante picantes. 


La otra razón para tener dudas es que después de comer llegamos hasta el mercado de Gyeong-dong, y este se encuentra más cerca de Cheongnyangni que de Dongdaemun, mercado que sigue localizado en el distrito de Dongdaemun-gu. Se trata de un mercado de medicina oriental, con infinidad de hierbas, raíces, especias y ginseng. No caminamos mucho, el tiempo comenzaba a apremiarnos, solo un tramo pequeño de esta calle principal (creo que hay un edificio dedicado a este comercio pero no lo buscamos con ahínco y no preguntamos por él). 



Desde la zona donde se sitúa el mercado accedemos al arroyo Cheonggyecheon, donde recorrimos buena parte de su cauce y de su paseo reconvertido. 

Del arroyo salimos a la zona comercial de Dongdaemun, pero no nos dedicamos a explorarla, a estas alturas del día y después de llevar caminando una buena tanda de kilómetros -¡que grande es Seúl- y además con lluvia la mayor parte del tiempo, estamos realmente cansados.

El mercado de Dongdaemun es el más grande de la ciudad, albergando varias manzanas, con multitud de tiendas y de edificios comerciales; además el mercado es nocturno, por lo que su actividad entre las diez de la noche y las siete de la mañana es frenética, aunque su calidad (no la de los centros comerciales) dicen que no es la mejor. 



Lo que sí intentamos ver en la zona, aunque sabíamos que todavía estaba en obras a pesar de que estaba prevista su terminación para el verano del 2012, es el Dongdaemun Design Plaza & Park, un proyecto de la arquitecta iraní Zaha Hadid en el solar del antiguo estadio de Dongdaemun, que fue demolido el 18 de diciembre de 2007. 

Creo que se puede pasear por el parque, así como por las murallas reconstruidas, ya que fueron destruidas por los japoneses en 1925. Desafortunadamente no vemos casi nada del precioso complejo futurista que se está construyendo, pero creo que será una de las zonas turísticas en auge, por su buena localización, su espectacular diseño y por el bagaje  cultural e histórico que tendrá. 


Así será el complejo, que para verlo con buena perspectiva habría que buscar algún edificio  con altura alrededor, al que se pueda acceder. 


Fuente: ecofriend.com

El paseo comenzó en la puerta Dongdaemun y terminamos en ella. Cansados y mojados decidimos que no hay tiempo para hacer alguna visita más con calma, sería al trote y con un ojo siempre mirando el reloj, así que volvemos al hotel, son casi las 18.30 y nos recogerán allí a las 19.30 para llevarnos al aeropuerto. En el hotel aprovechamos para descansar y tomar una frugal merienda, la fiesta del helado de vainilla: un afogatto (café con helado de vainilla), y brownie de chocolate con helado de idem. 


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