De mercadillos y otras hierbas
Tras nuestro paso y paseo por la torre Jongno cogemos el metro, hoy será el día en que será nuestro transporte aliado, y la primera parada que hacemos es en una de las
puertas de la ciudad, Dongdaemun, la
puerta del Este o Heunginjimun (estación Dongdaemun), en el distrito de Dongdaemun-gu (mirar mapa de distritos).
La puerta fue construida en 1398, durante el reinado del rey Taejo, siendo una de
las cuatro puertas mayores de la muralla que rodeaba la ciudad
hacia los cuatro puntos cardinales. Fue reconstruida
en 1869.
Las calles transversales de la gran avenida en la que se sitúa la puerta
nos recuerdan a las de Tokio, por ejemplo en la zona de Kagurazaka, no solo por las tiendas y los infinitos carteles,
principalmente por los cables eléctricos, aunque nada de comparación con el
caos vietnamita.
Como ya hemos visitado palacios y templos, realeza y religión, hoy nos
toca un paseo mundano, por el mundo de las compras, pero no con afán de comprar
sino de ver donde compran los coreanos, y para ello nos acercamos en metro
hasta el Seoul Folk Flea Market (estación
Sinseol-dong o estación Jegi-dong, también en el distrito de Dongdaemun-gu), que ya en la estación de metro de salida se encuentra
publicitado y señalizado, así como en baldosas por la calle -mejor orientación imposible, aunque hubo algún momento de confusión-, con lo que se ha
convertido en una atracción más, como cualquier mercadillo de cualquier ciudad,
¿no tenemos El Rastro en Madrid? ¿y el Mercado de las Pulgas en París?, y en
New York ¿no se celebran unos cuantos los fines de semana en diferentes barrios?, y en Londres y...
El mercado original comenzó en una pequeña calle de la zona de
Dongdaemun durante el periodo colonial japonés y se comenzó a ampliar en la
década de 1950, cuando los basureros de todo el país rescataban ropa y comida
de los productos desechados en las bases militares norteamericanas o bienes
industriales de las fábricas locales en no perfecto uso de funcionamiento pero que se podían vender y así ganarse la vida en tiempos difíciles.
El mercado ha tenido muchos nombres, pero tras la restauración del
arroyo Cheonggyecheon, los vendedores se vieron desplazados al estadio
Dongdaemun, que llegó a convertirse en un nuevo mercado, y después de derribarse
este estadio, tuvieron que volver a moverse al edificio que actualmente ocupan,
aunque dicen que no demasiado contentos.
La verdad es que es un auténtico mercadillo y batiburrillo de artículos varios: mucha
ropa, electrodomésticos pequeños y no tan pequeños -como ventiladores, máquinas
de coser, aparatos de música y sonido, aparatos de aire acondicionado (algunos
con serias dudas sobre su funcionamiento)-, palos de golf, esculturas
variopintas, cuadros, artículos de ferretería, artículos para el hogar…un caos
si no se tiene un objetivo definido, y estoy segura que para los nacionales tiene que resultar bastante útil.
Si durante el viaje hemos ido llamando la atención por nuestro aspecto occidental, en esta zona ya se salen del asombro, cierto es que no somos los primeros ni seremos los últimos turistas ocasionales en pasar por aquí, pero no es de los lugares que todo el mundo recomendaría como "visitable", aunque yo tengo mis propias "querencias" y afortunadamente la persona que viaja comigo las tolera y poco a poco hasta las va compartiendo.
Ahora tengo el recorrido confuso porque yo creo que volvimos andando
hacia la puerta Dongdaemun, pero casando las fotos y la hora registrada en
ellas con los lugares, más parece que nos dirigimos en dirección contraria, la
verdad es que este día estábamos más por la labor de pasear y ver lo que saliera que
concentrados en buscar lugares definidos con el mapa en la mano, con lo que nos dejamos llevar por las
tiendas y sobre todo por los puestos callejeros que nos encontramos en la calle,
lo que sí recuerdo con nitidez es que fue un largo (pero que muy largo) paseo y además bajo la
lluvia.
Los productos de los puestos eran principalmente verduras, setas, frutas y hierbas,
pero también había algunos de pescado e incluso vimos alguna carnicería, con
algunas piezas dispuestas para ponerlas en la barbacoa.
Durante nuestra visita a Busan paseamos por su mercado de pescado Jalgachi y alrededores, pero este mercado-mercadillo es más improvisado, menos organizado, más al "estilo español". Y como ya habíamos visto un mercado de peces, en la lista de visitas se cayó la del mercado de pescado de Junbu, situado en esta zona de Dongdaemun.
La duda del camino recorrido viene primeramente por el sitio donde
comimos, que con total seguridad era un centro comercial Lotte, y buscando
información sobre sus ubicaciones en la capital, el más cercano (y decir
cercano es una fantasía kilométrica) se encuentra al lado de la estación de metro
Cheongnyangni, y el nombre de estación me suena mucho,ya que además recuerdo un letrero grande y vertical anunciándola.
Como estabámos mojados, para escurrirnos yo voté por unos calderos de
algo que parecía sopa que vimos a través de los cristales de un local a pie de calle, pero a mi marido no
le apeteció hacer la prueba gastronómica, prefería algo más seguro, así que entramos en el
centro comercial, y en el piso de abajo había un Food Market, del estilo al que
vimos en el centro comercial Shinsegae de Busan pero más pequeño,
donde un amable señor al vernos algo perdidos nos ayudó a pedir la comida, y eso que
él atendía el puesto de tés y cafés del centro; las rutas se pueden olvidar pero la gente amable es lo que no se olvida.
Para comer nada especial, un arroz con pollo y un arroz con ternera, eso
sí, los dos bastante picantes.
La otra razón para tener dudas es que después de comer llegamos hasta el
mercado de Gyeong-dong, y este se
encuentra más cerca de Cheongnyangni que de Dongdaemun, mercado que sigue localizado en el distrito de Dongdaemun-gu. Se trata de un mercado
de medicina oriental, con infinidad de hierbas, raíces, especias y ginseng. No
caminamos mucho, el tiempo comenzaba a apremiarnos, solo un tramo pequeño de esta calle principal (creo que hay un
edificio dedicado a este comercio pero no lo buscamos con ahínco y no preguntamos por él).
Desde la zona donde se sitúa el mercado accedemos al arroyo Cheonggyecheon, donde
recorrimos buena parte de su cauce y de su paseo reconvertido.
Del arroyo salimos a la zona comercial de Dongdaemun, pero no nos
dedicamos a explorarla, a estas alturas del día y después de llevar caminando
una buena tanda de kilómetros -¡que grande es Seúl- y además con lluvia la mayor parte del tiempo,
estamos realmente cansados.
El mercado de Dongdaemun es el más grande de la
ciudad, albergando varias manzanas, con multitud de tiendas y de edificios
comerciales; además el mercado es nocturno, por lo que su actividad entre las
diez de la noche y las siete de la mañana es frenética, aunque su calidad (no
la de los centros comerciales) dicen que no es la mejor.
Lo que sí intentamos ver en la zona, aunque sabíamos que todavía estaba en obras a
pesar de que estaba prevista su terminación para el verano del 2012, es el Dongdaemun Design Plaza & Park, un
proyecto de la arquitecta iraní Zaha Hadid en el solar del antiguo estadio de
Dongdaemun, que fue demolido el 18 de diciembre de 2007.
Creo que se puede
pasear por el parque, así como por las murallas reconstruidas, ya que fueron destruidas por
los japoneses en 1925. Desafortunadamente no vemos casi nada del precioso
complejo futurista que se está construyendo, pero creo que será una de las
zonas turísticas en auge, por su buena localización, su espectacular diseño y
por el bagaje cultural e histórico que tendrá.
Así será el complejo, que para verlo con buena perspectiva habría que
buscar algún edificio con altura alrededor, al que se pueda acceder.
Fuente: ecofriend.com
El paseo comenzó en la puerta Dongdaemun y terminamos en ella. Cansados y mojados decidimos que no hay tiempo para hacer alguna visita más
con calma, sería al trote y con un ojo siempre mirando el reloj, así que volvemos al hotel, son casi las 18.30 y nos recogerán allí a las 19.30 para llevarnos al aeropuerto.
En el hotel aprovechamos para descansar y tomar una frugal merienda, la fiesta del helado
de vainilla: un afogatto (café con helado de vainilla), y brownie de chocolate con
helado de idem.
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