Paseo por el lago
Terminada nuestra excursión por el fascinante templo Golgulsa y
su exhibición de Sunmudo, es hora de volver al hotel, y a pesar de estar algo
cansados, decidimos dar una vuelta por los alrededores, ya que es nuestra
última noche en Gyeongju, y el hotel Hilton se encuentra en la orilla del Lago Bomun.
En el paseo descubrimos un mundo de esculturas modernas colocadas en los
inmensos jardines que lo rodean.
Estas obras supongo que tienen relación con el cercano Sonje Museo de Arte
Contemporáneo, a cuya entrada hay dos esculturas de Botero.
Comenzamos a caminar sin un rumbo fijo, sólo intentamos llegar al lago,
verle y pasear lo que podamos y nos apetezca. Lo malo es que llegamos a una
zona del lago donde no se encuentra en su punto álgido de agua y más parece un terreno
abandonado que un lugar para el disfrute y el placer, y eso a pesar del bonito
puente que lo cruza.
El lago es un hábitat adecuado para las aves, que pululan con total
tranquilidad entre las aguas y el barro, recordándonos los buenos momentos de la
Yellow Water en el Parque Nacional de Kakadu de Australia, pero sin su esplendoroso verde.
Llegamos hasta un embarcadero con forma de pequeño pabellón, cuyo camino
recuerda a los paseos marítimos de postales antiguas o incluso de los
balnearios.
En este embarcadero se alquilan patinetes con forma de pato, con
mamá y papá pato. En esta zona el nivel de agua es más alto, de otra forma no
habría manera de utilizar estos patitos.
Algún turista no preocupado por el tiempo, aunque ha dejado de llover
el cielo no tiene buenos augurios de agua, ha decidido salir a pasear en los
patos.
Desde el embarcadero "de patos" se puede ver el puente que medio cruzamos porque no
tenía mucho sentido el cruzarlo entero para no realizar ningún recorrido por la
otra orilla.
En el cielo, un medio de locomoción con mayor amplitud de miras,
un globo aerostático, que nos trae buenos recuerdos de nuestra grata
experiencia en Segovia y nos produce ganas de realizar una nueva
aventura aérea.
Decidimos no seguir dando la vuelta por el lago y nos adentramos en un
pequeño reducto comercial, donde hay tiendas, algunas nos sorprenden gratamente
por su decoración y los productos de venta, como ropa estilo vintage, porcelanas
inglesas y coreanas; y por supuesto también hay restaurantes, a los que echamos
una visual por si nos convencía alguno para cenar, pero no lo hicieron lo suficiente como para volver a ellos en la noche.
Volvimos al hotel para descansar un poco, acto que realizamos
en uno de los salones, donde aprovechamos para tomarnos un tentempié de fruta,
que resultó exquisita.
Acompañados por un Martini y por un Singapore Sling, ya que no me lo
tomé en su ciudad original aproveché para hacerle una cata.
A pesar del gran plato de fruta, no deja de ser agua, al cabo de dos horas volvimos a bajar para
cenar, aunque fue una cena sencilla y frugal por aquello de no sufrir un ataque
de hambre de madrugada.
La ciudad de Gyeongju es un lugar impresdindible en un viaje a Corea, ya no como ciudad en sí que no la hemos disfrutado, sino por todos los sitios históricos que se encuentran en ella y en sus alrededores.
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