Espectáculo visual y olfativo
Frente a un lateral del mercado de Jalgachi (mirar mapa), a la orilla del
puerto, se extiende otro mercado, el de los puestos callejeros, igualmente bien
estructurados y organizados, que nos recuerdan, pero sin tanta organización, a los de Hanoi, Hoi An y los terrestres, un caos total, del delta del Mekong. Aparte de la organización, la principal diferencia es que a pesar de ser puestos callejeros se nota la higiene, la limpieza, con lo que se acrecientan las ganas de comprar en teoría con mayor segurida.
Con unas almejas de ración individual, que luchan por salir de sus
conchas carceleras como previendo su destino.
No solo de pez vive el hombre, del cerdo se aprovecha todo.
Estos podrían ser los pulpitos que se comen vivos, aunque me parecen grandes para
meterlos en la boca y además no se movían, estos ya estaban finiquitados.
Estos lomos tienen una pinta estupenda, para comerlo como si
fueran solomillo, marcado por fuera y en su punto por dentro o como un buen sashimi.
Los peces se presentan de forma impecable, les colocan un palo para que
se mantengan abiertos y se pueda ver la limpieza, el color y la frescura del
producto.
Con dos de estos casi que se come.
Pero también los hay de tamaños más pequeños.
A la gallega estos pulpos estarían para chuparse los tentáculos humanos.
Estos en un vuelta y vuelta a la plancha tienen que saber a gloria
bendita.
Este mercado callejero se extiende por dos calles cubiertas de
sombrillas multicolores, en una especie de arcoíris marino.
En pescados desecados hay variedad de especies y tamaños; algunos de
ellos los hemos probado en los banchan de
las comidas, con mejor o peor fortuna para nuestros paladares.
Las gambas se presentan en altas montañas y dan ganas de comerlas como si fueran pipas.
Son planchas de pescado desecado pero no sé a qué pez pertenecen, y más
parecen tortitas (pancakes) pasadas de fecha.
Los pulpos desecados se quedan como planchados, además los tentáculos
grandes se separan…¿y se pueden chupar como caramelos?
Para acompañar las comidas ¿pan?, no preguntamos, solo vimos y fotografiamos.
También se puede comer sobre la marcha o comprar el pescado a la plancha
para llevarse a casa (de la segunda foto me gusta la tetera que se ve tras los pescados).
Algunos cocineros visten como auténticos chefs. Y no hay que perderse el
dibujo publicitario del local, estos anime
me ganan el corazón y me sacan una buena sonrisa.
También se venden algas, que las hacen encurtidas y principalmente las
utilizan para sopa y como banchan, o por lo menos eso es lo que me ha parecido ver en más
ocasiones.
Para finalizar el recorrido terminamos con el postre, un caramelo para endulzar.
Si no se quiere cocinar se puede recurrir a los restaurantes, cuya
publicidad nos recuerda de nuevo a Osaka, a la calle Dotomburi y sus
figuras exteriores, aunque en Japón eran de mayor tamaño.
La zona del mercado está fielmente representada en algunas baldosas de
las aceras con las figuras de peces y aljumas.
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