22 de noviembre de 2012

Corea del Sur - Jeju-do - Hallim Park - Cuevas Hyeopjae y Ssangyong



Corazón de lava

En la parte norte de Hallim Park, entre el jardín de flores silvestres y el jardín de bonsáis se encuentran las Cuevas Hyeopjae y Ssangyong, formadas por la erupción del monte Hallasan hace unos 2,5 millones de años. Lo más curioso de estas cuevas de lava es que también hay estalagmitas y estalactitas calcáreas, que se formaron cuando el viento transportó arena rica en calcio sobre el terreno superior y el agua de lluvia filtró el calcio en la cueva de lava, lo que las convierte en cuevas de gran interés científico. También se pueden ver conchas marinas fosilizadas, como la de abulón, moluscos muy apreciados gastronómicamente en el mundo, pero que mi paladar no encontró tal aprecio en una de las cenas, lo que lleva a creer que las cuevas estaban bajo el nivel del mar cuando se formaron. 

En la zona hay más de 20 cuevas interconectadas con una longitud total de 17.000 m, pero de momento sólo están abiertas al público Hyeopjay y Ssangyong. 

Primero entramos en la cueva Hyeopjae.











En el techo se puede ver un gran agujero producido por el desprendimiento de una roca (espero que ya estén todas desprendidas, es lo que pienso en este momento). 


Salimos de Hyeopjae y en el corto trayecto hasta la siguiente cueva se ven figuras realizadas con rocas volcánicas o de basalto, algunas dan la sensación que se van a poner a andar, hablar y reír en cualquier momento porque son muy expresivas, no sólo en sus caras como en la primera fotografía, sino por sus posiciones y formas, como en la segunda, que son las que me parecieron más tipo dibujo animado. 





Entramos en la cueva Ssangyong, donde se ven estantes de lava entre la piedra caliza que muestran el antiguo sendero por el que circulaba la lava.


  
Ssangyong significa dos dragones y es porque en teoría la cueva tiene la forma de estos dos animales…con mucha imaginación, y aunque tengo mucha, cuando me marcan el sendero de la imaginación creo que de algún modo me la terminan coartando. 

La cola de un dragón se encuentra en una pequeña cueva, y su cuerpo en el techo formando un largo y gran hueco (lo del techo sí que se ve, podría ser cualquier animal, pero lo del dragón en Asia como que suena muy bien). 



A continuación, aparece el cuerpo del segundo dragón, donde la cal solidificada ha formado la espina dorsal del dragón e incluso la forma de las escamas. Con esta historia de formas de dragones entrar en la cueva es como formar parte de un cuento.


En Asia, el dragón es símbolo de fortuna y nosotros hemos visto, mejor dicho intuido o imaginado dos, así que algo de suerte nos tocará...compraremos lotería de Navidad. 

Continuamos el paseo por la cueva. 




Hasta llegar a un pilar subterráneo situado en una zona donde el techo se derrumbó completamente lo que provocó que se rellenara el lugar con arena. Cuando se sacó toda la arena se descubrió el enorme pilar que se puede ver ahora. Una leyenda dice que el Dios de la Sabiduría vivió aquí hace mucho tiempo, y que si se da la vuelta alrededor del pilar el Dios nos hace más inteligentes…por si acaso yo di la vuelta…pero no noto síntomas…ni de mejora ni de empeoramiento afortunadamente.


Al lado del pilar, en medio de la lava y las rocas hay una escultura que representa la escena de una leyenda. Jin-Soo vivía en Hallim y de camino a la escuela comenzó a llover fuertemente por lo que se refugió en una cueva, donde conoció a una chica y con la que jugó con una bola roja. Desde entonces, Jin-Soo acudía a la cueva todos los días para jugar con ella, pero extrañamente la cara de Jin-Soo palidecía día tras día. El maestro extrañado ante esta palidez indagó la causa y se enteró que en realidad la niña era un viejo zorro disfrazado y le aconsejó a Jin-Soo, “la próxima vez que juegues con ella, trágate la bola y mira al cielo, a la tierra y al pueblo”. Al día siguiente en la cueva, Jin-Soo hizo lo que le dijo el profesor, y la chica de repente se convirtió en un zorro que intentó atacar a Jin-Soo, que estaba tan sorprendido que se le olvidó mirar al cielo y la tierra, y lo único que pudo hacer fue escapar. En el camino se encontró con un hombre que le salvó la vida. Desde entonces Jin-Soo fue capaz de ver todo lo relacionado con el cuerpo humano y se convirtió en un médico de prestigio, incluso llegando a resucitar a un hombre al ser capaz de mirar en su interior. Yo no digo nada...bueno, que la leyenda se las trae. 


Hay un tramo muy pequeño de la cueva que circula por el exterior, posiblemente un desplome del terreno, para entrar nuevamente en otro tramo pequeño en el que se termina el recorrido por la cueva.

En este último tramo se encuentra la figura de una madre con su hijo…aunque a primer golpe de vista a mí me recordó a una Menina (lo que comentaba de la imaginación al natural y la inducida).


Más adelante se ve la figura de un oso, que parece estar llorando; la figura de una tortuga enfrente, a la altura de las patas del oso, formada por tres piedras; y sobre la tortuga, lo que dicen se parece a un búho.Sobresaliente al oso, bien por la tortuga, y el búho lo dejamos en que la incógnita no ha sido despejada correctamente.


El recorrido por la cueva termina en un pasillo más estrecho. 


El recorrido por estas cuevas merece la pena, no son tan asombrosas en formaciones calcáreas como las que por ejemplo se pueden ver en España, en Nerja, en Mallorca, en Ávila…pero la curiosidad de estar formadas al mismo tiempo por lava es lo que le produce su valor; lo de las figuras, como en el resto de las cuevas, es sólo cuestión de imaginación y un apunte simpático.

La cueva más grande, que no está abierta al público, mide 3.000 m, y recibe el nombre de Socheungul, en la que hay abundancia de vegetación tropical, por lo que parece un jardín botánico subterráneo. 

Con el coche pasamos y vemos la playa de Hyeopjae, que dicen que es perfecta para practicar snorkel por ser sus aguas cristalinas, pero no salió ni una sola fotografía buena ni de la playa ni del mar.



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