Sangre por la libertad
Salimos de Damyang y
sus espacios verdes, el Jardín de Bambú y el Camino de Metasequoias, en dirección a Gwangju, ciudad en la que pasaremos una noche.
En el viaje volvemos a
ver los típicos y ya anticuados cementerios de los que os he hablado.
Gwangju es la capital de la provincia de Jeollanam-do (mirar mapa) y la sexta ciudad
de Corea, con casi un millón y medio de población, que además tiene su propio
gobierno. Como ciudad moderna que es y como casi todas las ciudades excepto
Seúl, Busan y Gyeongju, ofrece poco para visitar en su interior aunque siempre
hay museos, galerías de arte y mercados, aparte de la propia idiosincrasia de
la ciudad, que en este caso es muy particular y libertaria.
Los templos se encuentran principalmente en el monte Mundeungsa y a las
afueras de la ciudad y también hay casas de los misioneros que llegaron aquí,
que como construcciones parecían interesantes pero a ninguno de estos lugares iremos.
El tour no tenía programada ninguna visita, y son ¡las 15.30 h!, durante
el viaje hemos deliberado con Sonia y Kim si había posibilidad de visitar un
templo cercano de gran importancia, Songgwangsa, o de acercarnos a la costa, a
Mokpo (lugar donde se desarrolla una pequeña parte de la novela Las orquídeas
rojas de Shanghái), pero esto son kilómetros y gasolina, con lo que está
demasiado lejos y nosotros no estamos en esta ocasión por pagar más, no como en
los viajes de Vietnam y Camboya, cuyo coste fue significativamente menor de partida y era posible realizar extras; pero entendemos la posición de Sonia y Kim perfectamente.
De todas formas en Gwangju hay varios lugares que históricamente merece
la pena conocer y a los que pensábamos ir en taxi si teníamos tiempo, y ambos
sí les parecen adecuados a Kim y a Sonia, aunque en un principio hasta les
sorprende la elección. Voy a escribir los nombres en inglés porque puede ser el
idioma utilizado para llegar hasta ellos.
En primer lugar nos acercamos hasta el May 18th Memorial Culture Center y en
particular al May 18th Memorial Culture
Hall (entrada gratuita) donde se cuentan con fotografías y documentos los
hechos ocurridos en esta fecha. El complejo se ha instalado, irónicamente, en
la zona donde se encontraba la antigua base militar Sangmudae.
Gwangju es conocida como el Tiananmen coreano, ya
que el 18 de mayo de 1980 se produjo un levantamiento ciudadano en contra del
gobierno militar de Chun Doo-hwan, que fue aplastado brutalmente por el
ejército. La ciudad ya tenía antecedentes de libertad: el 1 de marzo de
1919, durante la ocupación japonesa, tuvo lugar en ella la concentración de la
zona del Movimiento por la Independencia.
El movimiento comenzó con protestas estudiantiles y de los
profesores en la Universidad Nacional de Jeonam y se extendió a Gunmnamno. Fue
una explosión de descontento civil con la junta militar que había usurpado el
gobierno en un golpe de estado para evitar el progreso de democratización del país,
estableciendo la Cuarta República bajo un control férreo, con supresión de
libertades y la instauración de una ley marcial conocida como Yushin, todo ello
bajo el mandato de Park Chung-hee.
El levantamiento comenzó oficialmente a las 10 de
la mañana el 18 de mayo, cuando los estudiantes se manifestaron contra el
cierre de las escuelas frente a la puerta principal de la Universidad. Los
soldados les enfrentaron, golpearon y les echaron del lugar, pero los
estudiantes se reagruparon y comenzaron a andar hacia el centro de la ciudad,
con lo que de nuevo los soldados cargaron contra ellos y comenzaron a realizar
detenciones, tanto de los manifestantes como de los transeúntes, el fin era parar la manifestación.
Los soldados que fueron enviados no tenían balas en
sus fusiles pero cargaron con sus bayonetas contra los protestantes desarmados que no se rindieron.
La solidaridad del levantamiento se demostró en
actos como las largas colas para donar sangre ante la brutalidad del ataque y los suministros de alimentos y
otros bienes necesarios a cargo de los propietarios de comercios.
Los taxistas se unieron a las protestas el 20 de
mayo tocando el claxon y encendiendo las luces de sus coches dirigiéndose hacia
el centro de la ciudad.
Por la tarde, de ese 20 de mayo, los manifestantes
entraron en los estudios de la Munhwa Broadcasting Company’s para contar al
país y al mundo lo que estaba ocurriendo en Gwangju, no la versión oficial
distorsionada que ofrecían las autoridades.
El 21 de mayo los soldados dispararon
indiscriminadamente contra los ciudadanos que se concentraron para exigir
disculpas por las golpizas y las detenciones de los días anteriores.
Los ciudadanos, furiosos ante esta desmedida y
desigual carga del ejército, entraron por la fuerza en armerías y estaciones de
policía para armarse e intentar echar al ejército de la ciudad, llamándose a sí
mismos el Ejercito Ciudadano.
La ley marcial se impuso en la ciudad para aislarla
del mundo exterior, pero los ciudadanos y los estudiantes consiguieron comunicarse con los medios
de difusión para contar lo que estaba sucediendo.
Los ciudadanos se reunieron y organizaron el Comité
de Resolución de los Ciudadanos, con el objetivo de encontrar una salida
pacífica a través de la negociación y con el compromiso de acatar la ley
marcial.
Durante una semana los ciudadanos estuvieron en la
calle protestando, aunque bajo el control del ejército y su ley marcial, hasta
que nueve días después, en la madrugada del 27 de mayo, los soldados, armados
con fusiles de carga, apoyados por helicópteros y tanques, tomaron la ciudad.
Tras una hora y media la operación se había terminado con un final sangriento
para la sublevación de Gwangju.
Los líderes de la protesta fueron tachados de
comunistas y fusilados sin más; al menos mataron a 154 civiles, 74 fueron dados
por desaparecidos (presuntamente muertos), 4.141 heridos y más de 3.000 fueron
arrestados y torturados la mayoría de ellos. Estos son los datos oficiales o
casi oficiales, ya que se cree que estos números fueron realmente más elevados.
En estos momentos la esperanza de democracia para
el país comenzó a estar en sus niveles más bajos. La represión había sido
brutal y se había instaurado el miedo.
En memoria de los mártires por la democracia y la
libertad se otorga el Premio Gwangju de los Derechos Humanos desde el año 2000,
que ha sido recibido, entre otros, por Aung San Suu Kyi, luchadora por la
democracia en Myanmar.
La zona detrás del centro está ocupada con el May 18th Memorial Park.
Al salir del centro, Sonia se hace un lío para
llegar a la plaza a la que quería llegar y lo hacemos de una forma rara, pero
el caso es que lo hacemos. Entramos en el espacio de Daedong (Unity) Square.
La plaza simboliza la unidad, daedong, del espíritu y la fuente central la herencia y el
desarrollo del espíritu del 18 de mayo.
Unas escaleras conducen desde la plaza hacia el May 18th Memorial Plaque and Underground
Memorial Place, con el lema ¡Gwangju!, la luz eternal.
El suelo en este segundo nivel tiene la forma del taegeuk, el símbolo del yin y el yang y base de la bandera surcoreana. Varios elementos destacan aquí. Bajo el conjunto escultórico una
bandeja de ofrenda en homenaje a las víctimas de aquel día.
Las estatuas expresan el coraje y el amor del
pueblo de Gwangju luchando conjuntamente por el destino de la nación y por su libertad.
En el medio de esta plaza y haciendo la forma
sinuosa del taegeuk unos tubos de
acero que expresan la esperanza del futuro a través de sus reflejos.
Tras la escultura se halla un ataúd que da la
sensación de estar saliendo del suelo y parece algo tétrico, está decorado con relieves que
simbolizan la fuerza y el coraje.
Por el ataúd, ahora resulta macabro, se accede
a una zona interior donde se rinde homenaje a los caídos. En el centro la
estatua de una madre con el cuerpo sin vida de su hijo en los brazos,
simbolizando el amor maternal. Es una reinterpretación de La Piedad de Miguel
Ángel.
Al fondo de una pared se encuentra la llama eterna, que guarda
el espíritu de los que fallecieron por la lucha de la libertad. En la otra
pared, sobre una fotografía de la plaza de Gwangju donde se desarrollaron parte
de los hechos, se ve un impresionante relieve marcado por varios detalles: en
primer término una bota militar de gran tamaño, precedida de varios botas más en la
parte superior de menor tamaño.
En el centro del relieve se ven las terribles huellas de los tanques,
que yo interpreto al dibujarse como hasta el infinito como el largo camino hacia la
libertad.
Visualmente creo que este relieve explica la
historia sin palabras y es impactante, que es lo que creo que trataba de ser.
En otra pared en semicírculo figuran los nombres de las personas
que participaron en el Movimiento Democrático del 18 de mayo.
Salimos de este lugar por el ataúd y ahora sí que es cierto que es como un camino
de luz y esperanza, el simbolismo me parece muy logrado.
Salimos de la plaza y no nos dirigimos hacia el parque propiamente dicho porque era dar un paseo que nos llevaría tiempo y mi forma
física ya está en etapa de descenso, con lo que preferí aguantar las fuerzas
para la última visita que haríamos en Gwangju, y también por una cuestión de
horario, si nos llevaba mucho tiempo este paseo (en principio no demasiado largo) posiblemente
cerrarían las puertas del siguiente destino.
Sobre la pequeña colina hay un
pabellón tipo pagoda que recuerda a las víctimas y que sirve de observatorio
del lugar, con lo que seguramente las vistas desde aquí merezcan la pena, no espectaculares pero seguro que de los alrededores y de la plaza con sus monumentos sí que las tiene que haber buenas.
Salimos por la zona donde se encuentra el estanque, una réplica del estanque Se
Yeon Ji que se encuentra en la isla
Bogil, en la costa sur de Corea, construido al estilo de la dinastía Joseon.
Sobrecogedora historia, una de las muchas luchas ocurridas a lo largo de nuestro mundo y de los siglos, y que por desgracia tendrán que seguir habiendo.
ResponderEliminarEnrique, desgraciadamente la historia de la humanidad está escrita con sangre, y no hay ningún país, pueblo o "civilización" que no haya sufrido la represión y no haya tenido que luchar por algo tan básico y que utilizamos a diario en nuestro vocabulario, como la libertad.
ResponderEliminarEn la siguiente entrega, la del cementerio dedicado a estos rebeldes, el mensaje que se transmite es que no recordar la historia es repetirla; y el ser "humano" tiende a repetirla continuamente.
Hoy nos hemos puestos muy serios.