De regalo por ser buenos turistas, un templo budista
Durante la mañana hemos hecho un buen recorrido a buen ritmo, incluso ya hemos comido, así que
Kim, nuestro chófer, y Sonia, nuestra guía, hablan entre ellos y deciden que
como tenemos tiempo libre nos llevan a una visita extra, y nosotros encantados,
porque los traslados fuera de la ciudad resultarían más cansados para planificar y utilizar,
que poder se puede hacer de todo cuando se quiere y se tienen ganas.
Continuamos viaje con el paisaje montañoso en cuyas laderas se extienden
los cultivos, los inmensos arrozales.
Cultivos de ginseng bajo carpas negras, que supongo que serán para no
permitir el paso de la luz a las raíces.
Y siempre las montañas, un paisaje que no querremos ni podremos olvidar,
nuestra compañía junto a Sonia y al chófer durante todo el viaje.
Vamos a visitar y conocer el Templo Songgwansa, situado entre Jinan y Jeonju, porque hay otro
templo con el mismo nombre que es uno de los más grandes del país que se encuentra
cerca de la ciudad de Sumcheon, en la provincia de Jeollanam-do, y por falta de
tiempo y necesidad de programación y elección no podemos ir. ¡Será por templos
en Corea!
Esta visita la vamos a hacer como la hicimos
nosotros, que no entramos por las puertas principales, no sé cómo porque seguíamos
a Sonia, pero de repente nos encontramos en medio del complejo del templo, al
lado del diferente en forma y bonito pabellón de la campana y del tambor.
El templo fue fundado en el año 867, durante la
dinastía Shilla, siendo uno de los más antiguos seguidores del budismo zen. Fue
destruido durante la invasión japonesa de 1592 y reconstruido en 1620. No os
puedo contar mucho sobre él y sus edificios, porque aunque había carteles
explicativos en esta ocasión nos lo saltamos y en la red no encuentro información
sobre él, aparte de que en el mapa que tengo de Corea tampoco figura.
En muchos de los templos de Corea se pueden hacer estancias, templestay, de modo que ofrecen
alojamiento al tiempo que un lugar de meditación y paz espiritual, con la
condición de ajustarse a sus horarios (implica levantarse a las cuatro o cinco
de la mañana), comidas, participar en rezos, conversaciones con el monje,
colaborar en las tareas diarias…sentirse como un auténtico monje pero sin
necesidad de raparse la cabeza. En esta pareja hubo discrepancia a la hora de elegir este tipo de alojamiento: él, no estaba por la labor ni de madrugar ni de trabajar en vacaciones; ella, se apunta a todo aunque le hubiera costado, pero siempre en la confianza de que de todo se aprende.
El santuario principal es la Casa del Gran Hombre, supongo que sólo se
pueden referir a Buda con este grandilocuente nombre.
Creo que esta es una de las fotografías más repetidas por todos los
turistas y locales, la base soporte de los tejados infinitos de colores dancheong,
ya sean de templos o palacios.
En el interior de de la Casa del Gran Hombre, tres estatuas doradas y grandes, acordes con el nombre, de Buda, una triada
budista de las más grandes de Corea, en esta ocasión con la diferencia de tener
pintado un bigote al estilo Poirot.
En el patio exterior una sonriente estatua de Buda, más parece sacado de
un dibujo animado que de la inspiración religiosa.
En otro santuario, Arhatjeon o Nahanjeon, Buda se encuentra rodeado por quinientos
arhats, personas que han logrado el
nirvana y el pleno conocimiento de la existencia; las estatuas son de gran colorido, y sobre
ellos hay más imágenes de arhats, pero en
esta ocasión completamente blancos, sólo los labios destacan por su color rojo.
El interior de otro santuario presenta unas pinturas de Buda, con sus
múltiples formas y sus discípulos a los lados.
En otro santuario se ve la imagen de Buda con una cinta verde en la cabeza, según
Sonia, representa al Buda del Infierno, que supongo que no es que sea de este lugar
propiamente dicho, sino que así estaría cuando viajó al infierno.
En otro santuario o altar, porque sinceramente tengo líos de edificios y
altares, con lo que a lo mejor no eran tantos edificios-santuarios, más Budas, medianos y pequeños, todos muy dorados.
En el patio del complejo del templo se encuentra una estela sobre
tortuga con cabeza de dragón desafiante; son impresionantes estas figuras,
tanto en la decoración del propio animal como los dragones de la parte
superior.
En el patio también se sitúa una pagoda de piedra, y detrás se encuentra un edificio destinado o bien
para dormitorios de los monjes o para realizar el templestay.
Y la figura de un Bodhittsava -creo que no es Buda, pero ni confirmo ni desmiento-, que creo que no es de la compasión, pero
yo con el budismo sigo completamente liada y me lío más en las visitas por Asia, por más que vea estatuas con
diferentes posiciones, peinados, sombreros no termino de reconocerlas…debe ser un problema particular
religioso.
Emprendemos el camino de salida para volver a encontrarnos con el
Buda gordito y simpático, el Buda de la Felicidad, rodeado de niños. Sería como en el cristianismo: “dejad que
los niños se acerquen a mí”.
Emprendemos el camino de salida del templo por el lugar normal de
entrada, por sus tres puertas. Salvo en los templas budistas más recientes,
como el de Jogyesa en Seúl, la tradición arquitectónica requería que
se construyeran tres puertas de entrada previas al recinto sagrado.
El interior del recinto del templo es la representación budista del reino de
Buda en este mundo y el paso por las puertas era la introducción de la persona en
la luz del reino de Buda, dejando detrás la vida terrena, la muerte, los
dolores y los problemas mundanos (si fuera así de fácil como pasar tres
puertas…)
Creo que la razón por la que Kim y Sonia eligieron este templo, aparte
de la cercanía kilométrica, se encuentra en estas puertas, y no tanto en los
edificios santuarios y sus interiores, que también han presentado sus diferencias.
Como hacemos el camino de salida y no de entrada numero las puertas
según su orden natural. Estas puertas reciben un nombre genérico para todos los
templos. La tercera puerta, llamada Purimuri,
simboliza que la verdad propagada por Buda es solo una. En ella hay cuatro
guardianes gigantes, dos a cada lado, llenos de color y detalles (creo que
estos son los guardianes reyes de los puntos cardinales del mundo de Buda).
Las caras y los ojos saltones de estos guardianes-dioses protectores me recuerdan a nuestros
Gigantes y Cabezudos.
En el exterior de la tercera puerta destacan unos dibujos a ambos
lados.
Entre la tercera y la segunda puerta hay una escultura, que de nuevo nos
parece simpática, con esas coletas-moños tensas, que de nuevo nos lleva a los dibujos animados o a una película de ciencia-ficción antes que a la religiosidad.
En la segunda puerta, llamada Chonwangmun
o Puerta de los Reyes Celestiales,
más guardianes, no se puede estar más custodiado en este templo. Ahora van acompañados por
figuras menos llamativos y sin los ojos saltones, ahora sobre una montura que asemeja a nuestros ojos a
dragones-perro.
Llegamos a la primera puerta, llamada Ilchumun, que en los templos más montañosos solía encontrarse a
varios kilómetros. Al pasar esta puerta se debían concentrar los pensamientos
dispersos en el respeto infinito hacia Buda.
Un mapa del complejo del templo para saber la situación de sus edificios y santuarios.
Hemos visitado un templo que parece bastante desconocido para el turismo en general que nos ha gustado mucho, sobre todo por su diversidad en imágenes, y se lo
agradecemos a Kim y a Sonia, que están teniendo detalles con nosotros.
Que ganas me entran!!!
ResponderEliminarSaludos,
Trini.
Hola Trini!. Ya sabes, una maleta y ¡a volar!
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