El salto de 3.000
mujeres
Tras
la visita a la fortaleza Hwaseong de Suwon continuamos el viaje por carretera y
lo primero es parar a comer, en esta ocasión toca en una típica área de
servicio, pero a la coreana, más se asemeja a un centro comercial con cines que
a un complejo de carretera.
En
el exterior hay hasta pizza para comer de una cadena conocida, pero la sorpresa
se encuentra en el interior: muchos mostradores donde pedir todo tipo de
comida, principalmente asiática y no sólo coreana: desde fritos a sopas pasando
por el consabido arroz con sus mezclas. Los platos están escritos en coreano o
en inglés en ocasiones, pero lo más importante es que hay fotografías para
ayudar en la elección, con lo que sin necesidad de saber qué es lo que se va a
comer con certeza, se puede elegir sin tantas dudas.
Elegimos
un poco al azar, de momento Sonia, nuestra guía, no se atreve a pedir por
nosotros, no se fía de nuestro paladar occidental, que está acostumbrada a que
sus grupos de españoles le pidan las hamburguesas, las pizzas, y pasen del
kimchi a la que pueden.
La
elección es una fusión chino-coreano-japonés, una sopa de udon con algas, picatostes grandes de pan tostado o algo muy
similar y una especie de tortilla crujiente creo que hecha con los
noodles con dos gambas plantadas en ella. Estaba buena la sopa, no para decir que era excelente, pero sí para
comérsela sin reparos; el caldo estaba sabroso y eso es importante para que la
sopa guste (o no, claro). Nota: los udon se pueden sorber que no es de mala
educación.
Entramos
en la provincia de Chungcheongnam-do (mirar mapa),
en el centro de la península coreana, donde los arrozales se encuentran a los
pies de las laderas de las montañas. Este paisaje es el que nos va enamorando
poco a poco, la compañía en todas las carreteras de las montañas a un lado o a
los dos, un paisaje agradable y provocador de sueños senderistas. Lástima de
fotos en el coche para mostraros lo que veíamos, que no sale ni una decente.
La
zona central de Corea es importante históricamente por las ciudades del reino Baekjae, que tuvo su apogeo durante el siglo IV, controlando
gran parte del oeste de la península, hasta Pyongyang, la actual capital de Corea del Norte (es tan fácil como
difícil imaginar la península formada por las dos Coreas). El reino fue
empujado al sur por el beligerante reino Goguryeo en el año 475,
estableciéndose primero en Ungjin (hoy Gongju) y luego en Sabi (hoy Buyeo) en el
año 538, desde donde prosperaron fomentando las relaciones con China y Japón.
Tras la rendición ante el reino de Shilla en el año 660, la región cayó en el
olvido.
Nosotros
vamos a visitar algunos lugares en Buyeo,
y es que es imposible pasar por todas las ciudades con bagaje histórico y había
que elegir; incluso tuve dudas de si cambiarlo por la visita al templo Beopjusa, pero pensé que templos veríamos más, cada uno diferente y
significativo, y aunque este tenía buenas valoraciones por sus bonitos paisajes
que lo enmarcan, preferí quedarme con la parte histórica de un país para
conocerlo mejor.
La
ciudad nueva de Buyeo es eso, nueva, construida al tiempo que el país, bueno, Seúl ha
crecido más rápido, más alto y más de todo que casi el resto de ciudades, y en
principio en ellas no hay nada mencionable de gran atractivo, casi todo se
encuentra siempre a las afueras, las montañas, los parques nacionales, los templos.
La característica común que tienen las
ciudades es el inmenso número de locales comerciales dedicados a la venta de
todos los artículos, no sólo de ropa y restauración; hay calles enteras con
local tras local dedicados a todo tipo de necesidades y gustos; esto es algo que también nos llamó la atención en Vietnam, ¿cómo es posible que puedan vivir de estos negocios si son miles de personas dedicados a lo mismo?. Según Sonia, es normal que al jubilarse se monte una pequeña tienda para sacarse un sobresueldo, pero yo creo que hay más gastos que ingresos.
Nuestra
visita en Buyeo es a la fortaleza Busosanseong
(2.000W), que recibía también el nombre de Sabiseong porque protegía la ciudad
de Sabi, la capital del reino Baekjae. Fue construida en el año 538 en el monte
Busosan (106 m), del que recibe su nombre, y no solo tenía fines militares sino
que en tiempos de paz se utilizaba como lugar de descanso.
Entramos
por la puerta Busosanmun.
En
ocasiones en el recinto de la fortaleza hay letreros para elegir el camino por el que se quiere ir y el lugar
de destino.
Nosotros
seguimos a nuestra guía por un bonito sendero que asciende por el monte
Busosan, pasando al lado del terreno donde se levantaba el templo Seoboksa,
pero dejando atrás el sendero que conduce hasta un pabellón, Banwollu.
Es
que no siempre las indicaciones son tan claras como en la fotografía de antes,
por eso seguimos a Sonia, aparte de la lógica razón de que ella debería saber
los tiempos de subida y bajada, y sobre todo hay que respetar los tiempos de
descanso de los trabajadores, si bien casi todo es pagable, tanto ellos como
nosotros tenemos un límite, físico y/o monetario.
Alcanzamos
en algo más de media hora la roca
Nakhwaam, donde se alza el pabellón
Baekhwajeong, de forma pentagonal, que fue construido en 1929.
En
el interior del pabellón hay una tabla de madera en la que presuponemos hay escrito un
poema.
La
roca se encuentra a orillas del río Baengmagang (o Geumgang) a 60 m de altura,
y desde ella se cuenta que tres mil cortesanas del último monarca de la
dinastía Baekjae se suicidaron en el año 660, tirándose al río para evitar el
deshonor de caer en manos del enemigo.
La imagen de estas mujeres vestidas con
supuestamente colores llamativos como los que se utilizan para los trajes
típicos coreanos llamados hanbok, dio nombre a la roca, que significa “roca de flores caídas” y
que pasó a simbolizar la fidelidad y lealtad de estas mujeres a su reino y a su
rey.
La realidad es que se lanzaron al río, pero el número de 3.000 se
presupone abultado, cifrándose en unas 684, a las que se pueden sumar otras 200
cuando Corea perdió frente a Japón.
Desde
el pabellón y sus alrededores las vistas sobre el río no dan precisamente ganas
de lanzarse pero sí de disfrutarlas, y además se puede ver ese ondulante y continuo paisaje
montañoso que se encuentra en Corea en todas sus provincias del que os he hablado.
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