27 de enero de 2012

Australia - Melbourne - Old Melbourne Gaol


La leyenda de un bushranger, Ned Kelly (justicia e injusticia)

La siguiente y lógica visita es la Old Melbourne Gaol (entrada cara, 22AU$), que comenzó a construirse en 1841. Antes de que se abriera el primer bloque de celdas en 1845, los prisioneros eran encerrados en una serie de calabozos sin condiciones de seguridad, desde donde se escapaban frecuentemente. En 1850 la nueva prisión ya estaba superpoblada. 

En 1851, el Distrito de Port Phillip se convirtió en la nueva colonia de Victoria. El descubrimiento de oro impulsó la llegada de trabajadores y maleantes, lo que dificultó el mantenimiento de la ley el orden. Un segundo bloque de celdas comenzó a construirse en 1852 y se terminó en 1858. La prisión siguió expandiéndose y llegó a abarcar una manzana entera, incluyendo patios de ejercicio, hospitales, una capilla, un balneario y alojamiento para el personal. Donde se encuentra la Old Magistrate's Court también hubo una cárcel que fue demolida para poder construirla. 

La prisión cerró en 1924 y abrió brevemente durante la Segunda Guerra Mundial para albergar presos militares, principalmente soldados disidentes. 

El bloque de celdas que permanece en pie ha pasado a ser un museo, que es donde entramos. En esta maqueta se puede ver cómo era el complejo, los techos dorados muestran los edificios que se mantienen en pie. La entrada se hace a través de lo que fue una sala de guardia.


Cuando entramos lo hicimos al tiempo que los alumnos de un colegio con lo que era imposible tomar una fotografía sin gente. En esta planta aparte de las celdas también se encontraba la entrada a la capilla, que sigue en funcionamiento pero parece que no es visitable. 


El silencio y la separación eran las dos bases del sistema de castigo y reforma de la prisión. La mayoría de los prisioneros comenzaban su estancia en la prisión en la planta baja con un período de reclusión solitaria; se les prohibía comunicarse entre sí y debían usar una máscara de silencio cada vez que salían de sus celdas, aunque salían poco ya que permanecían en ellas 23 horas al día y disponían de una hora para realizar ejercicios en soledad. Los prisioneros podían bañarse y cambiarse de ropa una vez por semana y asistir a la capilla todos los domingos, además se les entregaba una biblia para estimular una mejor conducta.

En algunas celdas se cuentan las historias de los presos, y como detalle morboso se exhiben sus máscaras mortuorias, porque se desarrolló mucho la frenología como método de entender las mentes criminales. 

Este es Basilio Bondietto, un inmigrante italiano que fue condenado en 1882 por el asesinato de un compañero de trabajo, también inmigrante, aunque no se tenían pruebas fehacientes contra él, no hablaba inglés y no tuvo intérprete durante el juicio con lo que no comprendió que había sido condenado a muerte hasta pocos minutos antes de su ejecución. 


Ella es Emma Williams, que llegó a Melbourne en 1893 con su marido, procedentes de Tasmania. Las cosas no fueron bien, se estaba en plena depresión y no había trabajo, su marido murió de fiebre tifoidea y ella se quedó sola y embarazada. Cuando dio a luz trató de dar a su hijo a un agricultor o dejarlo en un orfanato y recurrió a la prostitución para poder sobrevivir. 

En agosto de 1895 Emma ahogó a su hijo porque era una molestia al llorar cuando estaba con sus clientes. Por este acto fue declarada culpable y condenada a muerte, pero consiguió retrasar la ejecución alegando falsamente que estaba embarazada. Se enviaron peticiones públicas de clemencia pero finalmente fue ahorcada el 4 de noviembre de 1895 con 27 años de edad. 

Un periódico de la ciudad, Champions, afirmó que el caso de Emma Williams mostraba al mundo a Victoria como una de las sociedades más bajas y degradas del mundo civilizado. 

Mucho debate se podría tener sobre esta triste historia. 


En una celda se exhibe una colección de máscaras (demasiado macabro para mi gusto, parece que de uno en uno la impresión es menor). 


La celda más famosa de esta primera planta es la de Ned Kelly


Ned nació en una pobrísima granja del norte de Victoria en junio de 1854 o 1855 (hay dudas), hijo de un convicto irlandés, Red Kelly. A los 15 años recibió su primera condena por agresiones, al año siguiente fue encarcelado por robar un caballo y en 1878 mató a tres policías que iban a detenerlo. Con su hermano Dan y dos compañeros, Joe Byrne y Steve Hart, huyó a las Strahbogie Rangers (unas montañas) y en los 18 meses siguientes su pandilla perpetró una serie de espectaculares golpes, robando principalmente en bancos. Una vez tomaron el pueblo de Jerilderie, en Nueva Gales del Sur, y retuvieron a todos sus habitantes como rehenes; allí, Ned redactó una carta dirigida a las autoridades en la que justificaba sus acciones y se definió como un activista republicano irlandés (listillo sí que parecía). 

En junio de 1880 el gobierno de Victoria envió un tren cargado de agentes de policía para dar captura a la banda. Cuando Ned se enteró tomó al asalto la estación de Glenrowan y ordenó a los trabajadores que arrancaran las vías; uno de los rehenes consiguió fugarse y, mediante señales advirtió a los agentes de la ley. Finalmente el 28 de junio se produjo un tiroteo entre los policías y la banda (protegidos por las armaduras), que estaba refugiada en el Hotel Glenrowan. El enfrentamiento duró toda la noche y al alba la policía prendió fuego al lugar, con lo que el calor, el sentirse quemados por el metal de sus armaduras y las llamas les hizo quitáselas. Ned fue capturado y el resto de los componentes de la banda murió.

Ned Kelly fue conducido a Melbourne y ejecutado en la horca el 11 de noviembre de 1880, permaneciendo su cuerpo colgado 30 minutos. Sus últimas palabras fueron, “such is life” (así es la vida). Durante su ejecución su madre, Ellen, cumplía condena en la contigua cárcel de mujeres por haber pegado a un policía. 

Una multitud de 4.000 personas esperó fuera de la cárcel durante su ejecución para mostrar su apoyo a un hombre que creían que estaba en su derecho de rebelarse contra la ley británica y las autoridades policiales (este apoyo lo consiguió con actos como quemar los archivos de los préstamos de un banco por lo que los clientes no tuvieron que pagarlos). 

En 1906 la historia de la banda inspiró el que está considerado el primer largometraje de la historia, The Story of the Kelly gang, una película dirigida por Charles Tait que era tan favorable a ellos que el gobierno de Victoria prohibió su proyección en la región donde habían actuado por temor a una rebelión. 

La polémica sobre si Kelly era un villano o un héroe continúa viva hoy en día, por lo poco que hemos visto es más lo segundo, aparte de que también se ha convertido en un héroe turístico. 



Esta es la película más conocida sobre Ned y su banda, protagonizada por Heath Ledger, Orlando Bloom y Naomi Watts, pero también se rodó una con Mick Jagger de protagonista, que no le veo yo en este papel a Mick. 


En el pasillo se exhibe la máscara funeraria de Ned Kelly en una vitrina. Su cuerpo había desaparecido y recientemente, el 1 de septiembre de 2011, se han encontrado sus restos, que habían pasado por dos fosas comunes, pero solo el cuerpo que la cabeza sigue en paradero desconocido después de que fuera robada, ¿tardará mucho en aparecer en alguna subasta?


Como su armadura se exhibe en la State Library lo que en la cárcel hay son dos reproducciones de la misma, pero no solo como muestra, es para poder hacerse una foto con ellas, principalmente dirigida a los niños aunque vemos que los mayores no se resisten a ponérsela. 


Las rutinas de la prisión se controlaban por medio de campanas y su incumplimiento era sancionado con castigos; los prisioneros que tenían buen comportamiento y cumplían con las reglas eran trasladados a celdas en el segundo piso, desde donde podían ir a trabajar en los talleres todos los días. 


En este segundo piso se ve la horca donde eran ejecutados los condenados. 


Desde el tercer piso la visión sería casi como la del propio ahorcado. 


Pero sigamos en el segundo piso, que todavía nos queda por conocer más detalles. En una de las celdas un panel contiene los nombres y las fechas de todos los ahorcados en la prisión, entre 1842 y 1929, un total de 135 presos. 


Otro de los paneles nos explica “el arte del ahorcamiento”. Charles Duff escribió en 1928 en el libro A Handbook of hanging: “El ahorcamiento es un arte fino y no un acto mecánico. No es un hombre sino un artista el que sin dolor y sin brutalidad puede ejecutar a otra persona”. En él también describía cómo se habían desarrollado durante el siglo XIX técnicas muy satisfactorias de ahorcamiento, con el método conocido como long drop (larga caída). 

En un ahorcamiento "satisfactorio" el cuello se rompe cuando el ejecutado cae por la trampilla causando la muerte inmediata. El "arte" consistía en no producir moratones o quemar la piel y para conseguirlo la cuerda tenía que tener la longitud correcta. Mr.Berry, un verdugo de 1880 confeccionó una tabla calculando la longitud que debía tener la cuerda de acuerdo al peso del condenado: si la cuerda era demasiado larga podría torcerle la cabeza, y si era demasiado corta podría prolongar la muerte por estrangulamiento. 

En algunas ocasiones los cálculos fallaron, como en el caso de la mencionada Emma Williams, cuyo cuello se torció en el colgamiento, con lo que su caída fue demasiado larga para su peso. 

Los brazos y piernas del condenado estaban sujetos por grilletes. Tras la ejecución se les retiraban y el cadáver se introducía en una bolsa de lona. 

Los pelos como escarpias al leer el método es poco expresividad escrita para contar las sensaciones. 


Al lado de la horca hay una celda, M4, donde eran confinados los condenados durante un tiempo, y donde recibían la visita del sacerdote. 

En una caja se exhibe el instrumental original del verdugo, o de los verdugos, ya que con el cargo se adquiría la caja también, que se guardaba en la oficina del sheriff. A partir de 1939 la cubierta de cuero sobre la cuerda comenzó a encerarse para que la anilla de bronce deslizara bien (que detalle). 


En otra de las celdas se contempla la visión con luz fantasmagórica de una horca (el morbo vende en todo el mundo de la misma manera)


En el tercer piso las grandes celdas, ahora comunales, albergaban a deudores, prisioneros menos peligrosos y prisioneros a quienes les quedaba poco tiempo de reclusión. 


En sus celdas nuevas historias, algunas no tan tristes y lúgubres, como en el caso de las redes de apoyo que se crearon con el Ejército de Salvación para prisioneros liberados, aunque seguramente también tendrían su parte oscura. 

Al fondo de la galería un muro que lindaba con la cárcel de mujeres, Female Ward, que fue construida en la década de 1860 y se demolió en 1930. La principal diferencia con el de hombres es que el suelo era de madera y no de pizarra. 


Al lado del muro se encuentra el llamado triángulo de los azotes, donde los prisioneros masculinos eran castigados si su conducta era considerada inaceptable. En una vitrina se exponen látigos con los que eran azotados. 


En esta planta se conocen más historias de mujeres que fueron encarcelados. Es el caso de Janet Dibben, que tuvo una gran prole, catorce hijos de dos maridos y otros hombres que la abandonaron, la mayoría de ellos murieron muy jóvenes. Ella vivía separada de su  segundo esposo cuando nació su último hijo John el 20 de noviembre de 1887, y Janet le dio el bebé a una joven granjera también abandonada por su esposo, Ellen Gardner, para que lo cuidara a cambio de ocho chelines a la semana, pero Ellen no lo alimentó bien, con lo que el bebé se moría de hambre, en unas malas condiciones y sucio, hasta que unos extranjeros lo vieron y lo notificaron a las autoridades. El bebé volvió a su madre pero ella no se hizo cargo de él, no le dio de comer con lo que seguía igual de desnutrido que en manos de Ellen, y su cuerpo comenzó a tener llagas y a estar plagado de piojos, mientras ella veía impasible cómo se moría, hecho que sucedió el 24 de diciembre de 1887. 

Janet y Ellen fueron declaradas culpables, la segunda condenada a seis meses por negligencia y la primera a cuatro años de trabajos forzados, durante los cuales escribió poemas, y en los paneles que explican su caso el título que se utiliza es Justicia Poética para Janet, pero ¿quién le concede la justicia (poética o no) al bebé si se diluye su muerte?. 


En otra celda nos cuentan como los casos de mujeres eran utilizados por la prensa, ya sensacionalista en aquella época, para vender periódicos. La exposición se llama Bad women make good news. A las mujeres, cuyos crímenes la mayoría de las ocasiones estaban provocados por la miseria y los embarazos no deseados, se las representaba con caracteres masculinos y muy desagradables. 

En el dibujo se ilustra el crimen que cometió la prostituta Ellen Francis sobre Robert Davis, y se pone más énfasis en la apariencia de Ellen que en el motivo del crimen: se la muestra corta de estatura, de complexión fuerte, con aspecto impasible, de mejillas anchas y afiladas y con el rostro desfigurado por la viruela, consiguiendo más el aspecto de un monstruo o del mismo diablo. 


El caso curioso lo presenta Francis Knorr, y no por su crimen, asesinar a tres bebés que tenía a su cargo cuando su marido fue encarcelado por vender muebles comprados a crédito sin haberlos pagado, sino por el verdugo que tenía que ahorcarla en 1894 en medio de una gran polémica ciudadana y personal. 

William Walker llegó a Melbourne con 19 años de edad, primero trabajó en delitos menores y en 1884 fue nombrado verdugo. Cambió su nombre (William Perrin, Thomas Jones y Thomas Walker) para evitar que se conociera su profesión. Colgó a 18 personas en las cárceles y consiguió una reputación de feroz ejecutor. 

William era criticado por la prensa por su toma de anotaciones durante las ejecuciones, decían que escribía con deleite diabólico, cuando en realidad lo que hacía era calcular la distancia que necesitaba para un mejor resultado del ahorcamiento. 

El reglamento de las ejecuciones establecía que el verdugo tenía que pasar al menos una semana en la cárcel donde tendrían lugar, de modo que se aseguraba que estaría en el momento oportuno y en un estado sobrio. William llegó a la cárcel disfrazado. 

En su camino de verdugo se cruzó la mencionada Francis Knorr, que en diciembre de 1893 fue condenada a la horca y desde 1863 ninguna mujer había sido ejecutada, la última fue Elizabeth Scott, con lo que con este caso se creó un gran interés público. La esposa de William le amenazó con dejarle si ejecutaba a alguna mujer, y los Carlton, sus vecinos, le acosaban igualmente. Durante semanas William bebió mucho y no podía dormir; nueve días antes de la ejecución fue encontrado muerto en los cuarteles de la cárcel, se había cortado la garganta. 


En el tercer piso también hay historias de desertores del ejército pero ya íbamos mal de tiempo si queríamos visitar otro lugar, con lo que algo a medias dejamos la visita, no nos detuvimos en leer o fotografiar los paneles.

Saliendo de esta zona de la cárcel, hacia la izquierda de este bloque de celdas se halla un patio, donde antes se encontraba el hospital de la prisión para luego ser ocupado como garaje de la policía y que actualmente es  uno de los patios de la RMIT University. 


Hacia la derecha hay otro patio, alrededor del cual hay edificios que también alojan a la RMIT University. En el edificio de la derecha se encontraba la residencia del gobernador. 


Al fondo del patio se encuentra la puerta original de la prisión, que da a Franklin St, por donde en 1880 la prisionera Anne Miniver Davis aprovechó la confusión durante el día de apertura del juicio a Ned Kelly para escaparse después de haber robado ropa de la esposa del gobernador (con un par que se dice). Estuvo prófuga durante 3 años antes de ser capturada y devuelta a la prisión.


En la prisión se ofrecen actividades y tours diferentes, como el ser arrestados, acusados y encerrados en la cárcel temporal durante 30 minutos…tal cual lo tuvo que ser el gánster Squizzy Taylor…pero no estábamos por la labor de pasar estos minutos encerrados, ¡con la cantidad de lugares para ver! También se realizan ghost tours, al anochecer por supuesto para tener el ambiente más propicio, que esto puede resultar curioso o simpático porque me lo imagino al estilo de las atracciones del terror. 

La visita a la cárcel se puede hacer rápida, sin pararse en las historias o puede llevar una mañana si no se domina el inglés y se van traduciendo los paneles, creo que la segunda es la más indicada para saber más sobre la historia de Australia, en este caso la carcelaria y la económica, pero es cuestión de preferencias. 

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