¡A
sus órdenes mi capitán!
Por la parte de atrás de St Patrick's Cathedral salimos al cruce de Lansdowne St con Albert St, donde se encuentra
otro conjunto de casas victorianas, Burlington Arcade, construidas en 1867,
pero nuestro destino se encuentra en la esquina opuesta, los Fitzroy Gardens,
que reciben el nombre de Sir Charles Fitzroy, gobernador de Nueva Gales del Sur
y gobernador general de las colonias australianas.
Los jardines fueron
diseñados por La Trobe Bateman en 1848, diseño que fue revisado posteriormente
por James Sinclair con senderos serpenteantes, un barranco de helechos,
parterres, avenidas de eucaliptos y plataneros y sobre todo con la Avenue of
Elms, un corredor de olmos que tienen más de 130 años, de los pocos que se
salvaron de la epidemia mundial del olmo holandés (para ser honesta no creo que
esta sea la avenida ni que esto sean olmos, pero si alguien los identifica me
vendría muy bien).
En la esquina noroeste de
los jardines se encuentra el People’s Path, un camino circular pavimentado con
10.000 piezas de cerámica talladas individualmente.
Al decir individualmente se
quiere decir por personas anónimas, a título individual, cada una con el
mensaje que haya querido expresar, ya sea de amor, paz mundial, ecologismo,
vida, esperanza, fe, símbolos identificables o no…Fueron realizados en 1978
durante el Festival de Artesanía de Victoria.
Bonito, divertido y
altamente emocional este People’s Path.
Al suroeste de los
jardines se encuentra el Conservatory, que en su estilo arquitectónico copia el
estilo de las misiones españolas. Se inauguró el 13 de marzo de 1930.
En el interior hay música
floral, al año se celebran cinco exposiciones diferentes.
A nosotros nos toca una
sinfonía de cinerarias y ciclámenes.
El edificio del conservatorio tiene dos
puertas, con lo que salimos por la contraria por la que entramos, donde se
encuentra la fuente de Diana y sus perros.
Hasta la caseta de los
jardineros es bonita en este parque.
No muy lejos del
Conservatory se encuentra nuestro principal destino de este jardín aparte del
propio jardín claro, la Captain’s Cook’s Cottage, donde las señoritas que la
atienden están vestidas de época, cosa que también pueden hacer los visitantes
para hacerse una foto con los trajes que están a nuestra disposición.
El Capitán en persona nos
recibe; dicen que en tamaño natural, de 1,91 m de altura (sin el pedestal of
course).
Se trata de la casa de los
padres del capitán, que fue trasladada desde la aldea de Great Ayton, en el
condado de Yorkshire, y fue montada en 1934 en el parque con ocasión del
centenario de Melbourne, aunque es algo extraño porque Cook nunca pasó por la
zona donde se asienta la ciudad.
La casa llegó a la ciudad
gracias al empresario Sir Russell
Grimwade, que se enteró que la casa estaba en venta en 1933, la compró y la
hizo trasladar. En su honor hay una placa colocada a los pies de la verja.
La casa está rodeada por un
seto espinoso, ya que eran muy apreciados en Europa en el siglo XVIII, las
hojas jóvenes que salían en primavera se utilizaban para ensalada, las flores
para aromatizar el brandy, la fruta para confeccionar jaleas y la madera para
calentarse y cocinar (un multiusos completo el arbusto).
En el lateral de la entrada
a la casa hay un juego, que ni pertenecía al capitán ni a la familia por
supuesto, pero que da una idea de a lo que podía jugar el capitán cuando era
pequeño, y no tenía nada que ver con los barcos.
La puerta de entrada no es
muy grande, parece casi como si fuera de la casita de chocolate, sobre ella se pueden leer las
letras “JGC” y el año 1755; se piensa que fueron grabados por el padre del
capitán: las iniciales de su nombre y su esposa (James y Grace) y el año en que
se terminó la construcción de la casa.
Otros detalles a tener en
cuenta son el limpia suelas de pedernal a la entrada (muy útil, sobre todo
teniendo en cuenta la época y el día de lluvia que estamos teniendo) y una piedra,
que esto sí que sorprende, o por lo menos a nosotros, era una piedra que se
utilizaba para ayudar a montar a caballo.
Una vez limpias nuestras
botas entramos en la casa, conociendo primero la cocina, que era el corazón
(caliente) del hogar.
Al fondo, detrás de la mesa
se ve un palo terminado en dos puntas, son las velas cónicas, eran unas cañas
que se bañaban en grasa de animal derretida para luego encenderlas, como una
alternativa más económica a las velas de cera de abeja, y no daban tanta luz
como éstas.
En el aparador de la
izquierda se ve un cubo con un palo dentro, servía para hacer mantequilla, tras
una hora de batir enérgicamente a buen ritmo; como se aprovechaba todo, el
suero que quedaba después de conseguir la crema se bebía y era muy consumido
durante el siglo XVIII (en tiempos de escasez la imaginación y el buen uso al poder, en algo podríamos comenzar a aprender de los tiempos pasados).
La chimenea era abierta, muy
comunes en las granjas inglesas pero extremadamente peligrosas, de hecho era
una de las causas de mayor muerte de mujeres en el siglo XVIII.
En el mueble del fondo a la
izquierda se ve un instrumento redondo, es un asador de castañas. El castaño
era conocido como el árbol del pan, ya que las castañas poseen un alto
contenido de almidón y se utilizaban tanto asadas como hervidas como secas, y también
para elaborar harina y mantequilla.
Al lado de la cocina un
pequeño dormitorio, se supone que de la criada por el tamaño (pero ni no
confirmo ni lo desmiento).
Hay una pequeña escalera que
al frente conduce a otro pequeño dormitorio.
A la derecha se encuentra el
dormitorio principal, que en el folleto viene definido como el dormitorio de la
familia, y no es de extrañar que durmieran todos en la misma habitación por
aquello de tener una de ellas caliente, tanto por el calor de las chimeneas
como por el humano…aunque en verano…
Los colchones se rellenaban
de paja, plumas de pato e incluso crines de caballo y se extendían sobre un
marco con cuerdas entrecruzadas; con el tiempo, la cuerda se combaba y
alargaba, por lo que había que apretarla regularmente, de aquí viene un dicho inglés,
“Good night, sleep tight!”, es decir, “Buenas noches, duerme apretado”.
Sobre la cama el calentador
con brasas que también es conocido en nuestro país, yo nunca lo llegué a ver o
no lo recuerdo en casa de mis abuelos pero sí los he visto en casa de amigos o
en la casa del pueblo de mis suegros.
Salimos al jardín, en la
parte trasera de la casa.Las hierbas que se
cultivaban se usaban para curar indisposiciones y lesiones, desde el mal
aliento a la influenza y los huesos rotos. En el siglo XVIII la mayoría de las
personas tenían buenos conocimientos sobre las hierbas comunes y sus usos
medicinales y culinarios. También era normal cultivar hortalizas, frutas y
flores, criar gallinas y cerdos.
El capitán Cook evitó el
escorbuto entre su tripulación con la hierba del escorbuto y otros productos
vegetales como el chucrut.
Al fondo del jardín hay dos
elementos, uno divertido, uno de esos paneles con fotografías para poner la
cabeza y hacerse la propia sin necesidad de ponerse los vestidos a la entrada
de la casa.
El otro elemento es el caz,
un canal estrecho (según el folleto que tomamos a la entrada pero que no lo es
tanto) que iba desde un río a la represa de un molino; cuando se necesitaba se
abría una compuerta y el agua manaba a lo largo del caz. La familia seguramente
tenía un retrete cerca de este caz, en alguna pequeña cabaña o construcción, y
llegar allí por las noches o en invierno tenía que ser misión imposible, con lo que llegamos al orinal que vemos en los dormitorios.
Tras esta divertida y a la
par interesante visita pasamos por la tienda de souvenirs, de donde salimos con
una bolsa en la que entre otros artículos hay un mapa de los viajes del capitán
Cook. Lo que nos espera en el exterior es una fuerte lluvia, pero esperar a que
escampe haciendo turismo no tiene mucho sentido a no ser que el agua te llegue
a las rodillas, así que continuamos la exploración del parque.
Al lado de la casa se halla
un pequeño estanque con una pequeña escultura en bronce, Boy on the turtle,
fuente que ha tenido una vida azarosa, con traslados de ubicación y un robo en
1977, apareciendo dos años y medio más tarde afortunadamente.
Al estanque no le falta su
puente (donde hay una capitana en potencia).
Llegamos hasta la Sinclair’s
Cottage, una casa que fue construida entre los primeros edificios de Fitzroy
Gardens, utilizada por los cuidadores y jardineros hasta 1990. Recibe el nombre
de James Sinclair, jefe de jardineros durante las décadas de 1860 y 1870.
Continuamos el paseo por el
parque y entramos por un camino que luego se convierte más en barrizal por la lluvia que no está dando tregua durante la mañana.
Emprendemos el camino a la
salida y nos saltamos por muy poco la representación en cemento y escala
pequeña de la Villa Tudor, una villa en estilo Tudor, pero no vimos el cartel que indicara el
camino y con la que estaba cayendo no apetecía mucho caminar y dar vueltas, y
eso que está situada en el centro y tuvimos que pasar justo al lado.
Esta es la foto de la página
web de los jardines.
Fuente: Fitzroygardens.com http://www.fitzroygardens.com
Llegamos hasta el estanque y
la Dolphin Fountain.
En el estanque hay un delfín,
el resto del nombre de la fuente se encuentran fuera del agua, en compañía de
cangrejos, estrellas de mar, pulpos, patitos...
Salimos de los jardines por
el camino del centro a Albert St donde encontramos la última fuente de las vimos,
River God Fountain.
Ha resultado un paseo interesante y bonito a pesar de la lluvia, no siempre el agua es negativa, en ocasiones saca bucolismo de los lugares, aunque este jardín con algo de sol tiene que resultar un buen lugar para pasear, leer, sentir, relajarse o no...
Hoy termino esta entrega con una canción In Memorian porque la terminé de redactar y publicar en un foro en el que participo en unos días de inmesa tristeza pero con inmenso AMOR, que hace que la tristeza permanezca pero se diluya a su modo. Hay letras que son del último viaje, que estoy segura que es el primer viaje de otra forma.
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