De la mano de Otto Wagner y sus pabellones de Karlsplatz hemos entrado en contacto con el estilo arquitectónico y de diseño del Jugendstil, y desde aquí nos acercamos hasta el edificio de la Sezession, proyectado por Joseph Maria Olbrich en 1898 para exponer las obras de los artistas del movimiento de homónimo nombre, Sezession.
El edificio es muy sencillo en su construcción, un cubo casi sin ventanas, destacando sobre él su brillante y llamativa cúpula dorada. Sin saber que puede ser el edificio, por esta cúpula se puede confundir con una iglesia moderna.
Los críticos calificaron el edificio como invernadero, almacén y aseos públicos, y hoy es uno de los más valorados por los vieneses. Fue gravemente dañado por los bombardeos en 1945 y permaneció abandonado hasta 1970, fecha en la que comenzó a ser reconstruida y en 1985 se le sometió a una profunda restauración, afortunadamente para el mundo.
La cúpula es obra de Gustav Klimt, se compone de 3.000 hojas de laurel y 700 bayas y se la conoce como “cabeza de col”. Aunque parezca absurdo esta cúpula o cabeza de col es hipnótica, te puedes quedar en el exterior mirándola y mirándola.
En la fachada se halla grabado el lema de sus fundadores: “A cada época su arte y a cada arte su libertad”, que como lema creo que es contundente y directo, aplicable a perpetuidad. Sobre la puerta de entrada hay tres cabezas de Medusas, con serpientes saliendo de las orejas o en sustitución de éstas o asemejando el cabello como en Medusa; son alegorías de la arquitectura, la escultura y la pintura. Ornando las paredes un árbol dorado que las recorre, así como motivos vegetales en su tono verde, ya no dorados.
Entramos al edificio, 8,50€, que en su interior arquitectónicamente no tiene nada destacable, paredes lisas e inmaculadamente blancas. Hay tres exposiciones en sus diferentes plantas, llamándonos la atención principalmente una en el sótano, una instalación de fotocopiadoras, y es que en este edificio la máxima del lema de la entrada es una realidad y no una utopía. La sala del primer piso, sala central de exposiciones, fue concebida como espacio vacío para poder exponer cualquier tipo de obra, recibe luz natural por medio de un gran tejado de cristal, aquí las obras lucen mucho, en este caso era mitad exposición de pinturas y mitad de fotografías.
En el sótano hay más salas, en una de ellas hay fotografías del movimiento de la Secesión, artistas que creían y lucharon por una concepción democrática del arte y de la cultura, posicionados en contra de los mecenas y las presiones comerciales. En el año 1897 diecinueve artistas creyentes se escindieron de los conservadores que se reunían en la cercana Künstlerhaus o Casa de los Artistas; entre ellos Gustav Klimt, Josef Hoffman, Kolo Moser y Josef M.Olbrich, este último discípulo de Otto Wagner. Su propósito, presentar nuevas tendencias de arte y alejarse del historicismo arquitectónico y artístico que había invadido la Viena Imperial (que hemos visto en muchos de sus edificios, principalmente en el Ring: Parlamento, Ayuntamiento, Burgtheater...)
Gustav Klimt es el segundo por la izquierda de la fila superior, vestido con una bata típica de artista y sentado. Sinceramente tenía pinta de un poco loco, y del grupo es uno de los que más destaca, por estética, actitud y mirada.
La razón principal de haber entrado aquí no es el edificio, sino la obra que contiene en su interior. En 1902 para la exposición celebrada en el 75 aniversario de la muerte de Beethoven y para la 14ª exposición que realizaba el movimiento de la Sezession, Gustav Klimt pintó un friso en el sótano, Beethovenfries, basado en la crítica que Richard Wagner realizó de la Novena Sinfonía de Beethoven.
El friso cubre tres muros y tiene 34 m de longitud; está situado en lo alto, inaccesible con las manos de ninguna manera, desconozco si esta fue su situación inicial o es la actual para evitar actos de desaprensivos, ya que no se encuentra en su ubicación original, básicamente porque los desperfectos que sufrió el edificio durante la guerra hubieran terminado con él. Afortunadamente el friso tampoco se encontraba aquí durante la misma, ya que después de la exposición fue desmantelado y comprado en 1915 por un industrial, que fue expropiado por los nazis, y estos no le hicieron nada al fresco, supongo que se asustarían y no le dieron la importancia que tenía. En 1973 el Estado Austriaco lo compró y restauró durante diez años.
Fuente: wikipedia
En la pared de la izquierda, el friso es interrumpido de su blancura por un grupo de figuras: una mujer desnuda de pie, y una pareja desnuda de rodillas -símbolos del sufrimiento de la humanidad-, que piden al caballero de brillante armadura ayuda. El "hombre fuerte bien armado", va en busca de la felicidad en nombre de la humanidad, hacia el interior impulsado por las dos figuras femeninas alegóricas a sus espaldas: la ambición y la compasión.
Fuente: wikipedia
En la escena de la pared frontal, la más estrecha, la humanidad debe enfrentarse a los peligros y las tentaciones de las "fuerzas hostiles". El gigante Typhoeus, un monstruo híbrido con la piel peluda, alas azules y un cuerpo de serpiente, se extiende por casi toda la pared y mira al espectador con ojos de madre perla. A su izquierda están sus hijas, las tres Gorgonas, y por encima de ellos, cabezas de mujeres como máscaras, representaciones alegóricas de la enfermedad, la locura y la muerte. La mujer a la derecha del monstruo simboliza la lascivia, el desenfreno y la intemperancia, identificable por su gran barriga. Un poco más a la derecha se encoge la figura de una mujer escuálida, Gnawing Grief, “mujer de "dolor mordiente”. En la parte superior derecha se ve la cabeza flotante de un genio. En la narrativa de Klimt, este representa los deseos de la humanidad y los deseos de superación de las "fuerzas hostiles".
Fuente: wikipedia
En la pared de la derecha, el anhelo de la humanidad por la felicidad encuentra cumplimiento en la poesía, retratada como una figura femenina con una lira. Sigue una sección vacía donde el día de la exhibición una abertura proporcionaba la visión de una escultura de Beethoven, obra de Klinger. Con esta inclusión del icono visual de Beethoven, Klimt preparó el clímax dramático del friso: en la escena final, las figuras femeninas que simbolizan las artes, lideran el camino hacia el reino ideal de arte. La apoteosis del arte de Klimt consiste en una pareja besándose frente al Coro de los Ángeles, en referencia directa a Beethoven: el coro final de la Novena de Beethoven, basado en la obra de Friedrich von Schiller, "Oda a la Alegría" (por eso la parte elegida de la sinfonía para acompañar en la contemplación y estudio del cuadro), que contiene las palabras "Este beso a todo el mundo".
Fuente: wikipedia
Siento si la traducción que he realizado del folleto de la sala no se ajusta a las palabras ni a la intención de Klimt, pero seguro que en el friso encontráis las claves mejor para entenderle. De este folleto son las ampliaciones de las partes del friso.
En el exterior, junto al edificio se encuentra la estatua de Marco Antonio en un carro tirado por leones, realizada para la cuarta exposición del edificio por Arthur Strasse, y francamente no me pareció ni atrevida ni bonita ni estética y nada acorde con el edificio y mucho menos con su intención, posiblemente no capté su esencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario