¡Santiago y cierra España! (y las Américas)
Bajando por la calle de las Palomas se encuentra la Casa de Francisco de Orellana, del siglo XV. Es la de mayor proyección histórica ya que en ella nació en el año 1511 Francisco de Orellana, descubridor del Río Amazonas; capitán de la primera expedición que navegó por completo su curso fluvial, una de las mayores gestas en la historia de los descubrimientos. Frente a la iglesia, en la plaza hay un busto del conquistador, con el casco característico de la época.
Aunque he encontrado una página web donde se duda de que fuera esta la Casa de Orellana, ya que hay fotos antiguas donde el escudo sobre la puerta no estaba…dudas históricas.
La casa ha sido rehabilitada como hotel.
Salimos al cruce de la calle Mirador de las Monjes con la calle Victoria, por la que decidimos subir.
Para seguir disfrutando de las vistas, ahora con más claridad de la Plaza Mayor. Al frente el Palacio de Piedras Albas.
También se ve la Torre del Alfiler, una torre exenta, por detrás asoman las torres de la Iglesia de San Martín. El nombre de la torre deriva de una varilla metálica que la remata. Desde la plaza se ven los escudos de los Chaves-Orellana realizados en azulejos de Talavera.
Todas las torres están ocupadas por nidos de cigüeñas, las habitantes por antonomasia de Extremadura, grandes y pequeñas.
Continuamos el camino por la calle de la Victoria, encontrando una de sus puertas.
Nuestro destino, aunque ya estará cerrado, es el castillo, situado sobre el cerro del Zorro, que junto con el castillo de Soria es la única fortaleza de piedra construida por los árabes antes del siglo X.
El paseo, por sí solo, ya merece la pena hacerlo. Casi que se oye gritar ¡Santiago y cierra España! (demasiados cómics del Capitán Trueno que le cogía a mi hermano).
Los árabes construyeron su fortaleza sobre un antiguo castro romano que a su vez se emplazó, seguramente, sobre un castro vetón o lusitano. Hasta el siglo XVI mantuvo su primitiva fábrica, adulterada después por las sucesivas reformas, algunas de escaso acierto.
Sobre la puerta de entrada la imagen de la Virgen de la Victoria, patrona de Trujillo. Los tanteos reconquistadores iniciados por Alfonso VIII alcanzaron el éxito el 25 de enero de 1232, día en que Fernando III el Santo conquistó la plaza con intervención sobrenatural, pues se cuenta que la Virgen con su Hijo en brazos se apareció sobre las murallas para dar la victoria a los cristianos. Desde ese momento todo el ejército aclamó a la Virgen con el título de “La Victoria” por patrona y abogada de la reconquista.
El suceso quedó grabado en el escudo de la ciudad, que tiene a María y el Niño sobre un muro con almenas entre dos torres, así como la devoción a Nuestra Señora de la Victoria, cuya imagen en vez de ser tallada en madera o vestida de ricos ropajes es de duro granito y cuya ermita se encuentra en el interior del castillo.
Las fiestas patronales en honor a la Virgen se celebran a finales de agosto y principios de septiembre. Con este motivo tienen lugar los Festivales de Música, Danza y Teatro en el incomparable marco del castillo. En estos festejos hay que mencionar La Salve a la Virgen: su imagen baja en procesión desde el castillo para hacer la novena en la Iglesia de San Martín, y el sábado, víspera de la fiesta y después de la novena, se saca la Virgen a la plaza, apagando todas las luces, solo la Virgen permanece iluminada en el atrio de la iglesia; al día siguiente, se sube de nuevo la imagen al castillo.
La puerta está cerrada, para variar hemos llegado tarde, aunque un paseo entre sus almenas de nuevo hace volar la imaginación, sin saber si se siente una mora o cristiana.
Por la calle del Castillo salimos a la Calleja de los Mártires.
En algunas zonas las piedras están en mal estado, pero no por elllo dejan de ser hemosas.
No sé si fortaleza inexpugnable, pero difícil si que aparenta desde el exterior.
Con su prolongación en la muralla, recuerdos de las piedras que un día protegieron a los moros y más tarde a los cristianos.
Al fondo se distinguen las ruinas de Santo Domingo.
Por la calle del Castillo salimos a la Calleja de los Mártires.
En el palacio destaca una ventana con un marco en piedra de estilo renacentista.
Hacia atrás de la calle se encuentra la Casa-museo Pizarro, la casa solariega de los Pizarro, el solar familiar de antes de la Conquista, donde nació el padre de los Pizarro conquistadores, don Gonzalo. Es una casa medieval del siglo XV, la puerta es de arco apuntado y sobre ella está el escudo de los Pizarro enmarcado en alfiz, dos osos y un pino.
Los Pizarro se encuentran en Trujillo con motivo de la reconquista de la villa, como muchas otras familias que vinieron del norte de España, en este caso de Asturias, y ya eran nobles antes de llegar a la ciudad. Por haber destacado en la reconquista de la villa tienen el privilegio de establecer su solar dentro del recinto amurallado y esta es la primera casa que ocupa la familia Pizarro en Trujillo.
Con motivo del V Centenario del Descubrimiento de América, en 1992, la casa pasó a ser museo. La planta baja recrea la casa de un hidalgo extremeño ambientada en la época de la Conquista, a fines del siglo XV y principios del XVI, cuando se fueron los conquistadores extremeños a América. La planta alta es una exposición dedicada a la vida y obra de Pizarro, la cultura de los incas y la Conquista del Perú, con maquetas de las rutas seguidas y objetos utilizados por nuestros conquistadores en la gesta peruana, además de piezas etnográficas de la cultura de los incas.
Por la Calle de la Academia, siguiendo la fachada del palacio de Lorenzana a la derecha, se llega a la Plaza de los Moritos, que por otro lado da a la Torre Julia de Santa María la Mayor, donde se encuentra un lavadero.
Desde este lugar se ven las ruinas del Convento de San Francisco el Real, uno de los beateríos situado intramuros, que en el siglo XV se convierte en convento de monjas franciscanas. Las monjas eran damas nobles y por eso Juan II de Castilla les dio el título de Real por los buenos servicios prestados a la Corona por algunos familiares de las monjas profesas en él.
También recibe el nombre de la Puerta de Coria porque está junto a una de las puertas de la muralla que comunicaba Trujillo con Coria. Este convento es el caso de un edificio religioso de macizos muros con una función defensiva por su proximidad a la muralla.
Tras la desamortización el convento fue abandonado y poco a poco se fue deteriorando. El edificio ha sido recientemente reconstruido y restaurado (años 70) por la Fundación «Javier Salas» que lo rescató de la ruina y estableció en él su sede.
Hoy se pueden observar los restos del templo, un bello claustro y algunas dependencias conventuales. La nave de la iglesia se ha dejado como estaba, y es la entrada al Museo.
Por la calle Alhama salimos a la Puerta de Santiago.
A la izquierda, antes de pasar la puerta, se encuentra la Iglesia de Santiago, del siglo XIII, fundada por la Orden de Santiago. Es románica pero fue muy modificada en el siglo XVII. En su campanario, que está hecho sobre una torre de la muralla, tocaba la campana que daba el toque de queda. En esta iglesia se celebraban sesiones concejiles en la Edad Media, se reunía el Concejo cuando todavía no existían las Casas Consistoriales.Normalmente se puede visitar ya que su interior es interesante, pero no estamos en horario de visita.
A la derecha, igualmente antes de pasar la puerta, la Casa de los Chaves o Alcázar de Luis Chaves el Viejo, al que ya habíamos visto al subir desde la Cuesta de la Sangre, pero ahora nos encontramos con una de sus entradas, con unos simpáticos detalles sobre la puerta.
Tomamos la calle Ballesteros (a la derecha; a la izquierda se encuentra la calle Subida al Castillo), que debe su nombre al gremio que la ocupaba.
Calle en la que se encuentra el Palacio de Santa Marta, de los Marqueses de Santa Marta y del Ducado de Valencia, gran mansión del último cuarto del siglo XVI, muy transformado en el XVIII. Ha sido reconvertido en hotel. Perteneció este palacio a la familia de Francisco de las Casas, un capitán de Hernán Cortés que le fue fiel en la famosa Noche Triste de 1520 y le fue leal en la sublevación de Cristóbal de Olid. A Francisco de las Casas le cabe el honor de ser fundador de la ciudad de Trujillo en Honduras, la primera población que tuvo el nombre de Trujillo en suelo americano.
Con esto volvemos a salir a la Plaza Mayor, al lado de la Iglesia de San Martín, que con el atardecer la piedra adquiere otra tonalidad.
Muchos de los lugares mencionados son visitables, pero nosotros no disponíamos de mucho tiempo, este recorrido lo realizamos en poco más de dos horas, y nuestro objetivo principal era la iglesia de Santa María la Mayor, nuestra iglesia. También nos hemos dejado por el camino otros lugares, bien porque en el mapa que nos dieron en el parador no estaban señalados, bien porque no dimos la importancia y la vuelta que se merecía, y por último, porque se encontraban más lejanos, que no lejos, del casco medieval.
Una razón más para volver a Trujillo, aparte de las sentimentales y de los lugares pendientes, sería para fijarnos más detalladamente en los escudos de las casas nobles, en los que no nos fijamos con atención para conocer bien los linajes y sus cruces.
Hoy, como ayer y siempre, ¡Por Trujillo!
Enlaces interesantes, que he utilizado para la confección de este paseo, para saber y ver más:
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