Los abrazos de las raíces (El libro de la selva)
Caminando desde el Ta Keo llegamos a una de las joyas de Angkor, el templo de Ta Prohm, que fue inmensamente rico, con 3.100 aldeas de las que se proveía con la imposición de tributos, con los que compraba piedras preciosas para adornar el santuario. Es uno de los pocos templos del complejo en los que una inscripción proporciona estos relevantes datos.
Según vamos entrando mi marido se da cuenta que de salida hay un rostro conocido, ¡¡Davide!!, uno de los italianos que conocimos el año pasado en Nueva Zelanda, ni corta ni perezosa corro detrás de él, aunque en ese momento ni recordaba el nombre, era un grupo de tres más el guía que me miran como si estuviera loca, y cuando lo tengo enfrente se le hace la luz al decirle en inglés “Last year in New Zealand”, sonríe y le hace gracia el encuentro. Él ha estado en Myanmar y no en Vietnam, que me lo recomienda para un próximo viaje. Las casualidades de la vida y los viajes son imprevisibles y sumamente divertidas y emocionantes. Este año cuatro parejas del tour de Nueva Zelanda y Davide hemos estado por Asia, menos éste último todos por Vietnam y Camboya.
Ta Prohm significa antepasado de Brahma, construyéndose el templo a finales del siglo XII, conocido como Rahavijara, Monasterio del Rey, fue dedicado a la madre del rey Jayavarman VII. El templo se alza sobre una pequeña colina y por supuesto está rodeado por un muro.
Está compuesto por varios edificios en un solo nivel pero resulta un poco laberíntico descubrirle, ya que hay muchos pasos cortados por las piedras caídas, pero lo han solucionado con indicaciones con flechas para seguir un recorrido; nosotros llevamos a Alann que nos dirige a su modo, y hay muchos pasos realizados con pasarelas de madera ante la dificultad de las piedras amontonadas.
Ta Prohm fue el templo que inspiró a la película de Disney El libro de la selva (pienso yo que posiblemente primero a Kipling, el autor del libro), y su belleza no se encuentra solo en sus piedras, sino en cómo ha sido devorado por la selva, lo que provocó numerosos derrumbes, y puede provocar más si se limpiara a fondo ya que parece que las raíces ahora hacen la doble función de sujetar y derribar.
Tuvo que ser una experiencia increíble ser un explorador del siglo XIX y encontrarse con este templo escondido entre árboles, raíces, vegetación…
Los efectos del avance del tiempo y de la naturaleza son evidentes.
Estos jemeres eran pequeñitos hasta para mí.
Las esculturas quedan escondidas entre los árboles y las piedras, misterio y susto a la vez.
Llegamos al árbol más famoso del templo gracias a una película, Tomb Raider, pero la que posa no se parece en nada a Angelina, bueno si, somos morenas y las dos tenemos cartucheras.
Creo que este árbol se llama ceiba y la imagen que proporciona al templo no se puede captar en foto totalmente, de verdad que hay que estar allí para sentir su grandeza, y no me refiero solo al tamaño.
Otro de los árboles, en este caso creo que secuoya gigante, pero no hay que hacerme mucho caso porque podría ser que no, ya que yo con la botánica no me entiendo muy bien.
Esta secuoya se deja caer sobre una de las galerías del templo, ¡¡Estoy aquí abajo!! Entre las raíces, los turistas y las piedras, ilusionada como una niña pequeña.
Las raíces se enroscan en las columnas, columnas en las que falta la imagen de Buda, que o fueron robadas o dañadas o saqueadas. Las raíces son como el agua, van buscando y abriendo su camino.
Las imágenes que nos ofrece la naturaleza son maravillosas e increíbles, solo hay que cerrar los ojos para imaginarlo lleno de vegetación camuflado y alucinar más todavía.
A este árbol le llaman árbol cocodrilo pero yo no veo la imagen de este animal, será por la forma que tiene, como desplazándose sigilosamente sobre el templo.
Con mucha tristeza tenemos que salir del templo para seguir conociendo más de Angkor, pero es un lugar mágico donde pasarse el día y no cansarse de lo que se contempla.
Y hasta imaginarse allí bailando con el Rey Lui, Mowgli y Baloo, con la maravillosa voz de Louis Amstrong.
Es una de las visitas esperadas de Angkor y no decepciona lo más mínimo, ninguna lo ha hecho, pero esta al ser más conocida podría no impresionar tanto, pero no es posible, es increíble la conjunción de naturaleza y fe.
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