De la fé y la diversión
La próxima visita es el Templo de Quan Thanh, al que nos llevan en coche, que se agradece lo de no padecer el calor pero que a mí no me convence, por aquello de disfrutar de la ciudad con el caminar en ella, aunque es más práctico y rápido el transporte automovilístico claro.
Después de la puerta con tres entradas (este número será nuestra compañía durante todo el viaje) se halla el patio y el templo propiamente dicho. En el patio una vendedora insistente nos acompaña tanto a la ida y a la vuelta.
En el templo se venera a Huyen Thien Vo, guardián del norte de la ciudad de Thang Long, que la protege de los espíritus malignos En su interior hay una gran estatua en bronce de bronce de este guardián, de 4 m de altura, a la que los fieles suelen tocarle los pies (esto parece que es igual se sea santo o guardián).
Lo que llama la atención principalmente son sus columnas y paneles lacados en rojo (algunos más bermellón muy oscuro) y dorados, a los que ya nos vamos acostumbrando y no nos deslumbran tanto como al principio.
Visita corta y al coche. Desde él nos tenemos que conformar con la visión reducida del lago Ho Tay, formado cuando se desvío el cauce del río Rojo por una inundación; es una zona donde se está instalando la nueva gente rica del país y los hoteles de lujo.
Hay dos leyendas para el origen del lago, la que más me gusta es la que cuenta que en el siglo XI un monje budista vietnamita, Khong Lo, prestó un gran servicio al emperador de China, quien le recompensó con una gran cantidad de bronce del que talló una gran campana. El sonido de la campana llegaba hasta China, donde la Cría de Búfalo Dorado, confundiendo el sonido con la llamada de su madre, corrió en dirección sur, pisoteando el lugar y convirtiéndolo en un lago. La otra tiene que ver con otro animal, un zorro.
El lago está separado por la calle Thanh Nien de la laguna Ho Truc Bach, laguna de la Seda Blanca, llamada así en alusión a un palacio del siglo XVIII donde recluían a las concubinas rebeldes, que se ganaban el sustento tejiendo hermosas piezas de seda (suena a Las Mil y Una Noches).
Pasamos al lado de una pagoda que estaba en mi planning pero que al comenzar el día tardío no ha podido ser, la de Chua Tran Quoc, la más antigua de la ciudad, que data del año 541. Se erigió al lado del Río Rojo y fue trasladada a este lugar en el siglo XVII. Es una torre octogonal de once pisos que contiene una de las esculturas más preciadas del arte vietnamita, la del Buda Sakyamuni alcanzando el nirvana.
En la zona del lago Ho Tay, en dirección norte, hay más pagodas, templos y también palacios, pero por desgracia no están a nuestro alcance para conocerlos.
Pregunto a Huong por los restos de un B-52 que supuestamente hay en el pequeño lago Huu Tiep, cerca del Mausoleo de Ho Chi Minh, y dice que cree que le suena pero que no lo sabe muy bien (pocas ganas de comunicarse y menos de acercarnos allí, y no parece que vayamos mal del tiempo en las visitas programadas). Se mantiene aquí en memoria de los artilleros que derribaron el avión el 27 de diciembre de 1972.
Así que continuamos a nuestro próximo destino, después de dos días de verle y no entrar, por fin vamos a visitar el Templo de Jade, Ngoc Son, en el lago Hoan Kiem. Está dedicado a Trang Hung Dao, que derrotó a los mongoles cerca de la bahía de Ha Long en 1288 conduciendo a la flota de Kublai Khan hasta el estuario del río Bach Dang para hacerla encallar con la marea baja por las estacas que habían clavado bajo el agua; una táctica que ya había empleado en el 938 Ngo Quyen contra los chinos.
También está dedicado a tres patrones más: el guardián de la literatura, el señor de las artes marciales y el protector de la medicina (en la foto).
En este templo el caballo es rojo, recordar el caballo blanco del templo de Bach Ma, que yo lo tengo relacionado con el general chino Quang Cong, pero que si está aquí será por algo, aunque el templo sea para un militar que derrotó a los chinos...seguro que esto tiene una explicación que yo no tengo y que en el templo no caí en preguntar a Huong.
En una pequeña sala hay una exposición de fotografías del templo y de ejemplares de tortugas, de esas que deben vivir en el lago pero que no asoman el caparazón. En una urna de cristal un ejemplar de 250 kg y 2,1 m de tamaño, para los incrédulos supongo, porque con este tamaño verse se tendrían que ver, ¿sopa de tortuga para todo el Barrio Antiguo quizás?
Por la parte trasera del templo se sale al templete psicodélicamente iluminado de rojo y verde en las noches, al que están preparando para las fiestas conmemorativas del milenio de la ciudad, supongo que las luces forman parte de las mismas.
Al salir del templo en un pequeño “horno” están quemando pertenencias de un fallecido, que aunque solo sean pertenencias da un poquito de “yuyu” la cosa, pero claro nuestra cultura de los muertos es más temeraria que la suya, que es más cercana y respetuosa al otro mundo.
Andando vamos al Teatro de Marionetas de Agua, Thanh Long Water Puppet Theatre, hoy nos toca representación. Nos sentamos en el vestíbulo de entrada, la sesión es a las 17 h y son 16.15 h, nuestra guía sigue con nosotros, le preguntamos si ella va a entrar y dice que no, que nos va a esperar fuera, mi marido y yo nos miramos y nos entendemos, ¿para qué nos va a esperar?, en teoría con esto se acaban las visitas, por nosotros se puede ir, se sorprende algo pero acepta encantada por supuesto y nos ofrece dejarnos al chófer con el coche para que nos acerque al hotel, de nuevo ¿para qué si está al lado del teatro?, caminando se llega en poco más de cinco minutos, así que quedamos para la jornada de mañana, a las 8 h.
A las 16.45 nos dejan entrar al entrar, para hacer fotos se paga 1$ y para tomar vídeo 4$.
Este espectáculo (roi nuoc) se realiza con marionetas realizadas con madera de higuera, que es más resistente al agua, pero aún así no tienen una vida eterna porque el agua machaca sus bonitos colores y la propia madera, y si se utilizan mucho solo duran de tres a cuatro meses. Tiene su origen en el cultivo de arroz en el delta del río Rojo, donde los titiriteros se adaptaron al medio, como consecuencia de las continuas inundaciones.
Normalmente no son muy grandes pero las hay que pueden medir 102 cm y pesar hasta 16 kg, con lo que puede significar mover eso con una caña de bambú que es con lo que las manejan los artistas detrás del telón y metido en agua hasta la cintura.
No tenía muy claro que espectáculo veríamos porque además desde pequeña yo no he sido muy de marionetas o guiñoles, de mayor he ido pillándoles el gusto, pero estoy dispuesta a dejarme llevar e intentar disfrutar.
Primero sale la orquesta, con esos instrumentos que ya reconocemos pero de los que no podemos decir sus nombres y dos cantantes que también son narradoras, aunque claro en vietnamita, y solo puedes intuir lo que cuentan por el tono de voz y la acción del escenario y la marioneta, pero está bien contado y ejecutado que realmente sobran las palabras.
Y comienza el espectáculo, sale un personaje llamado Teu que es como una especie de payaso-bufón-niño travieso con cuatro pelos mal puestos en su cabeza; cuatro dragones que realizan una bonita danza expulsando agua por sus bocas a modo de fuego (de lo más bonito y con movimientos muy rápidos) y con fuegos artificiales en el agua; niños en un búfalo de agua tocando la flauta; escenas de plantación de arroz; niños cazando ranas; patos felices hasta que aparece un zorro; escenas de pesca desde un sampán; una procesión o festival con mandarines (es increíble como giran por el estanque estas marionetas tan largas); un ave fénix danzando y cortejando a la señora ave fénix; por supuesto la leyenda de la tortuga y la espada, con el templo y el puente; una carrera de juncos…
Son 17 episodios de la vida cotidiana y de sus leyendas que no son nada pesados, que te hacen sonreír y sobre todo valorar el trabajo detrás de esas cortinas de bambú. Por un momento te puedes sentir como un niño entre los arrozales y gritar cuando sale el zorro malo, o cuando el pescador no ve a la carpa, reírte con el Teu…
Al final salen los titiriteros que los manejan, que reciben un fuerte aplauso, o bien somos todos muy educados o realmente nos ha gustado a todos tanto como nos ha gustado a nosotros. Se puede ver que de fondo en el escenario está la Puerta de la Constelación del Templo de la Literatura.
Al ir andando hacia el hotel nos encontramos con una marabunta de ciclos, ni que fuera una competición, en muchos tours tienen incluida esta excursión y en este son muchos turistas los que salen juntos a tomar la ciudad sobre ruedas.
De nuevo el calor y las pocas ganas de excursionar en busca de un restaurante nos hace quedarnos a cenar en el hotel después de tomar una ducha reconfortante e hidratante (turismo y calor agotador no cuadran bien). Lo hacemos en compañía de Andrómeda, pero para no molestarla con nuestra masticar nos sentamos lejos de ella, lo suficiente para escucharla pero que no nos escuche a nosotros.
Hoy toca soñar con arrozales, niños y marionetas, eso sí, con mucha sabiduría de las piedras y tortugas del Templo de la Literatura.
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