29 de diciembre de 2010

Vietnam - Hanoi (3) Hoa Lo - Mausoleo de HCM - Pagoda del Pilar Único

De Indochina a Vietnam reunificado en unos pasos


Mi marido sale con el estómago algo revuelto y esto nos retrasa en la salida, condicionándonos la mañana. En contra, yo en previsión me tomo un opíparo desayuno con sus huevos fritos con bacon, pan con mantequilla, fruta y té, que viéndome comer así se le tenía que haber revuelto aún más. 

Aunque no termina de ponerse bien si lo hace lo suficiente como para intentar hacer una visita y luego decidir si continuamos o lo dejamos. Nos vamos caminando a la cárcel de Hoa Lo, donde estuvimos la primera tarde para saber su localización exacta y horarios.

La cárcel fue construida por los franceses en 1896 para los rebeldes vietnamitas opositores del régimen colonialista, razón por la que todavía mantiene el nombre original de Maison Centrale y fue llamada Hoa Lo porque destruyeron un pueblo con este nombre para su construcción. Estaba diseñada para albergar 500 presos pero llegó a acoger a más de 2.000. 

Una parte del complejo fue destruido  en 1997 para construir el edificio del Hanoi Central Tower pero dejaron parte en pie como museo y como monumento a los vietnamitas que lucharon contra el colonialismo.

Comenzamos la visita, hemos ido sin mochila ni bolso porque no están permitidos y se deben dejar en unas taquillas, así que sólo llevamos una cámara pequeña y como no sabemos el devenir de la salud de mi marido, mejor ir ligeritos, ya volveremos al hotel a por el resto de enseres o para quedarnos allí por causas forzosas. 

Una maqueta muestra como era el complejo carcelario en su totalidad.



En sus salas fotografías de los presos, de las torturas, de instrumentos dedicados a este terrible menester, de las ejecuciones y objetos de todo tipo, desde los cotidianos a los de uso personal, y en las celdas recreaciones con maniquíes de cómo eran encarcelados, atados a cepos de madera, que en algunos casos podían ser bloques de cemento. Impresiona todo, el ambiente, las celdas, el decorado, las historias que se encierran en estos muros. 



En un lateral exterior se muestra el modo en el que se escaparon 16 prisioneros en la Nochebuena de 1954, serrando la boca de una alcantarilla. Detrás de esto sobre la pared unos paneles de bronce recreando las torturas y el encarcelamiento, lo suficientemente significativos.







 
Nuevamente en el interior hay una colección de fotografías, tanto de la vida en la prisión, como de las reacciones mundiales a la guerra con los EEUU. Una de estas fotos muestra la manifestación de una madre neoyorkina en contra de la guerra de Vietnam, sobran las palabras.








También hay la recreación de una celda para las mujeres y sus hijos, que no recibían menores torturas que los hombres ni tampoco mejor trato. 

En otra sala una de las guillotinas usadas por los franceses, cuyas cabezas eran luego expuestas en cestos de bambú (una foto impactante). Y a su lado un tonel que se utilizaba para la tortura con agua. 

En un pasillo por detrás de la guillotina se encuentran las celdas de los condenados a muerte. 




El piso superior está dedicado principalmente a la guerra con Estados Unidos, con multitud de fotos de presos, donde quieren demostrar que ellos no infringieron maltrato a los soldados capturados tal y como hicieron con ellos los franceses, y se les ve jugando al fútbol, vestidos decentemente, por su aspecto físico bien alimentados. Destaca un recluso entre ellos, John McCain, que fue candidato a la presidencia, y también se le ve en una visita reciente que realizo a la prisión. Los americanos, encarcelados aquí desde 1964 a 1973, llamaban a la cárcel Hilton Hanoi, un nombre muy irónico sin lugar a dudas.

Los equipos de Missing in Action (MIA) siguen buscando por todo Vietnam los restos de los pilotos estadounidenses desaparecidos.

En un panel se lee la declaración de Ho Chi Minh antes de la Ofensiva del Tet, la que conduciría a la victoria de la guerra:

 “Last year was full of glorious victories.
This year the forefronts sure to win still bigger ones.
For Independence, for Freedom
Let’s fight so the Yanks quit, and the puppets topple
Foreward! Fighters, countrymen!
North and South reunited, could there be happier spring!"

En este piso también hay unos paneles de oro con los nombres de los 1.624 revolucionarios detenidos en este lugar. 

No es una visita agradable pero cuenta los hechos cómo fueron, con mis dudas respecto al trato a los soldados americanos, que supongo que de todo habría, porque una guerra es una guerra. No es una visita imprescindible para estancias de pocos días en Hanoi, sólo para aquellos que quieran conocer algo más de la historia in situ y si se está interesado lleva su tiempo para poder leer los pies de fotos en inglés (nosotros solo lo hicimos en casos puntuales).

Volvemos al hotel, cosa que nos viene estupendamente para refrescarnos, mi marido sin encontrarse bien del todo no se encuentra mal, con lo que cogemos todos los bártulos necesarios y de nuevo nos vamos de nuevo en dirección hacia la prisión pero sin llegar a ella, es la ruta más rápida hacia donde nos dirigimos.

Una vez atravesado el Barrio Francés en dirección oeste al principio se atraviesa una zona fea, de avenida amplia, pero muy desangelada. Como detalle las vías del tren atraviesan una de las calles.



Pasamos al lado del Museo de Bellas Artes, del que solo admiramos su fachada y patio, instalado en un edificio colonial que fue el Ministerio Francés de la Información. Su colección debe ser interesante ya que incluye piezas del arte del país, procedentes de pagodas, casas comunales y unas pinturas de tema nacionalista (y seguramente propagandística).

Pasado el Museo vemos una escena que nos conmueve, una mujer rebusca entre libros quemados, bien podría ser la propietaria de la vivienda que se incendió o sencillamente busca algo que poder vender. Este es el Vietnam humano que impacta.

Callejeamos por la zona que es otro barrio francés, y aquí se nota que vive la clase alta, todo está más limpio, las casas son verdaderos chalets de lujo, hay más tranquilidad en sus calles, no hay venta ambulante ni tiendas unas detrás de otras y por extraño que parezca no hay fotos de estas bonitas casas, es demasiado normal para lo que hasta el momento hemos ido viendo y no hacemos ni una sola foto. 

Por fin terminamos alcanzando la Plaza Ba Dinh bajo un sol justiciero. La plaza se encuentra en la antigua Ciudad Imperial (en los alrededores hay restos de ella y se sigue sacando a la luz poco a poco pero a nosotros no nos dio tiempo para echarle un ojo). Por supuesto actualmente la plaza es utilizada para desfiles militares y actos multitudinarios de manifestación política (pero cuidado, que Vietnam no es una democracia y no hay que confundir unas manifestaciones con otras). 

 
En un lado de la plaza se encuentra el Mausoleo de Ho Chi Minh ("el que ilumina"), un cubo de mármol, material extraído de las montañas de Danang, construido en 1975 y a mí me recuerda a la arquitectura soviética, será porque a lo lejos ese mármol parece cemento y es tan sobrio…dicen que se asemeja al de Lenin en la Plaza Roja de Moscú pero no lo conocemos in situ para comparar con datos reales. Aunque dicen que recuerda a una casa tradicional comunitaria (supongo que por lo de la forma cuadrada) o a una flor de loto (esto ni de coña, mi guía debe estar mal y se refiere a otra edificio).


A estas horas ya está cerrado, pero si las colas son de dos horas como había leído no nos hubiéramos puesto a hacerla. Como curiosidad puede estar interesante, pero esa cola y las obligaciones para entrar y presentar los saludos al Tío Ho (Bac Ho, así le llaman cariñosamente) en su sarcófago de cristal, tampoco nos motivaba mucho: bolsas y cámaras fuera en consignas (prohibido bajo pena de vete a saber qué hacerle fotos), no llevar pantalones cortos (menos mal que nosotros casi nunca vamos con nuestras carnes inferiores al aire), no meter las manos en los bolsillos (la hemos fastidiado, esta es una de mis manías, a la que me descuido, ya tengo colocadas las manos allí), descubrirse la cabeza (bueno, el gorro me entra en el bolso) y mantenerse en silencio (definitivamente mejor no entramos).

En el interior se debe ver grabada la famosa máxima de Ho Chi Minh: “No hay nada más precioso que la independencia y la libertad”. Este ideal universal resalta el nacionalismo de Ho Chi Minh y repite las primeras frases de la declaración de Independencia de Thomas Jefferson, que pronunció en la plaza: “Todos los hombres han venido al mundo como iguales. Han sido dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, entre los cuales están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”. Curiosa esta asociación EEUU-Vietnam.

El mausoleo es uno de los lugares más sagrados, sino el más, del país para los vietnamitas.

Dos soldados custodian la puerta y dicen que el cambio de guardia es espectacular, nada envidiable al de Buckingham Palace. Si os fijáis con detalle en la foto anterior, podréis ver asomar unas coronas de flores, que parecían paellas.

Ho Chi Minh murió en 1969 y no quería ser embalsamado sino incinerado, pero la influencia soviética en aquellos años se hizo notar y al final fue embalsamado. El médico ruso que se encargó del proceso lo realizo en el interior de una cueva para evitar los bombardeos americanos. Entre septiembre y principios de diciembre se lo llevan a Moscú para el “mantenimiento”.

Aquí veis a uno de los guardias camuflados en plena operación silbato, es decir, que cuando te pasas de la línea que dice claramente “No Enter” te pita (ya podéis adivinar porqué lo sé con tanta seguridad).










Caminamos hasta el final de la plaza pensando que habría una salida para ir hacia nuestro siguiente destino pero no es así, el rodeo que parece que tendríamos que dar nos llevaría mucho tiempo, y aunque estaría interesante,   por aquí se encuentra el Jardín Botánico, la hora comienza a apremiarnos. 


La zona está rodeada de mucha seguridad a los que no les gusta el arte de la fotografía, así que con disimulo fotografiamos el Palacio Presidencial, antigua residencia del Gobernador General de Indochina o Tonquín, construido en 1906, donde nunca llegó a vivir Ho Chi Minh, pero sí lo hizo en unas habitaciones donde se alojaba el servicio (creo que de verdad era un hombre consecuentemente comunista) y se utilizó principalmente para recepciones oficiales. No está abierto al público. 











Volvemos hacia atrás por la plaza porque por algún lado tiene que haber un camino y aunque nos cuesta encontrarlo al final damos con él y llegamos a la Pagoda del Pilar Único, que data de la época de la fundación de ciudad, siglo XI, y es uno de los pocos vestigios de este periodo, aunque en parte es una reconstrucción ya que los simpáticos franceses cuando abandonaron Hanoi en 1954 la destruyeron. 

Está construida en madera sobre una columna de piedra de 1,25 m de diámetro y descansa sobre un estanque de lotos (aunque no hay lotos). Su diseño se asemeja a una flor de loto floreciendo (aquí sí pero la guía no puede confundir el mausoleo con la pagoda). En su pequeño altar las típicas ofrendas y si no le nombro mal, un boddhisattva.

Cuenta la leyenda que Ly Thi Tong no tenía descendencia masculina y soñó con la diosa de la compasión, Quan An, que se le aparecía sentada sobre un loto y le ofrecía al niño que tenía en sus brazos. Al tiempo el emperador se casó con una joven campesina que le dio un hijo, con lo que en agradecimiento a la diosa levantó esta pagoda en el año 1049. 

No había lotos en el estanque pero ¡¡¡estaba la tortuga!!! Suerte y longevidad para nosotros. 



No muy lejos se encuentra la Casa de Ho Chi Minh o Casa Zancuda, donde el Tío Ho pasó los últimos años de su vida, de 1958 a 1969, pero no vemos el modo de llegar y la hora sigue corriendo en nuestra contra, así que emprendemos el camino de vuelta al hotel. Me dio pena no poder visitar este lugar y aunque no tendrá grandes lujos, su situación y lo que representa el lugar creo que merece una visita. 

En el camino nos topamos con el Museo Ho Chi Minh, dedicado a la mayor gloria del mismo, incluyendo sus periodos en China a Francia así como el proceso de independencia de Vietnam. Creo que resultaría interesante esta visita pero imposible plantearla con lo apurados que vamos de tiempo (cada vez más razones para volver a Hanoi y terminar de conocer su historia y la del país). 


 
Salimos por las calles de las casas lujosas y nos desviamos un poco para ver la Torre de la Bandera (Ky Dai), de forma hexagonal y 18,2 m de altura, uno de los vestigios de la ciudadela de Hanoi, sobre la que ondea la bandera nacional y hasta parece que corre el viento, pero allí no corría nada de nada. 

En teoría se puede subir a ella y estaría bien por aquello de ver la ciudad desde arriba, pero no es posible, no tenemos tiempo. 








Justo al lado se encuentra el Museo de Historia Militar, que se encuentra instalado en un antiguo barracón francés y en el que se conmemoran las victorias contra los invasores del país: chinos, mongoles, franceses, jemeres camboyanos y norteamericanos. Nos conformamos con ver los “aparatos” exhibidos en su jardín desde el exterior, muchos de ellos fueron dejados en su huida por la poderosa nación que se creía invencible.






El malestar mañanero de mi marido y el retraso en comenzar la excursión hace que nos saltemos bastantes lugares interesantes de la zona y que al final no será posible llegar a ellos, aunque por algunos pasaremos en vehículo, pero no es lo mismo la visión rápida motorizada que el disfrute (a pesar del calor) caminando.

Emprendemos la vuelta al hotel a marchas forzadas, ya son las 13.30 h y nuestra cita con la guía es a las 14 h, la ida nos ha llevado unos 45 minutos y ahora solo tenemos media hora, la única ventaja es que ahora no tenemos que parar a ver lo que vemos ni buscar el camino, solo tenemos que caminar rápido para no llegar tarde.

Y llegamos a la hora en punto, aunque nuestra guía ya nos está esperando, así que la pedimos un tiempo para refrescarnos y comenzar el tour contratado.

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