11 de noviembre de 2012

Corea del Sur - Damyang - Metasequoia Road (Camino de Metasequoias)



Alta que te quiero alta 

Continuamos en los alrededores de Damyang y volvemos a hacer una visita atípica, que también mantuve en la programación por la curiosidad y no cambié por ningún templo o acceso a algún parque natural o provincial, aunque ya se sabe que según un dicho la curiosidad mató al gato…Vamos al Camino de Metasequoias (Metasequoia Road; 1.000W).



Los árboles, más de 2.000, se plantaron a principios de 1970, y desde entonces los árboles han crecido para proporcionar, afortunadamente, sombra protectora bajo sus hojas y sus 20-30 m de altura en la época de calor asfixiante, como lo es ahora y hoy. 



En el 2002 el camino fue seleccionado como uno de los más bellos de Corea, y es un reclamo turístico aparte de ser un buen lugar para caminar o circular en bicicleta al tiempo que se está en un entorno natural. 


En este idílico paseo también hay un corto paso subterráneo, como un túnel bajo los campos, que se ha decorado con cuadros y fotografías de películas o series rodadas aquí…cinéfilos o serie-adictos son un rato, la hallyu (la ola coreana) tiene mucho tirón y en España deberíamos tomar nota para señalizar los lugares cinematográficos que algunos lo agradeceremos y en muchos casos será una sorpresa.

El paseo va junto a un canal de riego, y nos volvemos a encontrar con esos pabellones habilitados para el descanso o para realizar un picnic; nos siguen demostrando lo prácticos que son los coreanos.



Al lado de los campos de cultivo una sorprendente, colorida y bonita colección de jangseung, tótems protectores normalmente realizados en madera, aunque también se utiliza la piedra como veremos en la isla de Jeju-do. Se utilizaban tanto para marcar los límites de las aldeas como para ahuyentar a los demonios, con los que eran adorados como deidades protectores de las aldeas.  Y de fondo, las montañas como paisaje y eternas compañeras visuales. 


La metasequoia es un árbol caducifolio que en 1941 un funcionario chino descubrió cerca del río Mataochi, en la región china de Sichuan-Hubei, que recibe este nombre porque apareció después (“meta”) de las secuoyas de Estados Unidos, contabilizándose más de 40.000 árboles de esta  nueva especie. En 1956 el doctor Shin Hyeon-gyu plantó metasequoias de Estados Unidos en Corea del Sur, en calles y jardines, aunque también se descubrieron fósiles en Pohang, en la provincia de Gyeongsangbuk-do (Gyeongsang del Norte; mirar mapa), que demostraban que estos árboles habían habitado en el país. De este género de árboles se conocen otras tres especies fósiles, pero ésta es la única que ha sobrevivido. 


A principios de mayo del 2000, en las carreteras nacionales 29 y 24 se pintaron de blanco algunas metasequoias para ser cortadas ya que se querían ampliar estas carreteras. Un total de 178 árboles estaban destinados a tan fatídico destino, y ni el gobierno, ni la empresa constructora ni la autoridad local se hacían responsables de esta decisión (lavarse las manos como Pilatos, que se dice). Los habitantes de Damyang no estaban de acuerdo ni con la tala de estos árboles ni con las obras de construcción, y se lanzaron a una campaña para proteger las metasequoias, ya que podían ser un recurso natural para sus descendientes. Los periódicos y los medios de radiodifusión les apoyaron propagando la noticia en el país para que tanto los ciudadanos como las organizaciones sociales dieran su apoyo para mantener los árboles. 

Tras dos meses de lucha, se obtuvo la promesa de hacer un cambio en el diseño de la autopista para evitar que tantas metasequoias fueran taladas: se disminuyó el número de 178 a 64 (menos es nada que se dice, y además el progreso suele ser inexorable, aunque habría que matizar lo de progreso).

La calle se ha convertido en lugar de cultura, ocio y turismo en Damyang, con la celebración de conciertos, exposiciones culturales, concursos fotográficos, competiciones pedestres, de maratón y en bicicleta. 


De vuelta del paseo nos fijamos en una caseta con un artilugio que nos llama la atención y que probaremos en otra ciudad del viaje, Busan: mangueras de aire comprimido para limpiarse la arena de los pies y las zapatillas. Yo es la primera vez que las veo y por eso mi asombro personal, a lo mejor son más comunes de lo que me creo.


El paseo es agradable y además es de valorar el esfuerzo de los ciudadanos por mantener este espacio verde, que estaría mejor si la carretera no circulara en el exterior, y eso que realmente una vez dentro del paseo no se nota el tráfico, pero no es la mejor compañía para este pulmón verde. 


El día, con el jardín a la coreana de Namwon, el jardín de bambú y este paseo de metasequoias ha resultado de un verde y natural en exceso, y eso que nos gustan los lugares de este tipo, pero para un tour me parecen dos visitas, la de bambú y la de las metasequoias, que no deberían concentrarse en el mismo día, por aquello de la variedad. Cuando me pasaron la programación lo estudié y me parecieron curiosos lugares, y sobre todo diferentes a los templos, palacios, calles comerciales, playas…por eso las mantuve, pero a “tour pasado” hubiera permutado el orden de visita, las habría colocado en días diferentes para tener variedad, aunque es cierto que las dos están de camino a la ciudad en la que pasaremos la noche y resulta práctico hacerlas en este orden. Hoy hemos ejercido de turistas asiáticos.




9 de noviembre de 2012

Corea del Sur - Damyang - Juknokwon (Jardín de Bambú)



Verde que te quiero verde

Desde Namwon seguimos viaje por carretera, y la única manera de entender lo de los paisajes verdes y montañosos que no dejo de mencionar es intentar hacer fotografías y mostrarlas. 


Antes de llegar a la ciudad donde pasaremos la noche haremos dos paradas en Damyang. Damyang es un centro de cultivo y artesanía del bambú, produciendo gran cantidad de muebles, artículos para el hogar y obras de arte realizadas con este material vegetal. 


Así que con estas premisas vamos a visitar Juknokwon, Jardín de Bambú (2.000W), que fue plantado y cultivado en la montaña Seonginsan. 


Casi al entrar nos reciben los más comedores de bambú del mundo, los osos panda.


Poco se puede escribir de esta visita, vamos a pasear entre bambú, algunos pinos y otros árboles, un paseo muy natural. 




El bambú parece una tubería de fontanería (la imaginación es libre de asociación).



Como de bambú no vive sólo el hombre, ni tampoco el oso panda, hay unos pimientos rojos picantes secándose para elaborar la salsa que nunca falta en las comidas, gochujang


En el jardín se han grabado escenas de películas y series, y se han marcado para aquellos apasionados cinéfilo-dramáticos (que podríamos ser nosotros si fuéramos coreanos o hubiéramos visto más películas coreanas). Por supuesto, entre tanto bambú se rodaron escenas de luchas en el aire (al estilo de la famosa película Tigre y Dragón), por ejemplo para la serie Damo, decorados que se han mantenido y forman parte ahora del jardín como una atracción más, pero como se encontraban en la parte superior desistimos de visitarlos, otra cosa hubiera sido si hubiéramos sido fans de ella o por lo menos si la conociéramos de algo...si nosotros en New York nos perdemos y andamos sin fin para buscar la localización de películas, los seguidores de la Hallyu, la ola coreana, hacen lo propio.

 

El paseo lo hacemos con tranquilidad, llegamos a otra cascada donde de nuevo aparecen los osos pandas decorando el paisaje, y para nuestra sorpresa de repente escuchamos ¡español!, con lo que saludamos cortésmente y alegremente, que españoles no estamos ni viendo ni escuchando, aparte del de nuestra guía y el nuestro. 


En un pequeño apartado del jardín hay un mundo de fantasía con muñecos, no sé cuál es la razón de ser, si la tiene en sí mismo o sólo es pura decoración y divertimento para niños, pero era una zona muy bonita al tiempo que simpática, o mis ojos femeninos así la sintieron y vieron.


Un detalle de Corea que me ha encantado, de los muchos que me han fascinado, al que comenzamos a descubrir de la manera más sencilla y casera en el paseo junto al arroyo en Jeonju, es su concepción del descanso, siempre hay lugares acondicionados para ello, en muchas ocasiones con bonitos pabellones para descansar y donde hacer un picnic incluso.


A media subida del jardín hay una zona desde la que se obtienen vistas del paisaje de alrededor, ese paisaje que nos tiene cautivados, un verde infinito. 


Con esto damos por concluido nuestra paseo entre bambú, que no ha sido espectacular pero sí diferente, y por eso lo mantuvimos en la planificación del tour. Posiblemente en otra época menos calurosa y más adecuada para humidificar el bambú y a nosotros mismos nos hubiera resultado más esplendoroso y no tan seco. Lo que es cierto es que el turismo asiático lo visita, y nosotros estamos de alguna forma aprendiendo a visitar con ojos asiáticos. 


Para el calor los coreanos siempre están preparados con sus fuentes de agua para refrescarse y jugar. 


Sonia nos pregunta si nos parece bien que comamos en un restaurante situado al lado de este jardín de bambú, y esta tarea alimenticia se la hemos dejado a ella, con lo que asentimos. Hoy toca probar el arroz cocido en tronco de bambú, que mejor manera de homenajear al jardín; además también nos acompañará Kim, nuestro chófer, que este es uno de esos detalles en los que o bien por diferencia de horarios de comidas e incluso por jerarquía, no siempre los conductores comen con los turistas clientes, pero es que siendo sólo dos clientes no tiene razón de ser hacer semigrupos. 

¡La fiesta del banchan!, y es que este momento ha sido uno de los más esperados por nosotros día tras día. Hoy nos toca: Hojas de alga y no estoy segura de si hojas de apio y setas con ajos machacados por encima; lo de la segunda fotografía no lo recuerdo con claridad gustativa pero en apariencia me parece tteok, un pastelillo a base de polvo de arroz que asemeja en apariencia y sabor a la típica pasta, con salsa de gochujang y algo de azúcar que la hacía gelatinosa; en la tercera fotografía, pescaditos pequeños en salsa; verduras con sésamo…nuevos y diferentes sabores, una divertida fiesta. 




De plato principal, chuletas de cerdo a la plancha, de las que te podrías comer bandejas. 


Para compartir entre los cuatro un pez (el pescado es más caro y Sonia intenta evitarlo), semejante en textura y sabor a la caballa, o eso me pareció. 


Una sopa individual de verduras y como buñuelos de pasta, no sé si la misma del tteok o eran como bolitas de pan...no recuerdo bien, lo que si sé es que a pesar del calor nos comíamos las sopas calientes.


Y por supuesto, el arroz cocido en tronco de bambú y presentado en el mismo, con algunas judías para darle otro sabor y romper el blanco anodino.






7 de noviembre de 2012

Corea del Sur - Namwon - Jardín de Gwanghalluwon



Una historia de amor y celos

Se acaba nuestra estancia en Jeonju tras dos días intensos y por la mañana salimos en dirección sur a Gwangju, de la provincia Jeollabuk-do a la provincia Jeollanam-do (mirar mapa), que se encuentra rodeada por altas montañas en la zona noroeste, el Mar Amarillo al oeste y en el sur, el Mar del Sur, con cerca de 2.000 islas, la mayoría deshabitadas. Jeollanam-do es una de las provincias menos desarrolladas y más verdes (y verde es toda Corea por lo que hemos visto), famosa por su comida y su té verde. 


Lejos del centro del poder de Seúl durante la dinastía Joseon, la provincia fue un lugar de exilio, de disidentes políticos y religiosos. Esta rebeldía continuó con la oposición a los gobiernos militares de los años 1960 y 1970 que favorecían a las provincias orientales. Los estudiantes y sindicalistas realizaron protestas y manifestaciones a favor de la instauración de la democracia, llegando a salir los tanques del ejército en Gwangju el 18 de mayo de 1980.

Actualmente el 25% de la tierra de la provincia es agrícola, frente al 7% de media nacional, siendo pioneros en la producción orgánica libre de pesticidas, al tiempo que las piscifactorías han surgido en la costa y sus islas.

Un dato curioso es que ante la dificultad de encontrar una esposa nacional, ya que se van a las ciudades a trabajar, los agricultores y granjeros se han casado con mujeres de otros países asiáticos, vietnamitas en un amplio número, dando como resultado que sea la provincia con mayor número de matrimonios internacionales, incluso más que Seúl, la ciudad más internacional del país.

Desde el coche divisamos un cementerio a la coreana, son túmulos redondos de diversos tamaños cubiertos de hierba, que en la preparación de este viaje creí que este tipo de construcción funeraria era sólo para reyes, pero Sonia nos dice que era de uso común, pero que las tradiciones van cambiando y ahora se utiliza más la cremación y los nichos para los urnas, una cuestión práctica de espacio, porque por mucha montaña que hay en Corea no creo que se puedan enterrar a todos los ciudadanos de esta forma, aparte del coste de construirlo y de mantenerlo, que los jóvenes no están dispuestos a asumir, ni el coste monetario ni el coste físico de cuidarlos. De estos túmulos aprenderemos más en Tumuli Park en Gyeongju. 


Antes de llegar a Gwangju realizaremos varias paradas y visitas, la primera es en Namwon, donde se encuentra una de las entradas al Parque Nacional de Jirisan, pero nosotros no visitaremos este parque, donde aparte de senderos para disfrutar de la naturaleza por supuesto hay templos escondidos en él. 


Namwon es conocida como la ciudad del amor porque es la ciudad natal de Chungyang, una legendaria doncella fiel cuya historia se interpreta en un pansori y que conoceremos más adelante con todo lujo de detalles. Para conocer esta historia visitaremos el Jardín de Gwanghalluwon o Gwangtongnu


La puerta principal de entrada está custodiada por dos feroces tigres (eso me parecen, con lo nos dejamos de animales mitológicos y nos quedamos con los terrenales).


En la entrada, en los farolillos que cuelgan de las vigas del tejado, ya anuncian lo que se va a encontrar en el interior, la historia de amor de una pareja de enamorados...parece una historia de dibujos animados al estilo Disney.


Gwanhalluwon es un jardín típico de una oficina del gobierno provincial de la dinastía Joseon, que fue construido en 1419 y es el único de esta clase que se conserva en Corea. El jardín reproduce una leyenda local de la ciudad de Jade donde reside el regidor del cielo, para lo que se construyeron diversos pabellones, un estanque y puentes, leyenda que se mezcla con la historia de amor de dos jóvenes relatada en el pansori

Según entramos nos encontramos de frente-lateral el pabellón Wanwoljeon, un edificio con aleros dobles, donde cada año se celebra el Festival Chunghyang. 


Está construido en una pequeña isla, con tres pilotes en el agua y por fin tenemos un reflejo en el agua, no como nos ocurrió en el jardín secreto del Palacio Chandeokgung, que nos quedamos sin él por la rehabillitación de uno de sus pabellones.


Sobre las piedras redondas en el agua, de las que desconozco su uso si no es puramente decorativo, unos patos nos ofrecen una visión romántica del lugar, están acordes con el entorno amoroso.


Por un puente, por supuesto de color bermellón, se accede al pabellón, al que se puede subir, pasear por él y hacerse las fotos de recuerdo. 


El estanque Eunha se formó artificialmente en 1461 con las aguas del arroyo Yocheon que fluye en el Parque Nacional de Jirisan y según una leyenda representa en la tierra a la Vía Láctea, siendo el lugar donde cada año Gyeonu y Jingyeo se encuentran, dos amantes que se convirtieron en estrellas, Altair y Vega - los conocimos sin saber que volveríamos a ellos en el Templo Bongeunsa de Seúl-. 

Sobre el estanque se construyó en 1582, durante el reinado del rey Seonjo, el puente de cuatro ojos Ojakyo o puente de la luna. Según la leyenda el puente se construye sobre la Vía Láctea por cuervos y urracas el 7 de julio de cada año.  En el estanque hay carpas hambrientas esperando la comida, que se puede comprar en bolsitas para lanzarles si os apetece.


Se dice que cruzar este puente convierte los sueños de amor en realidad, como lo hizo para Chungyang y su amado Yi Mong-ryong, los protagonistas de la historia que se recrea en el jardín. Nosotros lo cruzamos para ir a otro pabellón, al principal de este jardín, sin aspiraciones oníricas ni románticas...y no digo más para no resultar ni demasiado cursi ni demasiado pragmática.


Una vez cruzado el puente, desde este lado del estanque se obtiene una bonita visión del puente de la luna y de la razón de su nombre. 


Sobre el estanque se asoma la estatua de una tortuga, sin estela ni surtidor en su boca (por lo menos no lo vimos), con lo que es meramente decorativa y supongo que relacionada con la longevidad y los éxitos, que es con lo que normalmente en Asia se relaciona a estos animales. 



Según la leyenda en la ciudad de Jade hay un palacio de nombre Gwanghanjeon, el pabellón Gwanghallu es su reproducción en la tierra, el Palacio de la Luna. Para ver y admirar su arquitectura mejor dar la vuelta a su alrededor.


Un pabellón de nombre Gwanghtongnu se construyó durante el reinado del rey Sejong, que en 1444 se cambió el nombre por el actual, Gwanghallu. En 1597 el edificio sufrió un incendio provocado por la segunda invasión japonesa a Corea y se reconstruyó en 1626, durante el reinado del rey Injo. 


Por supuesto al situarse cerca del estanque, también se refleja el pabellón en él.


Hacia el otro lado del estanque se encuentra su particular y preciosa entrada, y para llegar a ella disfrutamos de la bonita composición, como ya es tónica general en estas construcciones, de las superposiciones de tejados y sus ángulos, por eso mi sugerencia de rodear el pabellon.



En las vigas de madera del exterior se pueden ver labradas las figuras de un elefante pequeño, que algún simbolismo tendrá pero que no hemos descubierto. 


Y por fin, la puerta, a la que merecía la pena llegar por ser diferente y grandiosa, aunque la razón de ser así es porque el edificio comenzó a inclinarse y durante el reinado del rey Gojong se construyeron anexos para apoyar el pabellón y evitar su derrumbe. 



En el estanque se construyeron tres islotes artificiales que simbolizan a Samsinsan, las tres montañas sagradas mencionadas en muchas leyendas taoístas que se asocian a montañas coreanas. Los islotes están comunicados entre ellos por puentes, que podrían ser más estéticos con el entorno. 

En el islote Bognae se plantaron zinnias y arrayanes. Representa a la montaña Geumgangsan, situada al sureste de Corea del Norte y dicen que uno de los parajes naturales más bonitos de las dos Coreas, al que se puede acceder afortunadamente en tours organizados -y vigilados-. ¿Nos faltan días para visitar todo? ¡nos faltan años!. 


En el islote Bangjang se plantó bambú y se construyó el pabellón Bangjangjeon durante el reinado del rey Chongjo. Representa al monte Jirisan, situado cerca de dónde estamos, en Namwon. 

 
En el tercer islote, llamado Yeongju, se construyó el bonito pabellón hexagonal Yeongjugak, y es que los pabellones de seis o más lados siempre resultan más atractivos. El islote representa al monte Hallasan en la isla de Jeju-do.



El exterior presenta todos los elementos típicos, incluidas las cabezas de dragones, y el techo del interior está decorado con palomas blancas...del amor y la paz supongo.


De camino para visitar otros edificios del jardín hay una estela monumento dedicada al magistrado Seong An-ui, que ejerció como Ministro de Ritos y Magistrado de Namwon y Gwangju durante el reinado del rey Seonjo, ascendiendo a Ministro de Personal con el rey Injo. Esta estela honra sus servicios prestados en Namwon como magistrado durante cuatro años. Realidad y ficción mezclándose.


El siguiente lugar del jardín que visitamos es el Santuario Chunghyang, construido en honor a la fidelidad y misericordia de Chunghyang, la protagonista del pansori, al que se entra por la puerta Dansimmun, que significa “el amor que no cambia”. 


En la tablilla de madera del exterior del pabellón reza: Santuario de Chunghyang, la Señora Fiel, debajo de la cual hay dos figuras simpáticas, una especie de conejo sobre una tortuga, que no sé el significado y Sonia tampoco supo respondernos pero sus motivos habrá para estar allí.



Siendo un edificio pequeño el tejado no deja de atraer con sus bonitos colores dancheong, y es que es realmente es hipnótico, no puedes dejar de mirar los tejados por arriba o por abajo cuando estás en Corea.


En el interior del santuario un retrato imaginario de Chunghyang, al que muchos peregrinos que sueñan con el amor y una unión marital duradera vienen a orar y pedir. 


En este jardín Gwanghalluwon es donde me sentí más cerca de los increíbles jardines japoneses, supongo que por su extensión, por estar en la mayoría de las zonas muy bien cuidado, por las flores de algunas plantas, por las linternas de piedra, lejanamente me vino el recuerdo del jardín de Kenroku-en de Kanazawa (lejanamente vuelvo a escribir, que no tienen nada que ver, y el de Japón es una obra de arte sin edificios).


Detrás del santuario de Chungyang hay una colección de estelas, más sencillas que las de los monjes que hemos visto en los templos budistas, no todas tienen tortuga para sostenerlas y no hay rastros de dragones en ellas, posiblemente sean de otros magistrados de Namwon como en el caso de la estela que hemos visto antes.


En 1992 se construyó un edificio para alojar el Museo Chunhyang, donde se exponen nueve cuadros que cuentan la historia de amor y que ya es hora de conocer.

Wolmae, una antigua kisaeng (mujeres que entretenían a los reyes y a la clase noble durante la dinastía Joseon, no en todos los casos prostitutas, se asemejan más a las geishas japonesas), famosa en las tres provincias del sur, vivía en el condado de Namwon con el viceministro Sung durante el reinado del rey Sukjong. Como no conseguían tener descendencia recurrieron al Espíritu Guardián del Monte Chiri, tras lo cual concibió y dio a luz a una hermosa niña a quién llamaron Chunghyang. Muy pronto sus buenos modales, su buen corazón, caridad, piedad filial atrajeron las miradas en el condado hacia ella.

Un soleado día de primavera, Mongyrong Lee, hijo de un magistrado en el condado de Namwon, estaba visitando el Pabellón Gwanghanllu con su criado Bangja, y tan abrumado e inspirado se sintió con el día y el pabellón que comenzó a componer un poema, momento en el que sus ojos se toparon con Chunghyang, que estaba columpiándose en el bosque con su doncella Hyangdan, cerca del puente Ojakyo...comienza el amor.

Entre ellos surge el amor (a primera vista que se dice) y él le propone matrimonio a pesar de la baja posición social de Chunghyang, llegando a casarse en secreto. Pero él tiene que viajar a Hanyang (actual Seúl) para pasar los exámenes de funcionario de la corte y la deja sola en Namwon...comienza la tragedia. 
  
Entre tanto el recién llegado a Namwon, el juez Pyon, lascivo él hasta la médula, se cautiva con la belleza de Chunghyang y trata de seducirla (más cuando es hija de una antigua kisaeng), pero ella es fiel a Mongryong Lee y le rechaza, arriesgando su propia vida ya que el juez, enfurecido la hace azotar duramente y la encierra en prisión, llegando a decretar su muerte para la celebración de su próximo cumpleaños (el del malvado magistrado)...comienza la tensión.

Un día Mongryong vuelve a Namwon, en lugar de volver como noble lo hace disfrazado de mendigo para ocultar que ha pasado los exámenes, y una vez enterado de lo que ha pasado se dirige a prisión a ver a su amada, que lo recibe con amor a pesar de sus harapos, no así su madre, a la que no le gusta su apariencia (¡ay estas madres!). Chunghyang le pide a su madre que la entierren en la tumba familiar.

El día del cumpleaños del juez, Mongryong, que trabaja como inspector secreto de la corte para erradicar a los funcionarios corruptos, se presenta con su disfraz de  mendigo y recita un poema, alegórico al sufrimiento de miles de personas. Tras ello se retira y vuelve acompañado de una escolta militar, convirtiéndose el banquete en una sangrienta batalla. 

El magistrado corrupto y malvado Pyon es destituido de sus funciones por el Inspector Secreto Mongryong Lee, que a partir de ese momento gestionará los asuntos públicos del condado de acuerdo a las órdenes del rey, y posteriormente es ascendido. 

La pareja se reúne y vive feliz para siempre, confiriéndole el título de Dama de la Virtud a Chunghyang...y comieron perdices y vivieron felices.


La visita a este museo sirve para conocer la historia, a través de las pinturas y de los paneles que los explican, pero también se exhiben fotos del Festival Chunghyang que se celebra cada año en Namwon y en este jardín a finales de abril. A juzgar por las fotos aparte de ser enormemente colorido parece muy animado este festival.






Continuamos el paseo por el bonito jardín. 



En el jardín también se reproduce la casa de Wolmae y Chunghyang, más una granja que una propiamente dicho, ya que es un extenso terreno con con varios edificios destinados a varios usos: casa, cocina, alojamiento sirvientes; además de tener granja y huerto. 


La diferencia de las casas del pueblo llano con de la de los nobles se encuentra en el tejado, que en las primeras es de paja, ya que las casas yanbang (como las que vimos en el complejo Yenongyeongdang del Palacio Chandeokgung y las del pueblo son igualmente de madera sin pintar, y por supuesto, que son más sencillas, por lo que tienen menos madera.


Para dar más ambiente a la historia, en un pequeñísimo estanque se representa a la pareja enamorada. 


En el interior de la casa también se reproducen con figuras escenas de la vida cotidiana, entre los enamorados o de la hija con su madre e incluso la de un sirviente. 


En el huerto destaca ante nuestros ojos el típico pimiento rojo picante para hacer la salsa gochujang


Hay una zona “de juegos” donde se han recreado los instrumentos de tortura empleados por el malvado y lujurioso juez Pyon: en primer término un clásico cepo y al fondo una cruz donde se les propinaban latigazos a los presos.


Hay un columpio donde emular a Chunghyang y esperar al enamorado…o esperar una buena caída. 


El último edificio a visitar del jardín es Seonchwigak House, que significa “la casa que muestra una recopilación de información, tan preciosa como las cuentas”, y en ella se exhiben fotos del patrimonio cultural de Namwon, del Parque Nacional de Jirisan, así como instrumentos musicales tradicionales, que pueden ser tocados por los visitantes.


Salimos de Namwon Gwanghallu por la puerta oeste, y a ambos lados de esta calle hay un sinfín de tiendas que venden artículos y muebles de madera principalmente, aparte de los típicos souvenirs variopintos. 

Dejamos Namwon, la ciudad del amor, que publicitan a través de la entrada a la ciudad y en las tapas de las alcantarillas…y es que en el amor todo vale. 



Si, es una recreación de un cuento; sí, los pabellones no son muy diferentes a los que se encuentran en palacios e incluso templos; pero es una visita muy agradable de realizar, sin grandes pretensiones históricas, sólo lúdicas.