4 de noviembre de 2012

Corea del Sur - Jeonju - Pueblo hanok (1)



Paseo de tarde bochornosa

Al salir de Gyeonggijeon seguimos a Sonia, lleva un mapa con una ruta trazada en él, vamos a pasear por el Pueblo Hanok de Jeonju, que tan interesante nos había parecido la noche anterior. Lo mejor que se puede hacer en este pequeño gran reducto es intentar entrar en casi todas las casas que tengan sus puertas abiertas, no serán muy diferentes entre ellas pero siempre se pueden encontrar detalles en las viviendas o principalmente en sus patios. Además, hay varias galerías de arte y museos específicos sobre la actividad en la provincia y en la ciudad instalados en muchos de estos hanoks, las casas tradicionales coreanas. 

Entramos en Choi Myeonghee Literary Museum, la casa de una escritora coreana muy famosa, fallecida joven, a los cuarenta años, víctima de cáncer. Una obra muy importante suya es Honbul, que consta de diez volúmenes y le llevó escribirlo 17 años. 


Continuamos el paseo y entramos en una escuela infantil, sólo al patio, y al estudio-galería de un artista que se encontraba en el interior realizando su trabajo aparte de exponer una de sus obras (curiosa y diferente). Por esto digo de asomar las narices cuando las puertas están abiertas, nunca se sabe con seguridad que se puede encontrar, algunas veces algo interesante, en otras menos. 

Si por la noche las calles principales iluminadas de forma tenue nos habían cautivado, a la luz de la tarde no podían hacer otra cosa que seguir cautivándonos. 


Por la calle Eunhaeng-ro circula el arroyo Silgaecheon, canalizado de forma serpenteante, que por la noche es iluminado con suaves luces en el suelo en parte de su recorrido, y en el que por supuesto los niños juegan a chapotear. 


Sonia a pesar del mapa pintado con la ruta que debíamos seguir no es capaz de encontrar la calle por la que quería entrar, así que mi marido toma el mapa, se localiza y emprende la ruta marcada…yo todavía estaría dando vueltas al mapa pero él es un buen GPS. 


Algunas de las calles transversales de las principales son más estrechas, pero lo normal es que estén llenas de encanto, aparte de menos transitadas de turistas y locales. Al fondo de la fotografía se ve el hotel de los pasillos terroríficos en el que nos alojamos.


Algunas casas son particulares, pero muchas de ellas son una alternativa a los hoteles tradicionales, son guesthouses instaladas en los hanoks, y que yo recomiendo para aquellos que no porten mucho equipaje, estoy segura que será más satisfactorio en todos los aspectos, hasta en el económico que alojarse en cualquier hotel de la ciudad -ya sea mejor, peor o igual que en el que estamos alojados nosotros-.  Este fue uno de los fallos de la logística del viaje, no habernos alojado en uno de estos hanoks, como este que tenía buena pinta, Saehwa-Gwan, en el que además realizan cursos de música, cocina, pintura..coreana (no es de la fotografía), que aunque sea una reproducción y no una casa original parece tener mucho encanto. 


A pesar del chaparrón fuerte que ha caído sobre Jeonju y sobre nosotros mismos, el calor y el bochorno se han apoderado nuevamente del ambiente, con lo que pido un receso, ¡necesito beber algo frío!, por ejemplo un té helado, y para ello elegimos una cafetería oriental de aspecto totalmente occidental, parece que entramos en Francia. En Corea las cafeterías con decoración francesa o italiana o muy modernas están de moda, ya sea a través de cadenas o de forma independiente. 

 
Entramos en un hanok en cuyo patio hay un estanque y sobre él un pabellón, tal cual un palacio real se tratara. En su patio están colocando sillas para una actuación de pansori a la que no nos quedaremos. 


El pansori es música tradicional coreana, una canción solista de estilo épico que se desarrolló a mediados de la dinastía Joseon. Es de canto expresivo, letras muy teatrales y ricas narrativas que es interpretado por un único cantante, con profusión de expresiones faciales y lenguaje corporal. Originalmente existían doce repertorios, llamados madang, pero sólo se han transmitido cinco de ellos. 

En el interior de este hanok se ve una exposición de fotografías relacionadas con el pansori, como los trajes utilizados tanto para la vida cotidiana como para estas representaciones. 


El hanbok es el traje tradicional coreano y fue diseñado para ocultar las líneas del cuerpo. Los hombres visten con un jeogori (chaqueta corta), baji (pantalones) que se sujetan con una cinta alrededor del tobillo y durumagi (otra chaqueta). Las mujeres visten con un jeogori de mangas largas y amplias, chima (falda) con talle alto y con dos lazos largos que se atan a ella formando el otkorum. El atuendo se completa con calcetines de algodón blanco y zapatos con forma de barca hechos con seda, paja o goma.


Al lado de esta exposición de pansori se encuentra el Museo del Licor Tradicional Coreano (entrada gratuita), ubicado en un antiguo hanok, donde se intenta revivir la tradición cuando cada casa elaboraba sus vinos de arroz. Se puede participar en talleres de producción de estos licores...lo mejor sin duda será la degustación post-producción. 


Los licores tienen diferentes sabores con los mismos ingredientes (no hay nada nuevo bajo el sol con esta frase), dependiendo de quién los realiza, el tiempo que se producen y la localización de la fábrica o casa. Cada familia tenía su propio método de fabricación.

Durante la ocupación japonesa la tradición casi desapareció por la aplicación de un impuesto sobre el licor, pero se está realizando una importante labor para recuperar la historia y la cultura del licor coreano. 


En el interior hay una interesante colección de botellas de licor, y es interesante no sólo por su contenido sino especialmente por su continente ya que al primero no tenemos acceso. La botella de la izquierda tiene la forma del observatorio astronómico que visitaremos en Gyeongju


Los licores y vinos tradicionales coreanos se elaboran principalmente de arroz, cereales o batatas con malta de trigo amasada, y se clasifican según la pureza, el porcentaje de alcohol o si están destiladas o no. Hay cinco grupos principales: yakju, licor puro refinado de arroz fermentado; soju, licor destilado de patatas; takju, licor espeso sin refinar de cereales fermentados; vinos de frutas, y vinos medicinales de semillas y raíces. Cada uno de estos grupos tiene decenas de variedades. 

Otras botellas tienen la apariencia de las famosas máscaras de Andong y Hahoe, donde aparte de verlas en las tiendas de souvenirs las pudimos ver en el Museo de Mäscaras


El makgeolli, que probamos la noche anterior es un vino de arroz sin refinar, perteneciente al grupo de los takju; siendo el licor más antiguo de Corea, y creo que normalmente se presenta en botellas blancas. 

Para beber se sigue un ritual llamado churye, con la máxima de que la persona a nuestro lado no puede tener nunca el vaso vacío. Se sirve primero a los demás: el que recibe la bebida tiene que sujetar el vaso por la base con las dos manos (como una ofrenda), y una vez lleno esta persona rellena el vaso de quién le ha servido, porque no está bien visto que el que se sirve a los demás se sirva a uno mismo, es un signo de mala educación. Nosotros fuimos mal educados al servir maekje (cerveza) durante las comidas, porque lo hacíamos siempre al estilo occidental: sirviendo a los demás y luego a nosotros mismos, pero hay costumbres que cuestan de asimilar por tenerlas como rutinas diarias en nuestras vidas. 


A los coreanos, y a los asiáticos en general me parece, les gusta la representación de los actividades con figuras, y esta elaboración de licores tradicionales no se podía quedar sin ella. Las figuras de nuevo, como en los desfiles procesionales de Gyeonggijeon, tienen caras divertidas. 



Salimos del museo sin probar una sola gota, que hubiera sido realmente peligrosa, porque la combinación de calor con bebida alcohólica fría puede tener efectos mareantes. Seguimos caminando por estas calles que dan un salto al pasado, sobre todo cuando la vista solo alcanza a los tejados negros y no a los edificios modernos por los que se encuentra rodeado el pueblo hanok.



Entramos en un taller-tienda de artesanías, con un patio florido, que incita a buscar un lugar donde sentarse para descansar o meditar o incluso intentar realizar alguna de esas artesanías que enseñan a realizar. 



Las calles se pueden estrechar más con lo que incitan a entrar en ellas, aunque no siempre se alcanza el nirvana budista de la arquitectura y la historia, en ocasiones se termina en un golpe de realidad arquitectónica moderna y no precisamente bonita.


Y siempre que podemos echar un vistazo dentro de un hanok, lo hacemos, cuidando siempre de no molestar e incluso si hay gente preguntar con la mirada. Algunos son guesthouses, otros talleres donde realizan cursos relacionados con cualquier faceta del arte, otros son viviendas particulares, aunque normalmente éstas tienen las puertas cerradas, supongo que cansados de los ojos cotillas de los turistas.



Algunas calles tienen el añadido de cañas de bambú secas como compañía…aunque en verde siempre es más agradable. 


En algunos hanoksse han instalado tiendas, como esta de ropa realizada con seda o lino, y en algunas de ellas los diseños son realmente atractivos, tanto por forma como por color, pero mejor venir a realizar estas pruebas y estas compras recién duchados y no al final de una jornada de trajín caminante. 



Continuamos en la siguiente entrega el paseo por el bonito pueblo hanok de Jeonju, que todavía tiene mucho por conocer y un lugar donde aprender una tradición artesanal y donde realizar compras interesantes. 



2 de noviembre de 2012

Corea del Sur - Jeonju - Gyeonggijeon (2) - Jeonju Sago - Taejo Eojin Exhibition Hall



Libros y retratos

Tras presentar nuestros respetos al rey Taejo, más bien a su retrato, salimos del edificio que lo aloja. 


Volvemos a atajar en este complejo de Gyeonggijeon por una puerta en el muro lateral para salir al lado de una zona con bambú plantado, supongo que nosotros plantamos césped y en Asia se planta bambú como lo más normal, y hay un espacio natural dedicado a este verde vegetal, el Jardín de Bambú. El bambú es lo único vegetal que crece en mi casa, hasta olvidándome de ponerle agua él sigue hacia arriba y al paso que va llega al vecino.


Por este camino se llega al edificio Jeonju Sago, que aloja el Joseon Wangjosilrok, un registro llamado sillok de los asuntos administrativos del rey que se estableció durante la dinastía Goryeo que escribían los sakwans y que se guardaba en un lugar llamado sago.


El sillok correspondiente al Rey Taejo consta de 15 volúmenes. El sillok del rey Sejong consta de seis volúmenes y se publicó en 1431. Desde entonces, dos copias de los silloks de Taejo, Sejong y Taejong se publicaban y se guardaba una copia de los mismos en Chungju Sago y otra en Chunchunkwan en Seúl. Preocupados porque estas dos copias no fueran suficientes para conservar este registro histórico escrito se imprimieron dos copias más en 1445 que se guardaron en Jeonju Sago en la ciudad de Jeonju.

Durante la invasión japonesa de 1592, se perdieron los silloks de Chunchukwan, Chungju y Seongju, conservándose solamente la de Jeonju, que escapó del fuego del edificio al ser traslados previamente a una cueva en el monte Naejang (finalmente las copias que parecían excesivas tuvieron su razón de existir, afortunadamente). 


Los Anales de la Dinastía Joseon fueron declarados en 1997 Patrimonio Cultural de la Humanidad. Los anales abarcan 25 reyes de la dinastía, desde Taejo hasta Cheoljong; consisten en 888 libros y 1.893 volúmenes, incluyendo datos relativos al gobierno, la economía, hechos culturales y sociales, fenómenos atmosféricos y la vida cotidiana entre muchos aspectos. Seguro que más de un historiador se ha quedado enganchado a estos anales y sus historias.


Desde este edificio parte un camino que termina en la puerta principal de entrada al complejo. 


A la salida del Jeonju Sago el bochorno grisáceo de la tarde comienza a descargar en lluvia, al comienzo es una lluvia fina pero de repente descarga un chaparrón, lo que nos hace desistir de continuar la visita por las últimas zonas del complejo y nos vamos directamente al Taejo Eojin Exhibition Hall, un museo para estar a cubierto y conocer algo más de la historia coreana, de sus reyes, sus costumbres y sus ceremonias. 

Vemos una colección de retratos de los reyes, que paso a presentaros, aunque algunos los conocéis de nombre a través de estas letras; a mí me pareció curioso encontrarme "cara a cara" con ellos. Nosotros conocemos a los reyes de los Austrias y los Borbones con naturalidad, así que conocer a los coreanos de la dinastía Joseon también es natural. 

Rey Jeongjo


Rey Sejong (si, el de la avenida Sejong de Seúl. 


Rey Taejo (de nuevo él)


Rey Yeongjo


Rey Cheonjong


Rey Gojong


Rey Sunjong


En otra sala hay una exposición de palanquines, pero si no leímos y entendimos mal no eran para el rey sino para transportar los objetos necesarios para las ceremonias, y los había muy grandes, otros más sencillos y otros más decorados. El arte de la fotografía no se lleva bien con los cristales y la iluminación, con lo que las fotos no han salido todo lo bien que sería deseable. 


Un libro muestra con dibujos la procesión o desfile ceremonial para realizar los ritos en Gyeonggijeon, y supongo que en cualquier edificio en el que se celebraran. 


Pero nada mejor que ver esta procesión en tamaño miniatura o de juguete, y realmente impresiona ver la cantidad de personas que tomaban parte en ella. Cada cultura tiene sus ritos y sus representaciones en figuras, aunque en este caso no se realizan en las casas particulares como el Belén de Navidad. Es divertido fijarse en las caras de las figuritas, algunas son muy simpáticas, con gesto de sonrisa o incluso de concentración pero lo más llamativo sin duda es la parafernalia que montaban para estos ritos. 




Terminamos la visita de esta exposición en una sala donde se exhiben algunas fotos de la familia real de la dinastía Joseon. 

Los reyes Gojong y Sunjong (padre e hijo)


La reina Myeongseong (esposa de Gojong) -con una cara de enfado tremenda o eso parece-


El rey Gojong en un palacio que no he conseguido identificar, y su corte de funcionarios


Cuando salimos de la exposición la lluvia ha cesado pero no continuamos la visita por el recinto del Gyeonggijeon y salimos al corazón del Pueblo hanok de Jeonju