Salimos de Mingun Paya y continuamos andando por la carretera (que no
hay aceras, no es que seamos osados, y si hay algo parecido a un arcén
suele estar ocupado por puestos de venta) y aquí tenéis el medio de
transporte alternativo a los pies, una carreta tirada por bueyes, pero
no es necesario su uso, porque las distancias no son largas, aunque resulta
simpático y posiblemente para la vuelta al embarcadero se agradecerá,
sobre todo si el calor aprieta.
Pasamos junto a la Molmi Paya, cuya estructura nos había llamado la atención destacando entre la vegetación desde Mingun Paya.
En
su interior, la estatua de un monje (sayadaw) de Molmi, un famoso abad
budista de este pueblo cercano, que realizó la proeza de recitar de
memoria 16.000 páginas del Tripitaka en mayo de 1954 en Rangún (en este
año así se llamaba Yangón), y por ello en 1985 entró en el Libro
Guinness de los Records. Todo es curioso, hasta las gafas que le han
colocado a la estatua. El monje falleció en 1993.
El exterior de la pagoda está decorado con estatuas del monje, y un jardín alrededor que es agradable, y que con su verdor aporta frescura.
Volvemos a caminar por la carretera, y más adelante hay un pabellón con tejados de madera, en sustitución de uno anterior que fue destruido en el terremoto de 1838.
En
su interior se encuentra la campana de Mingun; ya que Mingun Paya iba a
tener un tamaño impresionante, su campana no podía ser menor, así que en 1808 el
rey Bodawpaya ordenó construirla, midiendo 4 m de altura y más
de 5 m de boca. Tras finalizarse su fundición, Bodawpaya ordenó la
ejecución del artesano para que no pudiera crear otra igual. Pesa 55.555
viss (unas 90 toneladas), y por ello su anclaje al suelo y al techo está
reforzado; por supuesto tras el terremoto terminó en el suelo.
El peso está escrito en la campana, pero solo lo entenderán aquellos que hablen birmano o tengan un diccionario a mano.
Niños
y mayores jugamos a entrar dentro de la campana, y por favor que a
nadie le dé por golpearla con fuerza para que suene y resuene cuando
estemos dentro.
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