Sin
nada de nubes
Hoy a las 7 de la
mañana tenemos la excursión, con lo que toca madrugar, para tener tiempo de
desayunar con más o menos calma, pero con el bullicio de la cafetería del hotel no es
tarea fácil encontrar esta calma. Viene a buscarnos al hotel Bernie, y en la minivan ya hay tres
ingleses, y luego pasamos por otro hotel donde suben otra pareja de ingleses,
parece que el idioma va a ser mayoritario y no precisamente el nuestro.
Afortunadamente al llegar a la reserva nos separamos, y afortunadamente
nosotros iremos solos con Bernie, ¡esto es un pleno total!
Vamos a pasear por la
Reserva Biológica Bosque Nuboso de Monteverde, cuyo nombre ya es algo mágico,
parece sacado de un cuento. La reserva comprende una selva que en la mayoría de las ocasiones está envuelta en
una neblina, de la que por supuesto recibe el nombre, aunque hoy no es ese día, y nos hubiera gustado, por lo menos un
momento, tener esa bruma mágica. Ocupa 105 km2, en los que encontrarse con bromelias, musgo,
arroyos, helechos y fauna (esta siempre depende de la suerte y de estar en el
momento apropiado). Está gestionada por el Centro Científico Tropical, y es de
propiedad privada, ya que surgió por el empeño y el deseo de la comunidad local
de preservar la zona. En teoría hay cupos de entrada, con lo que si se desea
visitar por libre mejor llegar a hora temprana; en caso de hacerlo con guía
(que creo que también se puede contratar allí directamente) ellos se encargan
de gestionar la entrada y por tanto está asegurada.
El paisaje de entrada
es uno de los que más nos ha impactado, ese musgo que lo cubre casi todo, la
humedad, lástima de la neblina que no esté presente para tener el ambiente
completo, y es que en tiempos pasados el bosque solía estar cubierto por ella un 80%,
pero por el cambio climático se va perdiendo, así que puede que tristemente la
reserva pierda su coqueto apellido.
En la reserva están
señalizados los senderos para tener una mínima orientación, pero nosotros vamos
despreocupados siguiendo los pasos de Bernie, que nos pregunta por nuestras
inquietudes, a lo que contestamos que las tenemos todas, flora y fauna, todo
aquello que nos quiera enseñar (verbal y visualmente) será bien recibido, nos
gusta aprender y conocer.
Bernie nos cuenta que,
aunque pueda parecer increíble, Costa Rica sufrió una fuerte deforestación por
la industria maderera, perdiendo gran parte de sus bosques, así que muchos de
los que hoy podemos ver son bosques secundarios, regenerados poco a poco tras
la paralización de esta industria en muchos de ellos.
Para nuestra fortuna,
y lo hemos echado en falta en las excursiones realizadas hasta el momento, Bernie va cargado con un
telescopio terrestre, y gracias a ellos (humano y técnica) los animales están más a nuestro alcance; él los
divisa como si no fueran nada, enfoca el telescopio y nos deja mirar. Luego por
el objetivo del telescopio coloca el móvil para hacer fotografías. Gracias Bernie por tu saber
y paciencia.
Así podemos ver un bonito tucán verde o esmeralda. ¡Un tucán! ¡por fin
un tucán!, y con él aprendemos el verbo perchado, es decir, posado.
La vegetación sigue
encontrando los rincones donde asentarse.
En algunos momentos esta vegetación es una auténtica verja
natural.
En otras, parece que está tejida por una dulce ancianita
con infinita paciencia; ya sé, la acción de los insectos, orugas u hormigas no
tiene nada de romántico, pero es que parece que han realizado una labor de ganchillo en estas
hojas.
Volvamos a las flores un momento, una amapola de montaña,
que es familia del cacao y del algodón, que además está indicada para curar las
infecciones urinarias.
Imágenes de la vegetación que nos ofrece sus mejores estampas. Todo nos parece precioso.
La mitad de un tronco vacío ha sido ocupada por el agua de
lluvia, y en ella viven unos renacuajos hasta que terminen su crecimiento. La naturaleza en vivo.
Por la forma parece el desarrollo de un helecho,
por lo menos me recuerda a los que vimos en Nueva Zelanda. A mi me parece el mango de un bastón.
Un caracol carnívoro, que con este nombre no apetece tocar
ni acercarse, es como una película de terror en la que de repente el caracol
abre la boca llena de dientes afilados…y...
Como en un cuento te asomas, con algo de respeto, al
interior de un grandioso árbol.
No todo son bonitas
flores, grandes árboles, lindos pájaros, también hay otros animales que no me
gustan nada pero que allí puestos tienen su puntito, como esta oruga cobijada
de la lluvia bajo una hoja.
Nosotros seguimos a
Bernie y sus indicaciones, por lo que reflejar el recorrido que hicimos es
imposible, pero sea como fuera nos llevó hasta tener la visión de una pequeña
cascada. Lo mejor del momento es que a pesar del tráfico humano que había en la reserva, no estábamos todos concentrados en el mismo lugar y a la misma hora, por lo que disfrutamos de la cascada en tranquilidad.
Os presento a Bernie
-un guía amante de la naturaleza, de su trabajo, de su país- en plena
observación, buscando con su telescopio el ofrecernos una buena visión.
Así nos enseña
estas pequeñas y bonitas flores que reciben el nombre de labios de novia... aunque hay comentarios sobre la localización física corporal
de los labios de esta novia.
Bernie va atento a
los sonidos, así puede intentar encontrar a los pájaros, aunque en muchas ocasiones suenan por un lado
y están en el contrario, un método defensivo. De esta manera nos presenta a una
reinita cabecilistada.
Un helecho nos
serviría de refugio en caso de que se pusiera a llover.
Bernie nos enseña a
un colibrí en su nido, colibrí que no deja de moverse, como en vigilancia
total, ya que debía estar incubando los huevos.
Más adelante, Bernie
se acerca a un árbol e ilumina su tronco con la luz del móvil, para luego
pedirnos que nos acerquemos.
Allí están unas
mínimas bellas orquídeas lepantes, ¡espectacular!
Y en el suelo un milpiés, con cuatro patas en cada segmento, que son unos buenos
colaboradores en la descomposición de las hojas y de la materia orgánica, de
modo que la vida continúa.
Por fin, nuestros ojos
son bendecidos con la bonita visión de un perezoso, que ya no es una bola peluda en la lejanía, ahora es una auténtica bola peluda que se ve perfectamente.
¡Espera! ¡No está
solo! ¡Está con un bebé! La espera ha merecido la pena, y además Bernie está
emocionado con la escena, que no es para menos.
Emprendemos el camino
de salida, pero Bernie comienza a correr, y nosotros detrás de él, por supuesto, que los animales no
esperan para que los veas. Camuflada una serpiente lora venenosa, que es una
preciosidad a pesar de su veneno hemotóxico, que no suelen producir la muerte.
También vimos algunos
monos aulladores, pero más que verlos los oíamos, que estaban muy
revolucionados.
Salimos del bosque nuboso
y Bernie nos deja en la cafetería, allí ya están los compañeros ingleses
tomándose un café. El reclamo de este establecimiento son los bebederos para
los pájaros, principalmente colibríes, bebedores que no están permitidos pero había al menos diez o quince, y no sólo paraban colibríes.
Impresionante su
infinito e incansable aleteo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario