1 de junio de 2016

Uzbekistán - Bukhara - Parque Samani - Mausoleo de Ismail Samani - Mausoleo de Chashma Ayub - Museo Memorial del Imán Al-Bukhary


Santos mausoleos

Nuestro segundo día en Bukhara, comenzando las visitas por la parte oeste de la ciudad, llegando hasta el parque Samani, donde hay instaladas -una casi constante en los parques uzbekos-, algunas atracciones de feria, destacando por altura y colorido una noria, que a simple vista no ofrece mucha seguridad con esos hierros envejecidos. Llamativo nos resulta el gran anuncio de Coca-Cola, ha llegado la globalización. 



No paseamos por el parque, directamente nos dirigimos al Mausoleo de Ismail Samani o de los Samani, construido en el año 905, alrededor del cual había un cementerio. 


El mausoleo es el monumento musulmán más antiguo de la ciudad, y posiblemente una de las construcciones más robustas de la ciudad, al tiempo que una de las más interesantes y atrayentes. Tiene una estructura muy original, y afortunadamente apenas se ha restaurado, ya que sus muros de 2 m de espesor le han ayudado a conservarse, además de haber estado cubierto por tierra durante mucho tiempo, siendo descubierto en el siglo XX.


Presenta forma cuadrada, por los elementos sagrados, y tiene cuatro puertas, aunque solo una de ellas está abierta, las otras tres presentan una celosía de madera que las hace asemejarse a ventanas, además de no tener escalones. 


El edificio está decorado con símbolos zoroástricos, como círculos y cuadrados anidados. 




El interior es casi diáfano, presidido por una cúpula y decorado igualmente con símbolos. 



El mausoleo es lugar de peregrinación, y antes de ir a La Meca es una visita obligada, así como otros mausoleos uzbekos. En su interior, la tumba de Ismail Samani, que la mandó construir él mismo, fundador de la dinastía Samánida, dinastía que gobernó aproximadamente 100 años, que también alberga a su padre y uno de sus nietos.

Yo entendí que para tener buena suerte había que dar tres vueltas a la tumba en dirección de las agujas del reloj, pero cuando andaba volteando la segunda, una de las vendedoras, que estaba en el interior, se apiadó de mí y me dijo que no, que estas vueltas se dan en el exterior, alrededor del mausoleo. 


Esta mañana no fue posible obtener una de esas fotos “Kodak” del mausoleo, ya que la posición del sol no lo hacía posible, así que una tarde paseamos por la ciudad y por el parque Samani a nuestro aire y ritmo, y finalmente la obtuvimos, el reflejo del mausoleo en el estanque que hay junto a él. Creo que es uno de los edificios más bonitos del país, con o sin reflejo.


Frente al Mausoleo de Ismail Samani está el mausoleo de Chashma Ayub, una tumba construida entre los siglos XII-XVII ( entre ampliaciones y remodelaciones) junto a una fuente o pozo, que también es un importante lugar de peregrinaje.





El nombre Chashma Ayub significa manantial de Job, y la leyenda cuenta que el manantial surgió después de que el profeta Job (Ayub) clavara su bastón en este lugar cuando la ciudad estaba padeciendo una importante sequía. La leyenda ampliada cuenta que Ayub era un hombre rico de Hebrón, y para probarle Alá le envió a Shaitan (Satán), y a su vez le colmó de miseria, dolor, enfermedad y sufrimiento, haciendo que el cuerpo y la piel de Ayub fueran totalmente irreconocibles, llegando de esta forma a Bukharaa. A pesar de todo, Ayub no perdió su fe, y esperaba la misericordia de Alá mientras continuaba realizando sus oraciones. Pasado un tiempo Alá le envió al arcángel Gabriel, que le ordenó que golpeara el suelo con sus pies, tras lo cual brotó el agua del suelo, agua que curaba las úlceras de la piel. Lo que me resulta curioso de la historia es que finalmente cristianos, judíos y musulmanes tienen la misma veneración por el santo Job, ¿realmente la religión nos separa?


Es un edificio multiusos y bien aprovechado, por un lado, el pozo, al que acuden los habitantes a recoger agua o a beberla, ya que es saludable. Por otro, acoge un museo del agua, que aún siendo pequeño resulta ilustrativo e interesante.

Un mapa de los estanques de Bukhara a principios del siglo XX; y ¡madre mía!, la ciudad parecía una gran piscina a la que hubieran troceado. Lástima de la no limpieza y cuidado de estos estanques y que por ello sus aguas provocaron epidemias. 


En las paredes cuelgan fotos con porteadores de agua, cuyos odres eran los pellejos de los animales.


Mapa con los haman (baños) de Bukhara a finales del siglo XIX y principios del XX. 


Y finalmente la razón de ser llamado este lugar mausoleo, la tumba de Hafiz Hajji Gujori, un destacado experto en hadices (dichos y conversaciones del profeta Mahoma), teólogo y autor de tratados históricos, que murió en 1022. La información de esta tumba vuelve a ser confusa, según unas fuentes se trata de Gujori, y según otros de la pseudo tumba de Ayub, pero es que el honor de su enterramiento está disputado por otros lugares; yo tengo la duda de si es uno u otro, o a lo mejor incluso los dos. 


Frente al mausoleo de Chashma Ayub, el Museo Memorial del Imán Al-Bukhary, un moderno edificio diseñado por el arquitecto Zoirsho Klichev, que fue inaugurado en 2001. En medio de los dos edificios, el Central Bazaar




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