¡Justicia!
Después de nuestra pequeña parada en la plaza Yungay del barrio homónimo, por la calle
Santo Domingo llegamos a su cruce con la calle General Bulnes, donde nos
sorprende a la vista un palacete, y es que entramos en el Barrio Brasil, no hay una barrera definida entre este barrio y el
de Yungay, sencillamente aparecen construcciones más ostentosas, aunque se
siguen manteniendo las casas populares. Entre los palacios que se mantienen, no siempre en el mejor estado de conservación posible o idóneo, el palacio Alamós, construido entre 1921 y
1925.
Al llegar a la
avenida Ricardo Cummings giramos a nuestra derecha por ella.
A principios del
siglo XX el Barrio Brasil era una zona residencial elegante, pero en la década
de 1940 sus adinerados residentes comenzaron a trasladarse al norte, y
posteriormente, el barrio quedó separado del resto de la ciudad por la
construcción de la autopista, cayendo en el olvido (menos para sus habitantes,
claro); a causa de este olvido el barrio se salvó del desarrollo urbanístico y
muchas de sus mansiones se han conservado casi intactas (y es que decir
intactas en Santiago es muy difícil, bien por su deterioro, bien por sus
pintadas sucias o por su grafitis simpáticos).
Giramos por la calle
Compañía de Jesús para encontrarnos con el convento
e iglesia de la Preciosa Sangre, construida a partir de 1875 y finalizada
en 1905, que llama la atención por su colorido bermellón, color que no sé si tiene alguna explicación, ¿imitación a sangre por el nombre de la iglesia?
¿recordatorio colonial?, no es la primera iglesia que vemos en Santiago con una fachada en tono granate. Es una obra a medias entre los arquitectos Chelli
(falleció durante la construcción) y Cremonesi.
La calle Compañía de
Jesús llega hasta la plaza Brasil,
un pulmón verde del barrio, que recibió este nombre por la Embajada de Brasil, que se situaba en un palacete junto a ella.
En la plaza una placa
conmemorativa al cantautor brasileño Antonio Carlos Jobim.
En el centro de la
plaza lo que destaca sobre todo es un área destinada a juegos infantiles,
inaugurados en 1993, obra de la artista Federica Matta, en los que se
representan elementos geográficos (volcanes) y culturales de chile. Les falta
una mano de pintura (como en tantos y tantos lugares de la ciudad) para que el
conjunto resulte perfecto, pero claro, mantener estos juegos que deben ser
utilizados continuamente representaría un alto coste, y el país necesita inyectar pesos para otros menesteres menos lúdicos y más necesarios y vitales, pero creo que merecería
la pena hacer un pequeño esfuerzo.
En el paseo
Huérfanos, que bordea la plaza en uno de sus laterales, se puede ver una casa
de estilo colonial, creo que actualmente ocupada por la Universidad Academia de
Humanismo Cristiano.
A la derecha de esta
casa, la Fundación Víctor Jara o
Galpón Víctor Jara, un centro cultural en el que se realizan exposiciones de
fotografía, pintura, escultura, espectáculos de música y danza, teatro… En este
año, 2013, el galpón fue clausurado por las autoridades al no disponer de
permiso de edificabilidad y por otros problemas administrativos.
En el corto rato que
estuvimos allí notamos que Víctor Jara tiene mucho tirón ya que no dejó de
pasar gente buscando el galpón, haciendo fotografías a su exterior.
Victor Jara era
militante del Partido Comunista de Chile, activista político, profesor,
director de teatro, cantautor, músico, todo truncado con el golpe de Estado de 1973. Víctor fue uno de los artistas de la Nueva Canción Chilena, siendo
además director artístico del grupo Quilapayún. Con la llegada a la presidencia
de Chile de Salvador Allende fue nombrado embajador cultural.
Víctor Jara fue
detenido por los militares al día siguiente del golpe de Estado en la Universidad junto a alumnos
y profesores, siendo trasladado al Estadio de Chile,
torturado (en su afán de dañar y humillar le llegan a romper las manos) y
finalmente asesinado tras cuatro días (que serían como años); su cuerpo en
encontrado el día 19 con 44 impactos de bala. El Estadio ha sido renombrado en
su honor con su nombre.
Estando preso Víctor
escribió su último poema, Somos cinco mil.
Somos
cinco mil
En
esta pequeña parte de la ciudad.
Somos
cinco mil
¿Cuántos
seremos en total
En
las ciudades y en todo el país?
Solo
aquí
Diez
mil manos siembran
Y
hacen andar las fábricas
¡Cuánta
humanidad
Con
hambre, frío, pánico, dolor,
Presión
moral, terror y locura!
El 22 de septiembre
de 1973 el astrónomo soviético Chernykh bautizó como Víctor Jara a un asteroide
del cinturón principal descubierto por él.
Recordemos a Víctor
Jara con una de sus canciones, y unámonos a la petición de ¡Justicia para
Víctor!, justicia en la que sus torturadores tengan un juicio por su crimen, y ¡Justicia! para los ciudadanos anónimos que fueron asesinados o desaparecidos.
Bruce Springteen en
su reciente concierto en Santiago homenajeó a las víctimas del golpe de Estado de 1973 y a Víctor.
Salimos
de la plaza Brasil por la arbolada en el centro avenida de Brasil, donde hay
una importante (y abrumante) concentración de talleres mecánicos o tiendas de repuestos para
vehículos.
Un mapa del recorrido:
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