Un
volcán con vistas a una vaca
Ya hemos conocido, y aprendido algo de su geología, la base del cono volcánico
Seongsan Ilchulbong (mirar mapa) en la playa donde faenan las mujeres haenyeo, con
lo que ahora toca ir a conocerle por completo.
Desde el coche esta es la visión que hemos tenido para llegar hasta él,
a sus pies el pequeño pueblo Seongsan-ri.
Como si fuera un camino plagado de hormigas se
encuentra el sendero que conduce hasta la cima.
Con el ascenso comienzan las vistas.
Al frente, el llamado Pico de la Salida del Sol
Ilchulbong de la Montaña Seongsan, que recibe este nombre porque es el primer
lugar de Corea en recibir el sol, y seguramente realizar la ascensión a
primera hora de la mañana y contemplar esta salida solar tiene que ser un
impresionante espectáculo visual, de los que se quedan en la mente y en el alma.
El camino de subida pasa por la roca llamada Deung Gyeong Dol,
formada por un proceso de erosión desigual de las capas de ceniza volcánica al
caer la lluvia sobre ella.
Los habitantes de Seongsan-ri tienen la costumbre
de hacer cuatro reverencias al pasar, las dos primeras para la diosa Seulmondae
Halmang (la abuela Halmang), creadora benevolente y hermosa de la isla, y los
dos últimos para el general Kim Tong-Jeong, que se sacrificó por la protección
del país al final de la Dinastía Goryeo. Nosotros no hacemos ninguna reverencia.
La leyenda cuenta que la abuela Seulmondae
transportaba la basura o las impurezas con su falda para construir la isla durante
el día, y por la noche cosía su falda desgarrada por el trabajo, y precisamente en esta
roca colocaba la lámpara para realizar la costura.
La subida no es excesivamente larga pero a mí, y a
muchos otros a los que oigo respirar y veo sus caras de sufrimiento, me cuesta
mucho, me concentro en que el esfuerzo merece la pena y agradezco el día sin
sol a pesar de que esto mermará las vistas, pero con el sol a plenos rayos y
sin sombra hubiera sido matador y tengo mis dudas de que yo hubiera podido completar la subida bajo el sol abrasador, aunque creo que mi pundonor hubiera tirado de reservas hasta el límite, al alto precio de parar el ritmo durante el resto del día.
Por fin llegamos a la cima, hacia un lado las
vistas hacia el pueblo de Seongsan, su playa y su puerto.
Hacia el otro lado, Seongsan Ilchulbong, un cono de
toba formado hace más de cinco mil años por una erupción en el mar a poca
profundidad. Tras la erupción el cono era una isla que empequeñecía por efecto
de la erosión de las olas, y los materiales erosionados fueron transportados
hacia el suroeste, a lo largo de la costa oriental de la isla. El cono se
convirtió en lo que vemos actualmente, una isla conectada por un tómbolo.
El cono está sustentado por lava muy permeable, y
cuando se produjo la erupción hace cinco mil años el magma ascendente interactúo
con el agua subterránea, provocando una erupción hídrica muy potente.
Ilchulbong es uno de los 360 volcanes parásitos que
salpican la isla, se halla a 182 m de altura y tiene forma de ponchera, pero no
hay un lago en su interior porque la piedra volcánica es muy porosa, sin
embargo, el cráter es muy boscoso y está cubierto de abundante vegetación.
Recompensa el esfuerzo de la subida por ver el cono
y su silueta de rocas afiladas recortada frente al mar, que es la principal diferencia con el cráter Sangumburi.
El cráter tiene un
diámetro de 600 m aproximadamente y 90 m de profundidad.
Con la satisfacción de haber estado en el borde del
cráter disfrutando del paisaje, de la naturaleza y de aprender más de su
fuerza, emprendemos, el ahora sí, agradable camino de descenso.
A la derecha de la fotografía se puede ver el
camino de descenso, que va bordeando el acantilado que conduce a la playa donde
vimos faenar a las mujeres haenyeo.
El camino de bajada, aparte de ser menos costoso,
es reconfortante visualmente sobre los acantilados, ya que hay una parte de este camino que pasa bordeándolos.
Desde el acantilado se puede ver la isla de Udo, a la que se puede llegar
en ferry en un viaje de quince minutos, que tiene la única playa de arena
coralina de Corea. El nombre de la isla proviene de su forma, dicen que se
asemeja a una vaca acostada en la hierba, sobre todo parece que se distingue la
cabeza (yo la semejanza no se la encuentro). El carácter chino para la “u”
significa buey, y do ya sabemos que significa isla.
Desde la playa donde mostraban su trabajo las
mujeres haenyeo se puede tomar una pequeña barca para ver Seongsan Ilchulbong
desde el mar, que posiblemente no impresione tanto como asomarse a su cráter,
con lo que un viaje en helicóptero o en globo aerostático me parecen
alternativas más interesantes, pero con más tiempo disponible no hubiera dicho que no a
este paseo marítimo, incluso con el riesgo de acabar mareada.
Con altura, desde helicóptero, avión, avioneta, globo la visión increíble que se obtiene de este cráter, Seongsan Ilchulbong, es asombrosa y de una belleza magnífica y brutal.
Fuente: ijto.or.kr
Y por una foto como esta, al entrar como una de las nuevas maravillas naturales del mundo declaradas por la Unesco, Corea del Sur surgió como posible destino vacacional en noviembre de 2011, aunque Corea siempre ha estado muy presente en casa, los maestros de taekwondo dejaron su huella y de esto hace mucho tiempo, algo más de la mitad de nuestra vida.
La isla de Jeju-do tiene declarados tres maravillas: el pico de Seongsan Ilchulbong, el monte Halla y el sistema de tubos de lava Geomunoreum, donde visitamos la fascinante cueva Manjanggul.
Muy interesante todo lo que nos muestras de la isla, sus entrañas, su verde exterior y las costumbres de sus gentes.
ResponderEliminarMuchas gracias y besitos.
Gracias a tí Enrique, esta isla es puro verdor volcánico, aunque parezca tan contradictorio.
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