Una mirada al viaje
Este viaje ha sido como un golpe asiático, directo al estómago, al corazón y a la conciencia. Lo primero es fácil de entender, cambio de continente y cambio de cocina, que ha sido satisfactorio en la mayoría de las ocasiones, que habéis podido comprobar y “disfrutar" con vuestros propios ojos.
Lo segundo también es fácil, gente y cultura diferentes que en la mayor parte de las ocasiones te sacan una sonrisa, bien por la situación, bien por las miradas y sonrisas enviadas; hombres, mujeres y niños con vidas diferentes a las que conocemos en nuestro día a día, y eso que no ha habido un contacto muy directo, pero las diferencias se notan. Y también te sacan las lágrimas porque notas su tristeza en ocasiones o su lucha diaria para sobrevivir.
Y la conciencia, esa ha sido la parte más dura, la que siempre temía al pensar en un destino de esta índole y con la que tendré que seguir enfrentándome en futuros destinos, por mi falta de firmeza y hasta cobardía por no actuar solidariamente. Países que han sufrido lo suyo y que pagan las consecuencias de la búsqueda del “desarrollo” de una u otra manera.
Lo segundo también es fácil, gente y cultura diferentes que en la mayor parte de las ocasiones te sacan una sonrisa, bien por la situación, bien por las miradas y sonrisas enviadas; hombres, mujeres y niños con vidas diferentes a las que conocemos en nuestro día a día, y eso que no ha habido un contacto muy directo, pero las diferencias se notan. Y también te sacan las lágrimas porque notas su tristeza en ocasiones o su lucha diaria para sobrevivir.
Y la conciencia, esa ha sido la parte más dura, la que siempre temía al pensar en un destino de esta índole y con la que tendré que seguir enfrentándome en futuros destinos, por mi falta de firmeza y hasta cobardía por no actuar solidariamente. Países que han sufrido lo suyo y que pagan las consecuencias de la búsqueda del “desarrollo” de una u otra manera.
En el caso de Vietnam, una economía comunista que se abre al capitalismo y que es una contradicción en sí misma, con carteles propagandísticos del Partido Comunista en cada esquina y con un materialismo creciente a pasos agigantados. En el caso de Camboya las cosas son más difíciles, la pobreza es mayor, los niños están aprendiendo a vender sonrisas con souvenirs y están descubriendo un mundo a través de nosotros, los turistas, que no tengo claro ni seguro que sean favorables, ¿tener más es bueno?, y me lo pregunto yo desde mi viaje de placer y desde mi vida española de tranquilidad y sin faltas.
Vietnam ha sido un país muy interesante de conocer, y una pena no haber podido alargar más para conocer más, porque a cada momento era una sorpresa en paisaje o arquitectura o historia. Nos ha faltado la parte centro-sur, con sus playas y sus torres chams, el noroeste con sus montañas y sus terrazas de arroz, el interior con sus tribus y parques naturales, sacarle el jugo a Saigón…lo justo para montar otro viaje a nuestro aire si es posible. Me habían hablado maravillas del país y no me ha decepcionado, pero el tener esa mezcla de comunismo-capitalismo le hace perder parte de su esencia, que de alguna manera es su nueva esencia.
Camboya ha sido una perla, de Angkor tenía grandes esperanzas y las ha rebosado con creces, pero el país creo que se merece un viaje por sí mismo, sus paisajes son más vírgenes y además tiene una historia para conocer in situ y no solo en los libros o documentales, una historia trágica de asesinatos entre hermanos, los jemeres rojos masacraron a sus compatriotas y esta historia se escribió en todo el país pero sus huellas físicas se encuentran principalmente en Phnom Penh, aunque las huellas del dolor se encuentran en sus habitantes.
En Angkor necesitaría una semana a nuestro aire, aprovechando al máximo las mañanas, desde el amanecer para disfrutarlo cada día en un templo o estanque, descansando parte de la tarde y volver a disfrutar de los atardeceres mágicos, incluso me decantaría por intentar hacer las rutas a pie que hacían los visitantes de comienzos de siglo, de varios kilómetros.
Singapur ha sido una auténtica sorpresa, no tenía claro que nos encontraríamos y me ha gustado mucho, como para pasar tres o cuatro días en ella para disfrutar de la ciudad y de sus alrededores, que tiene bastantes lugares interesantes. Un combinado con Malasia puede estar bien.
Lo que me parece terrible de Singapur es su circuito de F1, al igual que el de Mónaco afea la ciudad, y ni aun siendo un fanático de las carreras esas verjas pueden convencer de que un circuito urbano la favorecen, otra cosa es el dinero que se ingresa pero no deja de ser espantoso y provocar incomodidad.
Lo malo, que realmente es bueno, es que Asia tiene mucho que ofrecer y antes tendremos que pasar por muchos países antes de repetir, pero si en cualquier escapada sobran días tengo claro que volveremos a Angkor, porque necesito más de sus piedras mágicas.
Buscando información por internet aparecen millones de páginas, os dejo algunas que considero que tienen una muy buena información:
Y dos maravillosos blogs, de uno ya os he hablado en Angkor:
El otro hizo que Vietnam me atrapara por las palabras, por las imágenes, por las emociones, por la gastronomía, por la gente...por el autor, Alberto, un estudiante inquieto y tenaz, un viajero asiático, un apasionado de la vida (no me leerás Alberto, pero desde aquí gracias, te sigo leyendo), que ahora anda por Japón pero que no puede dejar de volver a Vietnam.
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