2 de agosto de 2016

Uzbekistán - Viaje de Shahrisabz a Samarcanda - Hotel Grand Samarkand Superior - Restaurante Old City (Samarcanda)


Carne de altura

Terminadas las visitas en Shahrisabz, cuyos monumentos nos han sorprendido, ya que no esperábamos tanto de ellos, sobre todo el grandioso palacio Aksaray, continuamos viaje a la mítica ciudad de Samarcanda, situada a 85 km. En el viaje se repiten las imágenes de edificios con fachadas decoradas, edificios en estado de abandono, y glorietas con monumentos simbólicos.



Hacemos una parada en el paso de Amankutan, a 1,788 m de altitud, con unas buenas vistas del valle. En invierno este paso puede cerrarse por la nieve, y esta fue la razón por la que Amir Timur no pudo ser enterrado en Shahrisabz, como era su deseo, y donde se encuentra su tumba vacía (o no). 


La razón para parar en este paso y mirador, para nosotros son las vistas, pero para nuestro joven guía es el hambre, hay un puesto de carne asada al que creo que no se puede resistir si pasa por aquí, pero al que nosotros nos resistimos, no sabemos el tiempo que lleva esa carne hecha y colgada a la intemperie, y si parece que ya mis intestinos quieren normalizarse, no voy a tentar a la suerte, pero tengo que reconocer que tenía buen color y olor. 


Entramos en Samarcanda, bien señalizada. 


Lo primero es ir al hotel, con cuya elección tuve algunas dudas, pero finalmente me dejé aconsejar por la agencia de viajes; a su favor, que estaba inaugurado no hace mucho; en su contra, que estaba algo lejos del centro histórico importante, ya que está situado en la llamada parte rusa, rodeado por edificios y mansiones que construyeron como viviendas los rusos cuando invadieron el país. El rimbombante de nombre, Grand Samarkand Superior Hotel, frente al hotel Grand Samarkand. De nuevo la iluminación nocturna confunde algo el uso del edificio en la noche, como ocurría en el hotel Asia Khiva



En la planta baja están la recepción, una pequeña tienda, el salón de desayunos (y supongo que de comidas y cenas si las ofrecen), y un pequeño patio muy coqueto, donde a todas horas había novios realizando el reportaje de boda, ¡que trajín!, podíamos haber hecho un catálogo de vestidos y trajes, tanto de ellos como de sus acompañantes. Entraban unos y salían otros, o directamente había dos parejas haciéndolo y otra en espera en recepción. ¡Alucinante! Hubiera sido un buen lugar para tomarse algo en la noche, pero aunque ya no hubiera novios y su corte pululando, no parecía que tuviera otro uso. 



En este patio destaca un piano, con una historia viajera: fue comprado por un rico comerciante de San Petersburgo en Dresden, como regalo para su hijo; durante el reinado del zar Nicolás II el comerciante fue exiliado a Omsk (Siberia), y el piano fue vendido en 1921 a Ashtakov, que fue invitado en 1937 a Uzbekistán en una comisión de especialistas (no detallada la función de estos en la placa que acompaña al piano), y Ashtakov se lo llevó consigo (supongo que sería para un largo periodo de estancia), y hasta aquí llego gracias a su nieto. 


El problema del hotel es que no tiene ascensor, aunque estamos en un segundo piso y podemos soportarlo, sobre todo porque las maletas nos las suben, que cargar con ellas hubiera sido otro cantar de esperas y recuperación de aliento en los escalones. 


Un pasillo quizás algo estrecho da acceso a las habitaciones. 


Nuestra habitación no es muy amplia, aunque hay sitio para que las maletas no estén molestando, y con esto ya nos basta; además con el colchón hemos mejorado bastante respecto a la dureza del hotel Asia Bukhara. El baño quizás es algo más espacioso, aunque a lo mejor nos lo parece porque en lugar de bañera tiene una ducha. 


Para nuestra pena, sobre todo para mí, la piscina, un elemento que jugó a favor de la elección del hotel, no está operativa, situada en el piso superior, y aunque no era muy grande, su tamaño era lo justo para un refrescante chapuzón.  Tampoco está operativo lo que se supone un bar alrededor de ella.


Decidimos que hoy el tiempo libre que tenemos hasta que Oyott pase de nuevo a por nosotros para la cena, lo vamos a aprovechar para descansar y no exploramos la ciudad, ya tendremos tiempo para hacerlo, hoy ducha, descanso y deshacer maletas.

Para cenar hoy nos toca en el restaurante Old City


El local es coqueto, y cuando entramos uno de los grupos de españoles con los que coincidimos en Bukhara, un grupo de salmantinos con mucha marcha y ganas de disfrutar la vida y los viajes con los que hicimos buenas migas, ya estaba cenando. 


La mesa está decorada de forma diferente, este restaurante parece que es de más nivel, no hay mantel de plástico, hay un bonito salvamanteles individual de madera. 


El pan (algo diferente) y cerveza de cada día. 



Remolacha encurtida en tiras. 


Una pseudoensaladilla, de la que intenté comer bien poco por precaución gastrointestinal. 


Unos picatostes o croutons con trozos de queso, creo que pasas, y un pseudoallioli. Estaba bueno, aunque también estuve comedida con este plato. 



Sopa de noodles con una albóndiga de pollo, albóndiga que para mi desgracia llevaba higaditos y su sabor no me gusta nada de nada; a pesar de todo, muy sabrosa en general y un caldo rico. 


¡¡¡Nos gustan las buenas sorpresas gastronómicas!!! De plato principal, cocido de garbanzos de Samarcanda, con cordero y arroz, al que le sobra el kétchup, aunque les gusta ponerlo en los platos supongo que por agradar a los comensales occidentales, y a ver como les explicas que con una buena salsa de tomate con sus buenos tomates estaría mejor. 


De postre, el típico y rico chak chak


Finalizamos la cena y aprovechamos para comprar en el propio restaurante un pequeño folleto-libro con recetas de platos típicos uzbekos, y comprobamos que a pesar de que la variedad no es excesivamente grande, se podía elaborar un menú más variado para estos días de viaje, incluyendo platos que todavía no hemos probado, y esto debe ser responsabilidad tanto de la agencia como del propio guía, que es el que puede aconsejar y pedir. Desde luego, el restaurante nos parece que es recomendable por trato, sitio y cocina (del precio, al tener las comidas incluidas no podemos hacer una valoración). 

31 de julio de 2016

Uzbekistán - Shahrisabz - Dor-ut Saodat - Hazrati Imon


Una tumba vacía (o no)

Desde el complejo Dor-ut Tilovat caminamos hacia el cercano complejo Dor ut-Saodat.  



Al igual que el complejo anterior, este también se encuentra en fase de restauración, y también le queda un buen trecho por delante si se quiere dejar inmaculado en su decoración de mosaicos, y no solo evitar su derrumbe. 



Dentro del complejo, Hazrati Imom era un gigantesco mausoleo de 3.500 m2, ordenado construir por Amir Timur en 1392, que podía haber eclipsado (aunque me parece increíble que pudiera ser) al palacio Aksaray


Apenas queda en pie la tumba de Jehangir, el hijo mayor y favorito de Amir Timur, hijo que falleció a los 24 años en 1404, y la tumba de Umar Sheikh, otro de sus hijos; aunque se cree que también está enterrado el hijo más pequeño, Djakhanghir (creo que ni restos ni prueba del carbono 14 ni ADN ni nada resolverá el enigma de los enterramientos y mausoleos en este país). Los otros hijos de Amir Timur se encuentran enterrados junto a él, en el mausoleo Gur-e-Amir, en Samarcanda



El interior del mausoleo de Jehangir es un cuadrado con cúpula, supongo que estaría decorado con azulejos y mosaicos, pero no queda nada, unas paredes desnudas y blancas con una cúpula de ladrillos. 


La tumba está tapada por una sábana, supongo que para protegerla de caída de escombros o tierra, y es posible que como un acto de respeto, porque algunas de las tumbas las hemos encontrado tapadas aunque con mantos más ricos. 


Junto al mausoleo, en un patio se sitúa la mezquita Hazrati Imon, construida en el siglo XIX, creo que sobre otra anterior del siglo XV, con un iwán con columnas. 



La mezquita, a la que no pudimos pasar o si lo hicimos no lo recuerdo, el caso es que no hay ni una sola foto de su interior, está adosada a uno de los muros del gran mausoleo. 


Supuestamente esta construcción sería el minarete asociado a la mezquita, que es de un tamaño minúsculo, y que además está adosado a otra construcción. 


Si hasta el momento todo está resultando interesante, curioso y sorprendente en tamaño, todavía nos queda por entrar en un lugar con misterio, ya que en este mausoleo se encuentra la que debería haber sido la tumba de Amir Timur, una cripta a la que se accede por unas escaleras, que fue descubierta en 1963. 




En el ataúd de piedra destinado a Amir Timur, situado en el centro de la sala, hay inscripciones relativas a su vida y parece ser que en él descansan dos desconocidos, ya que él se encuentra enterrado en el mausoleo Gur-e-Amir en Samarcanda



En los arcos de la sala y en las paredes hay grabadas citas del Corán.


Nuestros respetos señores desconocidos, tienen una tumba digna de un poderoso emir. 


29 de julio de 2016

Uzbekistán - Shahrisabz - Mezquita Kok Gumbaz - Complejo Dor-ut Tilovat


Palmeras en las tumbas


Desde el magnífico palacio Aksaray o palacio blanco, nos dirigimos hacia unas cúpulas azules que se distinguen a lo lejos, que parecen estar más lejos por el sol que nos está derritiendo en la amplia explanada que atravesamos, ¡esos árboles tienen que crecer!


La cúpula más grande corresponde a la mezquita Kok Gumbaz, construida en 1437 por Ulugbek, nieto de Amir Timur, que se la dedicó a su padre, Shah Rukh. A su lado, una madraza donde estudió el propio Amir Timur, aunque la que se puede ver presenta una factura demasiada moderna, por lo que será una reconstrucción. 


El nombre de la mezquita significa “cúpula azul”, y no hay más que comentar sobre ello, a la vista está. En su fachada destacan unas cruces que se asemejan a las budistas aunque como su brazo superior apunta a la izquierda recibe el nombre de sauvástica, y que además está algo girada. 



El interior de la mezquita está siendo restaurado, están pintado sus paredes, y parece que no quedaba ni rastro de su decoración en ellas a juzgar por el arduo trabajo. 



  
En su decoración destacan unas palmeras dibujadas en sus paredes y pechinas, realizadas por diseñadores de origen indio o iraní, que sería algo así como su tarjeta de presentación. 



El minarete fue construido con posterioridad a la mezquita. 


Nuevamente la mayor parte de las celdas de la madraza albergan tiendas, destacando los bonitos bolsos bordados de todos los tamaños, que en esta localidad parece ser que tienen su fama, aunque durante el viaje los hemos visto iguales. 


Frente a la mezquita, el complejo Dor-ut Tilovat, lugar de enterramiento de los antepasados de Amir Timur, completado en 1374, que presenta dos cúpulas. 


La cúpula de la izquierda aloja el mausoleo de Sheik Shamseddin Kulyal, tutor espiritual de Amir Timur y de su padre, terminada en 1374. La cúpula de la derecha fue construida por Ulugbek en 1438 como mausoleo de sus descendientes y recibe el nombre de Gumbasi Seyidan


A la tumba del Sheik no podemos pasar, y a la de los timúridas sí, pero su interior es un completo andamiaje. 


Atrás dejamos el complejo Dor-ut Tilovat, donde se puede ver como la cúpula del Sheik está incompleta en los trabajos de restauración y decoración, rodeada de andamios.